El Sol sale para todos. En lo que va del presente año, el Sol peruano viene posicionándose como la moneda más estable de la región, luego de que la cotización del dólar ha caído progresivamente en las últimas semanas en el país.
La estabilidad de la moneda peruana hace referencia a que las fluctuaciones diarias del tipo de cambio -hacia arriba y hacia abajo- son de menor intensidad que sus pares de la región, según el cálculo de la volatilidad histórica para los últimos 6 meses en Bloomberg.
De acuerdo al Departamento de Estudios Económicos del Scotiabank, durante los últimos tiempos fueron de inusual volatilidad para el tipo de cambio por diversos factores: la incertidumbre política tras las elecciones del 2021, el fortalecimiento del dólar ante la incertidumbre provocada por el conflicto Rusia- Ucrania, y las expectativas de alzas de tasas de interés por la mayor inflación global en el 2022.
Sin embargo, la resiliente economía peruana -que a pesar de los recurrentes choques crece más que sus pares-, los sólidos fundamentos externos, y el reconocido manejo del Banco Central de Reserva (BCR) han llevado a que el Sol peruano sea nuevamente la moneda más estable de América Latina, comentó Mario Guerrero, economista del Scotiabank.
“No obstante, los grados de incertidumbre en lo que resta del 2023 y 2024 aún seguirán siendo elevados, considerando el proceso de transición de la política monetaria de una postura contractiva hacia una posición neutral, el persistente ruido político local -por ahora de intensidad más baja- y los riesgos latentes en el contexto internacional”, sostuvo el experto.
Sol peruano, ¿el nuevo dólar sudamericano?
Según el Departamento de Estudios del Scotiabank, los balances macroeconómicos seguirán dando soporte al Sol. La balanza comercial acumula un superávit de USD 8.6 mil millones hasta febrero (últimos 12 meses), superior a los USD 7.0 mil millones de prepandemia; el nivel de reservas internacionales se aproxima a USD 75 mil millones y equivale al 28% del PBI, entre los más altos para economías emergentes.
Además, los precios internacionales, principalmente los del oro y cobre, que suben 11% y 2% en el año respectivamente, siendo los precios de metales que mejor correlacionan con el tipo de cambio; el dólar en el mundo, que se debilita 2% en el año, lo que favorece la apreciación del sol; el apetito por riesgo en los mercados emergentes, reflejado en el alza de 2.5% en los índices tanto de bolsas como de bonos de mercados emergentes; y, el comportamiento de las tasas de interés internacionales respecto de la tasa de interés en el Perú, cuyo diferencial se mantiene estable en el año.
Si bien el ruido político continúa, tiene baja intensidad sobre el mercado cambiario, siempre que no se activen temas cruciales como vacancia o cambio presidencial o la posibilidad de una Asamblea Constituyente -que parece cada vez menos probable-. La dirección de la política económica y el accionar apropiado de las principales instituciones económicas parecen ser un soporte suficiente para contrarrestar el ruido político de baja intensidad de cara al mercado cambiario.