Cultura

De “Ministerio de Cultura” a “Ministerio de las Culturas”

La promesa que el presidente Pedro Castillo lanzó el 28 de julio de 2021 desde el Congreso, viene siendo evaluada luego de seis meses por la cuestionada ministra Gisela Ortiz.

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La ineficiente gestión del gobierno de Pedro Castillo.

La ineficiencia del gobierno de Pedro Castillo nos revela que luego de seis meses en el poder ni siquiera han podido cambiar el nombre de un ministerio. La promesa se realizó en el mensaje presidencial del 28 de julio de 2021, cuando Castillo Terrones asumió el cargo de mandatario. Actualmente la cuestionada titular del Ministerio de Cultura, sobre el tema del cambio de nombre, argumentó que el Perú es un país diverso.

La ministra Gisela Ortiz también indicó que el cambio de nombre de la institución que dirige es un tema simbólico, porque representa la diversidad que existe en nuestro país. Además, Sobre ello, la premier Mirtha Vásquez precisó que el nombre Ministerio de Cultura se siente como la imposición de una sola y que se cierra a las diversidades que existen en Perú.

“Ministerio de Cultura se siente como la imposición de una sola cultura y que de alguna manera cierra la mirada a las diversas culturas que existen en nuestro país (…) Si creemos que es simbólico, porque el propio nombre de ‘Ministerio de las Culturas’ ya nos está hablando de esa gran diversidad“, señaló la premier.

La realidad es que el nombre es una copia de países como Bolivia o Chile, tal como se copió otros nombres de viceministerios de países como Colombia y Argentina. La realidad es que en gobiernos anteriores y en el actual, solo copian rótulos de instituciones extranjeras, pero en la práctica, el Ministerio de Cultura continua siendo un holograma en la avenida Javier Prado.

La ineficiencia de los anteriores ministros y especialmente de la actual ministra, ha terminado desconectando a la institución con los ciudadanos de todas las regiones. Un ministerio sin resultados y sin impacto real en la población nacional, solo es un elefante blanco que sirve para pagar sueldos a un grupo de burócratas que se han acostumbrado a cobrar sin trabajar.

El problema no es el nombre, el problema es la corrupción que campea en las instituciones gubernamentales.

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