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DEBATE: PROMESAS AL POR MAYOR

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Hubo de todo anoche, insultos, calumnias, invocaciones al Señor de Luren, pifias del público, amonestaciones, interrupciones. Todo, menos confrontación de ideas. Nada sorprendente de candidatos como Toledo o PPK que se cruzaban ante la cámara en vivo mientras Chema y Mavila seguían hablando o cuando una réplica de un candidato era postergada para cumplir con la franja electoral. El público presente no fue menos accidentado. Me pregunto ¿De haber sido este el clásico y habiendo tenido mejores árbitros, no debería haberse postergado el debate en mejores condiciones y en mejor orden que en el acaecido anoche?

Y es que lo que más faltó fue organización, porque la manera en que se ordenó el debate de diez candidatos no era más que un notorio caos en que se perdieron los expositores que no pudieron dar ni una sola propuesta concreta.
En primer lugar lo que más faltó fue tiempo. Los espacios de dos minutos o treinta segundos para preguntar, comentar o replicar no alcanzaron a los candidatos que constantemente se les cortaba el micrófono ante la falta del mismo para exponer. De hecho esta estructura no hizo dinámico algo tan aburrido como un debate de diez candidatos sino que lo hizo más confuso e insufrible de lo normal. No había forma de comprender nada, porque no era un debate, era una combi de enunciados que se desbarrancaba en insultos entre candidatos, pullas del público (hasta el último minuto) y la voz de Mavila invocando inútilmente el orden.

No sé qué tenía que ver en el debate que PPK nos hablara hacia el final de su piano y de su moto. Popy lo hizo divertido a costa de darnos una clase de historia de la corrupción que iba del Dólar MUC a los aviones Mirasch y las cuentas de Gran Caimán. Barnechea comenzó disculpándose para terminar siendo el mismo sobrado de siempre. Gregorio Santos hablaba con el mismo ánimo que un predicador mormón que anuncia el fin de los impíos.

Muchos recién nos enteramos que existía un candidato llamado Hilario que vestía una camisa tan de Fucker. Keiko y Alan ofrecían más cárceles como solución a la inseguridad. Keiko ofrecía prisiones sobre los cuatro mil metros de altura y Alan nuevos cárceles como el Cepa. Verónika estuvo como siempre nada empática, hay más vida y calor en la voz de un Ciborg asesino de Skynet que en Verónika y su tono de voz propio de una operadora de atención al cliente de Telefónica.

Sin embargo quizá lo mejor de anoche fuera la blusa de Verónika (del mismo color de la camisa del presidiario y candidato presidencial Gregorio Santos) y los ataques de Popy a Alan (un careo que se esperaba desde 1990 y que eclipsó todo el debate).

Aquí no hubo ganadores, ni ideas claras, ni propuestas interesantes, solo hubo más de los mismo, en especial pérdida de tiempo. De lo que estoy seguro es que no pudo ser peor. No pudieron ser peor las interrupciones del público, o el hecho de que se les cortara el micrófono a los candidatos sin completar sus ideas, o esas constantes interrupciones de algo tan insípido como la franja electoral.

Solo le pido a Dios no tener que volver a ver un debate como este.

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