Ni campaña contra la Policía ni hostigamiento contra los supuestos agentes del orden que deberían de estar de lado de la ciudadanía; son los propios efectivos de la Policía Nacional del Perú (PNP), aquellos que presuntamente ingresan a la institución pagando cupos, los que tiran por los suelos su imagen.
En los últimos días se han reportado casos de efectivos denunciados de ser parte de organizaciones criminales, coimeadores, extorsionadores, agresores sexuales, imprudentes a la hora de manejar sus armas de reglamento, cómplices con los demás integrantes acusados de algún hecho delictivo, saliendo a relucir el tan infame “espíritu de cuerpo”.
Esta vez dos policías han sido denunciados por una pareja luego que los intervinieran en la jurisdicción de San Antonio de Jicamarca, provincia de Huarochirí.
De acuerdo al relato de la joven denunciante, los efectivos policiales identificados como el suboficial de segunda Luis Miguel Lago Olivares y el suboficial de tercera Jarlin Dávila Risco procedieron a intervenir a la mujer y su pareja dentro de su vehículo, exigiéndole una coima de 100 soles para no llevarlos a la dependencia policial por presuntamente conducir en estado de ebriedad.
Luego de haber hecho efectivo el cobro de la coima a través de un aplicativo digital, uno de los policías se subió al vehículo donde se encontraba la mujer, intentando besarla y aprovecharse de ella sexualmente, según lo manifestado por la mujer denunciante.
El efectivo policial habría besado de forma forzada a la víctima e -incluso- solicitado que le practique sexo oral. Además, el agente le habría pedido su número telefónico a la mujer y una cita en los días posteriores.
Luego de ese aberrante acto ambos efectivos de la PNP fueron detenidos en la Depincri del distrito de San Juan de Lurigancho; sin embargo, los acusados dieron darse a la fuga en presunta complicidad de otros dos policías.
Los encargados de custodiarlos enfrentarán las acusaciones por el delito de omisión de funciones, y fueron identificados por Moisés Paredes y Jonathan Cuadros.
Una vez más queda demostrado que urge una reforma completa de la institución policial absorbida por innumerables casos de corrupción, todos ellos originados desde el mismo proceso de selección de los efectivos, los cuales presuntamente estaría ingresando gracias al pago de cupos, quitándoles un puesto a los aspirantes más idóneos e incorruptibles.