Sin gobierno impera el caos. Sin gobernantes la ciudad es tierra de nadie, y eso pareciera estar ocurriendo en el distrito más grande el país, San Juan de Lurigancho (SJL), en donde la delincuencia, los ambulantes y la prostitución se mimetizan con los comerciantes formales de las inmediaciones de la avenida Los Jardines y las calles los Zafiros y las Orquídeas.
Los vecinos ya se encuentran cansados ante la poca o nula presencia de personal de serenazgo del distrito, o la vez en que rondan hacen caso omiso de su función fiscalizadora, permitiendo el meretricio y la venta ambulatoria en las calles del distrito. La prostitución, de manera directa, ha incrementado la apertura de hostales de bajo costo, alterando la fachada del vecindario por luces de neón.
Mujeres con diminutas prendas, en su mayoría de procedencia extranjera, se pasean incluso a la luz del día ofreciendo sus servicios sexuales a los transeúntes. Madres de familia, con sus niños al costado, observan indignadas, atinando solamente a voltear la mirada hacia otro lado.
“Todas son venezolanas. A partir de las 3 o 4 de la tarde ya comienzan a pararse ahí (en la esquina) y uno no puede salir a comprar ni a la avenida porque es peligroso. Eso trae a otras personas de mal vivir”, declara un vecino de la zona.
Una pareja de novios incluso advierte cómo ha ido cambiado la fachada de la zona, indicando que han ido proliferando más y más hostales de mala muerte.
“Toda esa avenida que antes eran casas se han convertido es puros hostales. Hostales baratos. Esos concuerdan con las chicas que paran ahí. Se ve feo, malogran la avenida”, sostienen.
Los vecinos del paradero Hacienda aseguran que ‘el oficio más antiguo del mundo’ atrae otros problemas como la delincuencia, drogas, e incluso incrementan el riesgo de contraer enfermedades como el Covid-19.
Ni qué decir del comercio ambulatorio que prácticamente ha tomado posesión de las pistas y veredas entre la avenida Los Próceres de la Independencia y la avenida Los Jardines, siendo los más afectados los negocios formales que por temor a represalias de las mafias no salen a denunciarlos.
Ni la Policía Nacional del Perú ni la municipalidad de SJL se han hecho cargo de esta otra pandemia que atemoriza a todos los vecinos de ese populoso distrito, dejando a su suerte a todo aquel que quiera cruzar por esas peligrosas calles.