Ver en cuadros, ver como cuadros, ver cuadros; la pintura y el cine me hacen ver el arte del encuadre; y entre los directores de cine que me hacen ver más ‘el cine como encuadre’ (¿y el encuadre como cine?) Chantal Akerman ocupa un lugar muy importante.
Gilles Deleuze se refiere a la labor del creador cinematográfico como la de crear (¿otra manera de decir, o de decir aproximadamente encuadres y cuadros?) “bloques movimiento-duración”. Akerman se acerca en esta película aparentemente ‘a lo más superficial’, a lo más cotidiano, como impenetrable. ¿Qué sabes del otro si ‘solo’ ves su rostro? Rostros-cuerpos, paisajes anímicos ante la caída de un régimen (el soviético), es decir, ante de un modo de organizar la vida.
El principio del ‘después de’ un mundo que termina. Claro, y para volver al principio: cómo hacer cuadros o encuadres o bloques “movimiento-duración” en los que la vida rebalse, se salga del cuadro (¿que el fin del cuadro sea que te olvides del cuadro? O que el fuera de cuadro, creado por el cuadro, sostenga el cuadro…). Hay, en todo caso, que desencuadrar al espectador, de su cuadro, mostrarle otra manera de ver, que es otra manera de sentir, que es otra manera de ser.
Veo (ve Akerman) carreteras, naturaleza, ciudad, calles, personas y sobre todo rostros y cuerpos, y rostros y cuerpos. Veo tránsitos y esperas. Veo suaves huidas. Perplejidades ensimismadas. Veo no-lugares, como diría Marc Augé. Y lugares del desarraigo. Hay encuadres, fijos, como plantados en la tierra, y lo que fluye, y la manera en que fluye, y la gracia con que fluye, es fascinante. Veo travellings laterales, tal vez aún más fascinantes, que acarician el mundo, como un ojo-mano, con una variedad de velocidades, diría un regocijo, gusto táctil… Cada rostro es por supuesto una historia pero nunca sabrás más que lo que ves. O lo que ves ‘de pasada’ es todo tu saber. ¿Sabes siquiera qué es lo poco que ves, que además es lo (supuestamente) más superficial, eso que llamas ‘mirar gente’, y qué sacas de eso? Es ‘solo’ la vida, el poder de este arte, su manera clara e inexplicable de registrar presencias, su examen sensorial, sensual, fisiológico, de lo evidente y rigurosamente inexplicable.
Segunda película del Ciclo “Chantal Akerman, o: Quiero filmarlo todo. Todo lo que me conmueva”.