Cultura

Del cuarto rojo, una aproximación al artista vanguardista Rafael Hastings

El músico Manongo Mujica y la coreógrafa y bailarina Yvonne von Mollendorff, nos invitan a presenciar «Del cuarto rojo», una experiencia sensitiva nunca antes vista en el Perú desde este 5 de mayo en el MAC.

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Manongo Mujica e Yvonne von Mollendoff.

Por Raúl Villavicencio

Faltaría una vida más para tratar de explicar la obra artística de Rafael Hastings (1945 -29 de marzo de 2020) para al menos aproximarnos a sus “contradicciones de una manera consecuente”, tal como él trataba de describir esa eterna búsqueda de muchas cosas en la vida, esa que por ratos estaba llena de muchos silencios, y otras tantas de paisajes envueltos en melodías, textos y poemas.

Quien mejor que Manongo Mujica, amigo de toda una vida, y de Yvonne von Mollendoff, esposa, compañera y confidente de Rafael, para que a través de la música, la danza y las pinturas podamos nuevamente sentirlo en la exposición artística Del cuarto rojo que se presentará del 5 al 8 de mayo en la Sala 2 del Museo de Arte Contemporáneo (MAC), avenida Grau 1511 – Barranco, con el auspicio de Iberescena.

Señor Mujica, cuéntenos de la obra Del cuarto rojo, ¿Cuál es el motivo?

El motivo es la extraordinaria contribución de [Rafael] Hastings en nuestras vidas y del arte contemporáneo del Perú; esa es la única razón de esto.

Cualquier amigo no le hace un álbum.

Rafael no es cualquier amigo, es EL amigo.

Háblenos sobre él ¿Qué recuerdos?

Es difícil porque como persona era un ser múltiple y con múltiples intereses, además. Yo creo que él tenía una esencia que cuestionaba todo, tenía la necesidad de comprender ciertas verdades y el arte era su manera de buscar.

Él buscaba a través del arte, del arte como algo grande, habría que redefinir qué cosa es el arte, que el día de hoy es una palabra muy gastada. La pregunta de qué cosa es el arte entonces, para qué sirve, yo creo que Rafael lo enfocaba en relación a su vida, a su capacidad de vivir y ser consecuente con su estética, con su silencio, con sus amigos, esa necesidad de enfrentar sus contradicciones siendo consecuente. Entonces a mí me unió con él el pasado precolombino, teníamos esa misma pasión, porque descubrimos juntos Paracas.

Dio la casualidad de que él consiguió un productor en la época de [Juan] Velasco Alvarado, cuando era la ley de la obligatoriedad del cortometraje, que consistía en mostrar trabajos de cineastas peruanos antes de la proyección de las grandes películas. Esta ley para Rafael fue muy importante porque pudo producir una serie de películas que no se habían hecho nunca en el Perú sobre el Templo de Sechín, sobre Paracas, y yo acababa de terminar una música para la obra de coreografía de Yvonne [von Mollendorff] sobre la vida de Flora Tristán; Rafael escuchó esa música y le encantó, entonces me dijo: Manongo quiero que tú hagas la música de mis películas. Fue así que nos embarcamos en unos viajes por todo el Perú para descubrir esa esencia milenaria que tiene el desierto y la costa peruana que tiene una belleza que no hay palabras para transmitirla, y que yo creo que solamente Reynaldo Luza o Jorge Eduardo Eielson, más tarde Ricardo Wiesse ha ahondado en ello, pero el ahondamiento mío y de Rafael fue como si ese desierto fuese nuestro hogar.

Esa multiplicidad que nos comenta ¿la vamos a encontrar en la nueva obra?

Sí, cuando Rafael nos deja, esto fue exactamente hace dos años justo cuando empezaba la pandemia yo me encontraba en el desierto. Fue un golpe tan fuerte que justamente empecé a dialogar con él; él seguía en mí y seguramente yo seguí en él.

Fue ahí que me di cuenta que era una oportunidad única de hacer algo creativo sobre esa situación, y así empecé a escuchar una serie de cosas que siempre me habían interesado desde mi época de Londres, que a propósito compartí con Rafael a pesar de no habernos conocido, cuando estaba frente a un cuadro de [Yves] Tanguy, de pronto empecé a ‘escuchar’ el cuadro.

Eso una vez se lo conté a Rafael y le impactó mucho. Le dije que era posible ‘escuchar’ la pintura, así como es posible también ‘ver’ la música.

Es como si tuvieran textura sus obras.

Exactamente, es un trabajo muy textural, muy orgánico. Pensé en ese momento que era una oportunidad para ‘pintar’ la obra de Rafael desde el sonido, y así nació el disco Del cuarto rojo. Primero se lo mostré a mis hijos; Cristóbal, mi hijo mayor es un gran arreglista de cuerdas, una vez me dijo “yo te podría hacer un arreglo para un cuarteto de cuerdas” y a mí me encantó la idea porque a Rafael le gustaban mucho las cuerdas; fue así que nos animamos en hacer una obra basada en cuerdas y percusión en donde finalmente se involucraron todos mis hijos.

Para esa obra escogimos a Pauchi Sasaki y a José Quezada los cuales empezaron a grabar desde un estudio en Boston, y desde un estudio en San Bartolo, y desde mi estudio en Chorrillos porque todos nos encontrábamos en lugares diferentes. Fue una experiencia de grabar desde el silencio.

Posteriormente se lo muestro a Ivonne y empieza a darse cuenta que era un trabajo que ambos íbamos a realizar para traerlo nuevamente a Rafael, entonces fue ahí que nos dimos cuenta que era la primera vez que los tres (Ivonne, Manongo y Rafael) estábamos trabajando juntos.

Señora Yvonne, cuéntenos sobre el título de la obra Del cuarto rojo, a qué se debe.

Eso es una alusión a unos textos que aparecen en sus dibujos, es una frase que aparece una y otra vez. Manongo tiene una interpretación y yo tengo otra versión. Yo lo atribuyo un poco a la enorme relación que tenía con el arte precolombino; los antiguos templos, las huacas estaban pintadas de un rojo fortísimo. Como él siempre decía “yo tengo cuatro mil años de antigüedad”, así que pienso que es Rafael que está dentro de una huaca que es roja, esa es mi asociación con el cuarto rojo.

Rafael es un artista que les va a tomar un tiempo de entender a los peruanos, sobre todo, como que lo han tenido un poco alejado, quizá por culpa de él mismo porque era muy discreto y apartado del círculo comercial, era muy silencioso.

Manongo mencionaba que Rafael cuestionaba todo, y no es que cuestionara la sociedad, él se cuestionaba a sí mismo, lo cual para mí es una condición esencial para ser artista.

Una de las últimas entrevistas que tengo de él grabado decía “yo todavía no sé lo que es ser artista, supongo que hay que pasar primero por la vida… algún día lo descubriré”. Él se hacía ese tipo de cuestionamientos. Nosotros alegremente decimos “yo soy bailarina, yo soy músico, pero ¿será verdad?

Rafael Hastings.

Usted lleva toda una vida acá en el Perú y se ha enamorado de nuestra cultura, lo que le ha permitido descubrir lo más profundo de nuestro país.

Bueno, esa es otra cosa que les queda por descubrir a los peruanos. Qué cosa es el Perú.

El peruano es demasiado mezquino con lo que uno tiene.

No se dan cuenta. Es uno de los pocos países que es vertical y no horizontal. Suiza es horizontal, Bélgica es horizontal, Canadá es horizontal, pero el Perú es brutalmente vertical, a tal punto que nos morimos de miedo que hay ahí.

¿Eso a qué se debe?

Para mí el problema que tienen los peruanos con el arte en general es quizás porque hay tanto arte acá. Tú haces un hueco en tu jardín y sale un huaco. Quizás es por la abundancia que hay acá que están abrumados. Es casi como un desdén hacia la abundancia. Es una explicación muy gentil, probablemente.

Me enamoré del Perú profundamente, de inmediato. Hay una persona que nos ha hecho ver cosas increíbles como Fernando Llosa; un historiador que nos ha dado un par de pautas.

Señor Mujica, ¿Existe una especie de reproche hacia el Estado por el olvido hacia el arte?

Creo que para el Estado el arte no existe, hay un divorcio. El Ministerio de Cultura siempre han tenido un presupuesto demasiado bajo; resulta paradójico como mencionaba Ivonne, hay pocos países en el mundo que tienen un legado tan rico como el Perú, sin embargo, eso es ignorado.

¿Alguna vez recibió el llamado del Ministerio de Cultura?

Nunca. Me siento liberado en ese sentido (Risas).

Señora Yvonne, a pesar de todo ustedes continúan regalándonos arte.

Hay una convicción. Hacemos lo que tenemos que hacer. Yo soy capaz de hacer un espectáculo para solo 14 personas en la sala, pero no me importa; yo no estoy vendiendo nada.

Ya para ir finalizando ¿qué esperamos a partir de este 5 de mayo?

Manongo Mujica: Una revolución ‘Hastiniana’. Creo que es una evocación a un ser humano que tuvo esta convicción, esta terquedad de hacer un arte que quizá los peruanos todavía no han entendido, porque Rafael trabajaba en varios niveles. No era solo un nivel de pintura, era varios, porque tenía muchas referencias. Era un hombre muy culto.

Creo que lo que Yvonne está haciendo en su coreografía es tratar de transformar su concepto coreográfico en uno pictórico, sonoro y poético.

Yvonne von Mollendorff: Lo que vas a ver acá (Museo de Arte Contemporáneo) será algo bastante nuevo porque hemos transformado una sala de exposición en un ser vivo, con sonidos, con poesía, con textos, con danza, con video. Nosotros ofreceremos un espectáculo durante dos veces al día, pero durante las demás horas donde no hay espectáculo la sala permanecerá con vida.

Esa revolución que nos indican, a partir de qué hora podremos apreciarla.

Manongo: Del 5 al 8 de mayo. La presentación propiamente será a las 5 y 6 de la tarde. Además, estará a la venta el disco Del cuarto rojo en formato LP y CD para aquellos que quieran ahondar ese tipo de experiencia.

La venta de entradas online estará disponible en: www.maclima.pe/compra-tu-entrada

*Venta de entradas en la taquilla del Museo el mismo día de la función sujeta a la disponibilidad de aforo.

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