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Del otro lado, de Chantal Akerman (2002)
De qué lado estás. Veamos. O eres un privilegiado o en lugar de eso estás del lado pobre de la frontera. ¿Por qué no tienes nada, o tan poco? ¿Qué pasó, tal vez alguien te lo robó? ¿En qué momento, cómo? ¿Lo sabes, te diste cuenta, harás algo? Vas, sales de aquí, para tener una vida mejor, no solo por ti sino también por los tuyos.
Puedes morir en el intento. De hecho morirás: en realidad ya estás muerto. Tus parientes hablan, con pena, por ti. De ti. De quién eras, de lo que querías y soñabas. De cómo fue tu fin buscando un nuevo principio.
El lado donde se vive bien es cada vez más pequeño, pero cada vez más grande, para ese grupo pequeño. El lado donde se vive mal es cada vez más grande: más grande pero más pequeño, con menos espacios para respirar, para vivir. Ves las caras de las personas, podrías ser tú, no eres tan diferente de ellos, ¿cuál es la diferencia? ¿El acento, el color, la ropa, el mobiliario? El miedo a qué, nos separa.
Chantal Akerman entrega una película que fluye tranquilamente y que es desgarradora. Frontera (México-USA): imagen del sueño y la pesadilla, materialización del poder y la injusticia. Imágenes de cámaras de vigilancia desde helicópteros y reflexiones de la directora hacia el final acrecientan un efecto muy especial al que llamaré un aguijón que no cesa de doler. Lo resumo así: De qué lado estás, y qué harás.
Cuarta película del Ciclo “Chantal Akerman, o: Quiero filmarlo todo. Todo lo que me conmueva”.
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