La reconocida artista y directora de teatro Pilar Astete García nos presenta esta obra que es también una crítica social, una visión de la disfunción familiar, hogares destruidos, parejas incompatibles, etc., donde generalmente los hijos son los que pagan los platos rotos y tienen que soportar las consecuencias.
Al principio se muestra a un hombre solo sentado en una banca y aparece una mujer que quiere vender un saxofón y el amor enciende sus candiles. Los flashbacks nos van mostrando de forma interrupta cómo va siendo todo este proceso. La doble vida del padre, el embarazo difícil y después el alcoholismo de la madre que vive sola y con su hijo que no ha podido madurar psicológicamente y trasunta en un mundo que nos exige responsabilidades y ser felices, pero no nos dice cómo.
Es destacable el trabajo de Luciano Galdos y su personaje Mario o Marito sobre el cual se sustenta casi toda la obra de forma monolítica, desde la infancia hasta quedar atrapado en una desadaptación, una patología que poco a poco ira in crescendo hasta desembocar en un trhiller. Hay que apuntar que la música original de la obra también ha sido compuesta por Galdos. Lo que suma a este talentoso actor con mucho futuro en nuestro medio.
La actuación de Christian Oré quien hace del padre Ramiro Dulanto y del payaso “Canchita” que casi como un alter ego acompaña a Marito en sus desafíos con su madre y con el mundo que le rodea. Así el muñeco del payaso toma vida, aconseja y señala las acciones a tomar por nuestro personaje que ya no está en sus cabales. Y Grecia Martínez o Victoria cuyo personaje nos muestra la ambición desmedida y cruel, capaz de despojar una casa con engaños y solo pensando en los réditos económicos que esto le dará a su vida.
También hay que destacar las voces en off que dan vida a los personajes en otro tiempo y que corresponden a la soprano nacional Blanca Galdos y al infante Luke Lozada.
El desenlace de la obra nos mostrará a un “niño” que sin querer se redimirá a sí mismo en búsqueda de una justicia que como siempre sabemos es ciega, sorda y sin sentido. Y es cuando “Degradado” nos deja su mensaje ígneo como una antorcha encendida en la noche: darles amor a los niños.
(Columna publicada en Diario UNO)