Opinión

De humani corporis fabrica, de Lucien Castaing-Taylor y Verena Paravel (2022)

Lee la columna de Mario Castro Cobos

Published

on

Herzog decía que iría adonde fuera por imágenes puras. Imágenes nunca antes vistas. ¡Qué pasión, cuánta hambre de expandirse! Y de expandir lo que se puede ver. Experimentar, pensar, vivir, sentir. ¿Qué tan lejos habrá que ir? ¿Cuánto es preciso arriesgar? Hay que ir dentro de uno mismo, sería una respuesta, entre otras, pero este vistoso y particular viaje interior, como se da en el caso de la película que comento, no incluye necesariamente -o no de manera directa- la introspección. Aunque literalmente explora las profundidades. 

Claro, Herzog hablaba en un sentido más bien geográfico. Aunque en esta extraordinaria película se puede hablar de una especie de geografía interior. Pero Herzog, ese buscador de imágenes que nos acercan a quiénes somos, hablaba no solo de lugares remotos, de difícil acceso, con respecto en gran parte a su condición de europeo, sino también de personas de otras culturas; pero aquí el otro es literalmente el cuerpo, el interior del cuerpo, el otro o lo otro del alma (que no existe o que ya no es lo que era).

El ser humano visto en tanto cuerpo, órganos, carne y sangre, conductos, túneles, el ser humano visto desde su interior, de una manera totalmente física y material. Biología pura. Y es más que un documental antropológico o médico, porque la cosa es tremendamente estética, sensorial, sensual. Por la pura fascinación y placer de la imagen se nos muestra una verdad irrefutable.   

¿No sabemos lo que es, cómo es, nuestro cuerpo? ¡Qué poca conciencia tenemos de él! Vivimos con él, es más, somos él, y hacemos como si no fuera nosotros mismos. ¡Cómo es posible! Es raro. Es por razones culturales, religiosas, idealistas, que sentimos a nuestro cuerpo chocante, extraño, y hay que romper con eso: el interior de nuestro cuerpo como un afuera. Así que en un sentido divertido los viajes de las cámaras al interior del cuerpo vivo tienen algo de viaje espacial. O interplanetario, interestelar. Hacia lo microscópico, en pequeños grandes universos a escala. En ese sentido es el mundo de las películas Stan Brakhage. Con la firme voluntad de ir más allá de los marcos culturales habituales. Solo que estos directores no son místicos.

Y cómo no. Médicos hablando, mientras operan, de cómo son explotados y de cómo el sistema los está… enfermando. Por falta de recursos.

Ver

https://m.ok.ru/video/6604655430172

(Columna publicada en Diario UNO)

Comentarios
Click to comment

Trending

Exit mobile version