Entrevista: Edwin Cavello Limas
Fotos: Miguel Mejía Castro
En los últimos años el cine peruano ha tenido representatividad en el extranjero gracias a películas realizadas por Diego y Daniel Vega. Con sus filmes Octubre y El mudo, han ganado premios en diversos festivales del mundo. Fernando Bacilio, protagonista de El mudo, se ha convertido en el actor peruano con más premios ganados, un gran logro gracias a las historias de los hermanos Vega.
Conversamos con Daniel Vega, quien además de haber filmado junto a su hermano cuatro capítulos de El Chapo para Netflix, estuvo como jurado del 22 Festival de Cine de Lima. En esta entrevista hablamos sobre su acercamiento al cine, las relaciones familiares, el proceso de las películas y sobre La bronca, su nuevo filme que será estrenado en el 2019.
Daniel, tu primer acercamiento con el cine se da gracias a Armando Robles Godoy.
Recién lo he hilado con los años, alguna vez lo he contado: yo era un adolescente como cualquier otro, me gustaba leer, veía películas, cada uno veía un género en mi casa, pero recuerdo que mi mamá, que estudió en la universidad diseño de interiores, se metió a un curso de Robles Godoy, ahí le dijeron que necesitaban niños para una escena.
¿Fue para Sonata Soledad?
Sí. Mi mamá nos preguntó a mí y a mi hermano —Diego y yo nos llevamos menos de un año, siempre hemos estado juntos para todo— entonces mi hermano dijo que no y yo le dije que sí, quería ir. Mi mamá me dijo: “¿Estás seguro? Porque vas a tener que ir solo”. Yo tendría a lo mucho siete años. Al final me mandó y tengo en la memoria muchas imágenes de estar solo, escenas que me vestían porque era de una película de época, y recuerdo una escena donde estábamos en un tren, había una victrola y todos estábamos asombrados escuchando la música, pero no había ninguna música, cuando la cámara se acercaba y como yo tenía unos zapatos que no eran antiguos, vino alguien y me dijo: pisa así y esconde las suelas. Busqué el tráiler y ahí estaba la escena. Luego de eso recuerdo que regresé a mi casa de un día largo y le dije a mi mamá que no quería volver a saber de cine nunca más.
Mencionaste que eres terco desde niño, ¿esa terquedad la heredaste de tu padre o de tu madre?
Creo que mi papá es el terco. Mi papá es un tipo que no se rinde, digamos que es una de sus virtudes, mi papá a lo largo de su vida ha sido como la montaña rusa, y a pesar de estar abajo es un luchador. Eso es lo que rescato de él. Yo de niño era terco y era picón. Ahora yo no sé si soy tan terco, pero imagino que sí un poco para hacer cine.
Sin duda, para hacer cine en el Perú hay que ser terco…
No hay que rendirse, pero para algunos es más fácil rendirse ante todas las respuestas negativas, porque si uno suma la cantidad de respuestas negativas y positivas, en aplicaciones, en fondos, en ir al mercado o lo que quieras, pues las respuestas negativas se llevan de encuentro a las positivas. Entonces es fácil caer en la depresión y rendirse. Hay que ser un poco obstinado.
En el cine hay varios hermanos trabajando, entre ellos tenemos como referentes a los hermanos Coen o los hermanos Wachowski. Cuando trabajan una película se puede decir que tu hermano ve más el tema del guion y tú la dirección.
No es que no me meta en el guion, si bien Diego se encarga de eso es porque su profesión es guionista, pero cuando estamos juntos hablando de las escenas, las ideas y los diálogos, también me pongo a escribir; por ejemplo en Octubre me senté a escribir; en El mudo, también; y en La Bronca, que es el proyecto que más hemos trabajado juntos. Ya que en Octubre él trabajó una versión y luego yo trabajé otra, estuve solo escribiendo. Siempre trabajamos juntos el final de los guiones.
Es interesante que con su primera película, Octubre, ganen un reconocimiento importante en el Festival de Cannes.
Nos rechazaron de Sundance, Berlín, Róterdam y Bafici, en donde nos habían seleccionado en una sección menor, preguntamos y nos dijeron Panorama, y lo que dijimos es “nosotros rechazamos”. Podríamos habernos quedado sin nada, pero decidimos rechazar en ese momento, no sabemos por qué. Simplemente lo hicimos. En ese momento yo le tenía mucha confianza a la película y creía que iba pasar algo bueno con Octubre. En ese momento Diego dijo que teníamos que pensar ya en los siguientes festivales y ver qué haríamos, pero yo sin consultarle pagué las suscripciones para Cannes y lo mandé para la competencia oficial del Festival de Cannes y luego lo mandé a la Semana de la Crítica y a la Quincena de los realizadores, todo de golpe. Y cuando Diego me preguntó qué íbamos a hacer, le dije que ya había mandado todo. Y comenzó a decirme: “estás loco, qué te pasa, eso es plata”. Ya lo mandé nomás, le respondí (risas).
Qué pasó luego de eso.
Un día abrí mi mail y al revisar mi correo vi que tenía un mensaje que decía: Festival Cannes. Yo pensé que era spam y que era una broma. Lo abrí y era un mail de Christian Jeune, y decía: Estimado Diego y Daniel Vega, estamos muy contentos de decirles que han quedado seleccionados con su película Octubre en Una Cierta Mirada. Recuerdo que lo leí como tres veces. Pucha, es que te rechazan de tantos lugares y no lo puedes creer. Entonces respondí el correo confirmando que no había sido exhibida la película en ninguna parte y mandé una copia a Diego. Luego de eso lo llamé y le dije: abre tu mail. Pero qué es, me preguntaba Diego. Abre tu mail nomas, le insistí. Yo esperaba en el teléfono mientras el abría su mail. Entonces comenzó a leer y gritó: ¡conchasu… les gustó, les gustó! Eso fue todo, es que era algo tan simple cómo les gustó, porque hay tantas películas que no han entrado y Octubre entró, es como una lotería, es una suerte inmensa. Después de eso Diego me contó que puso el correo del mensaje en Google para ver si era de verdad del Festival de Cannes (risas).
No lo podía creer…
Sí pues, no lo podía creer, un día después lo anunciaron oficialmente, así que nos pidieron que no lo dijéramos. Entonces tuvimos la noticia desde el mediodía hasta la mañana del día siguiente sin decir nada, y esa noche teníamos una fiesta a la que fuimos con nuestras esposas, pero sí les habíamos contado a ellas. Esa noche era la fiesta de la película Paraíso, íbamos a ver a Héctor Gálvez y a los actores de la película y nosotros teníamos que estar mudos. Teníamos unas ganas de contar lo que nos había pasado, qué tal suerte, porque al final más allá de las virtudes o defectos que pueda tener la película, la suerte es un factor importantísimo.
Fernando Bacilio, protagonista de El mudo.
En Octubre hay talento, y se repite en El mudo. Hay dos hermanos cineastas peruanos que están haciendo las cosas bien.
Gracias. Uno trata de ser exigente con su trabajo y hacer las cosas bien, y esa es la clase de exigencia que nos ponemos en los trabajos, no podemos ser conformistas. Quizá esa exigencia la vemos más allá de que la segunda película tiene sus defectos y virtudes, una de las cosas que me gusta de la segunda película es que tomamos un riesgo.
¿Cuál fue el riesgo?
Si tú te das cuenta, Octubre tiene una historia muy sencilla, una historia de amor. Un lugar atemporal, donde no hay celulares, y es sencilla, pero tiene como un final abierto que es como positivo. En cambio, El mudo no, ya que en El mudo te trabaja más la cabeza, entonces ahí está lo complicado de la película, yo no creo que tenga emoción, es como un poco más intelectual y medio oscura y pesimista. Yo tengo amigos que la han visto y me han dicho que les ha gustado la película pero que les he cagado su fin de semana (risas).
Lo que logra El mudo es sacar a mucha gente de su zona de confort, ya que ignoran o no quieren ver lo que en realidad sucede con el país.
Sí, pero aún así es leve. El mudo es una película ligera, nuestra realidad supera ampliamente la ficción. El personaje es un hombre probo que ve la moral o la justicia de una manera rígida, y que está en un mundo amoral, pero amoral sin ser juzgados los personajes, ya que si nos preguntamos qué tiene de amoral esa mujer, cuántas mujeres en el Perú o en el mundo son así. O ahora los jueces de los famosos Gorritiaudios, cuántos son como ellos o peores. Al final en la película yo veo a gente normal, no veo a gente condenable, veo gente que es humana y que puedo encontrar en la calle.
Ustedes desde la ficción se han adelantado en mostrar toda la corrupción que se vive en el Poder Judicial y en el CNM. Son pocos los cineastas o artistas que se atreven a tocar temas tan delicados, muchos artistas se han olvidado que el arte también sirve para criticar.
El arte sirve para criticar, denunciar y entretener, no puede existir solo un lado, tiene que haber de todo. Nosotros con El mudo fuimos hacia esa crítica, con Octubre no tanto, pero si te pones a pensar, en Octubre la película también habla de la condición humana. Creo que El mudo tampoco pretendió ser una crítica, pero al final la ves y te das cuenta que estamos poniendo el dedo en la llaga en un momento de euforia del Perú.
Hay escenas muy potentes…
En El mudo hay dos escenas donde hubo gente que se dio cuenta y gente que no, porque son muy sutiles. Hay un sticker de “El Perú avanza” en el carro del juez, que esta medio roto, y hay un momento donde él está viendo la televisión y hacen la apertura de la bolsa de Nueva York con Perú, ese momento eufórico estaba en el contexto de la película. Son dos momentos claves. Lo que estamos diciendo es que esto se vive en el Perú de ahora, es una realidad, existe. Algunos quieren verlo y otros no, es como lo de los Gorritiaudios, todo el mundo sabía que pasaba eso en el Poder Judicial pero ahora se sorprenden cuando lo exponen en la cara de uno y se indignan. Yo me pregunto ¿cuántas personas de las que votaron por toda esta gente que está ahí representándonos y que ha escogido estos jueces, será capaz de condenar su propio voto o volver a votar por esas mismas personas?
Es un gran problema esa cuestión moral, porque estamos en el país donde Alan García volvió a ser presidente.
A eso va mi reflexión. Cuántas personas dijeron que no a Alan García luego de su primer gobierno, y de pronto regresa y gana la presidencia simplemente porque en el 2006 Ollanta Humala era su rival, y todos los medios decían que íbamos a convertirnos en otra Venezuela.
Si El mudo se hubiera estrenado luego de todo el destape de los audios de los jueces, ¿cuánto público crees que hubiera ido a ver la película?
No sé, creo que trecientos espectadores más (risas). Justo ahora me han pedido reponerla en un centro cultural.
Tu abuela fue Fiscal adjunta de la Nación, ¿ayudó de alguna forma como inspiración en la película?
Cuando empezamos a trabajar El mudo era el año 2011; mi abuela murió en el 2014 pero ya llevaba años postrada. Ella nació en 1917, sólo uno de mis abuelos pudo ver las dos películas. Lo que me llamó la atención de mi abuela como Fiscal adjunta de la Nación, fue el aspecto de mujer, mi abuelo fue su tercer matrimonio, imagínate el tipo de mujer que era, una mujer de avanzada. En 1945 propuso el voto de la mujer en su tesis.
¿El nombre de tu abuela?
Sara María Sánchez Landeo. Siempre las fotos que veía de mi abuela estaban relacionadas a su trabajo, era la única mujer entre todos los hombres. Mi abuela fue una de las primeras mujeres que estuvo metida en ese mundo. Esa fue una de las cosas que me llamó la atención y quizá en algún momento puede ser tema de otra película. La inspiración de la justicia viene más por el tema de la investigación. Tengo a mi abuela como un referente de eso.
Lo que me llama la atención es que el rostro de Fernando Bacilio que protagoniza la película es bien parecido con el de César Hinostroza.
Es igualito a Hinostroza, pero éticamente están en los lados opuestos. De hecho nosotros queríamos un rostro que te transmita, que te diga algo, no podría haber sido cualquiera, y fue un tema en el que nos tardamos en escoger, porque nadie nos satisfacía. El rostro de Fernando es único.
Ahora hablemos de La bronca, próxima película de los hermanos Vega.
Es una historia que ocurre en el año de 1992, una historia de inmigrantes peruanos, una familia que vive en Montreal, Canadá.
¿Se estrena el próximo año?
Sí, estamos en pleno proceso de edición. Si todo va bien pronto tenemos un corte final y la tendríamos lista para fin de año. Veremos qué pasa, el cine es como una lotería.
EL cine que ustedes realizan, si bien tiene influencia de Aki Kaurismaki, también creo que existe bastante influencia del neorrealismo italiano. Me gustó el final de El mudo.
Es un final bastante curioso, lo encontramos editando, ahí es donde construyes la película. Esa escena la volvimos a filmar y se convirtió en el final. Esa escena no era el final original. Como te digo, El mudo fue una película que ha ido construyéndose. La bronca es distinta, pero al final siempre hablamos de lo mismo, de los lazos familiares. En Octubre se forma una familia, en El mudo hay una familia donde cada uno está yendo por su lado. Los vínculos familiares siempre son algo que nos ha llamado la atención.
Hay algunos productores o directores que quieren vender su película con actores mediáticos, pero veo que ustedes no caen en eso.
Nuestra película es un tipo de historia que requiere un casting o algo especial, habrá películas que funcionan con el rostro o la carita de tal fulano, son películas que están construidas y preparadas para eso, y su única finalidad es lo comercial. A ellos no les interesa más que eso, existe en todas partes del mundo y es una forma de hacer cine. En nuestro cine no podemos permitir eso.
¿Quién es el protagonista en La bronca?
El personaje principal es una persona que nunca hizo una película, es totalmente nuevo. Su primer largo, corto o lo que sea, es la película.
Creo que cuando vemos a un personaje nuevo como protagonista en una película, nosotros como público nos vamos a creer la historia.
Puede ser, tenemos tres personajes peruanos y todos los demás son canadienses. Nuestro personaje principal, como te dije, nunca hizo nada, recién ahora está comenzado a hacer algunas cositas y dándose a conocer. El otro personaje ha hecho un poquito de teatro, es actor y está comenzando hacer cosas, el tercero sí es más conocido, tiene una trayectoria más grande, considero que es un buen actor, y el personaje en que se inspiró es igualito de cara.
A estas alturas no tenemos una Ley de cine, y todos los ministros que han pasado por la cartera solo lo han prometido…
Una chica peruana que trabaja en Europa y lleva mucho tiempo radicando fuera, cuando habla con un director de cine peruano, siempre siente que estamos solos ante el peligro. No como un director mexicano al que el IMCINE lo tiene arropado; hay todo un apoyo que financia y ayuda a participar pagando los viajes de los cineastas mexicanos a diversos países, porque les interesa que su arte y su gente estén presente, y no estoy hablando de cine comercial, si no de autor. Entonces estamos un poco desprotegidos, y siempre estos temas los van a rechazar en el MEF, porque ellos siempre ven numeritos. Y si van a pensar en los números, deberían ser un poco más inteligentes y ver el caso de Colombia. Ese país nos ha sacado cuarenta años de ventaja en quince años, y tiene una Ley de cine adecuada. A Colombia van a filmar películas de todas partes del mundo, hay una producción enorme en Colombia, gracias al apoyo del Estado. Eso genera gran cantidad de trabajo.
Hablando de grandes producciones ¿cuál ha sido la gran diferencia que has encontrado entre hacer tus películas con tu hermano y haber trabajado para Netflix?
Lo que me sorprendió fue la gran cantidad de gente que había. Queremos hacer una pequeña escena y dijimos “vamos un equipo mínimo”, y aparecían tres camiones (risas). Esa es la única diferencia, luego a nivel profesional acá hay excelentes profesionales en todos los ámbitos.
¿Hicieron cuatro capítulos de El Chapo?
Sí, es muy interesante. Te contratan y listo. No tienes que preocuparte si tienes plata para hacer tu película. Simplemente vas y diriges dentro de un contexto que ya está marcado porque la serie ya tiene un estilo. Le tratas de meter tu cosita pero sabes que lo que tienes que hacer es cumplir, entonces, es otro método de producción.
¿Qué tal el trabajo con los actores?
Fue interesante el trabajo que hicimos con El chapo, con el actor que se llama Antonio de la Vega. O sea, los cuatro capítulos que tiene es hasta que lo matan, entonces esa construcción del personaje hasta el final es importante, y nosotros nos encargamos de que esté bien y que no se vaya, porque hubo un momento donde venía la escena y los calmábamos, porque muchos venían de la tele.
Después de la experiencia filmando El Chapo y conocer la realidad que viven países como México ¿Crees que en el Perú vivimos en un narcoestado?
Creo que somos un bebé de teta al lado de México, es probable que podamos llegar a esa situación. No es que eso no suceda aquí, pero lo que sucede en México es mucho peor, por la cantidad de periodistas que matan, la cantidad de asesinatos que hay en los estados del norte, es durísimo.
Por ejemplo, el libro El origen de la hidra, de Charlie Becerra que trata sobre el crimen organizado en el norte del país, nos muestra parte de lo que sucede en el Perú.
Lo leí. Sin duda estamos en vía, pero todavía no somos México. El libro de Charlie Becerra es una investigación muy interesante y dura. Son como los audios, él te los pone con datos concretos, con personas y entrevistas. Sucede que si no se hace algo vamos a llegar a ser como México.
¿Los Gorritiaudios podrían convertirse en una serie de Netflix?
De todas maneras, así como el Caso Lava Jato. Ahí hay una historia muy interesante. Ya lo había pensado.
Como todo cineasta te alimentas de tu experiencia de vida. Cuando no haces cine ¿eres más de leer, escuchar música o de qué otras artes te alimentas?
Yo siempre leo, pero cuando tengo mucho trabajo no leo porque no me concentro. Ahora último he leído tres libros seguidos, uno que es Muerte en el pentagonito de Ricardo Uceda, es extraordinario ese libro. Luego quería leer literatura nacional y me leí La cuarta espada de Santiago Roncagliolo, que es un biopic de Abimael Guzmán, y de Renato Cisneros leí La distancia que nos separa. De alguna manera quería leer historia del Perú a través de la ficción, que es periodismo puro y duro.
Para ti, en la actualidad, qué ha sido lo positivo o lo negativo con las herramientas digitales para hacer cine.
Por un lado es positivo porque de alguna forma está al alcance para todos. También tiene su aspecto negativo porque todo el mundo cree que puede hacer una película. Al final lo positivo es que mucha gente que no podía hacer una película ahora lo puede hacer porque las herramientas digitales te lo permiten. Ahora cuando filmas puedes perdonar que la luz no sea perfecta, pero obviamente el sonido nadie lo perdona. Puedes ver una película que se vea mal, pero no una que se escuche mal, eso no lo soportas.
¿A qué películas regresas?
Ahora trato de no regresar a ninguna, hay tanto por ver. De joven me vi muchas veces Pulp Fiction, Trainspoting, me las vi como diez mil veces. A una película que regresé hace poco, porque recordé que me había gustado mucho, es una película de la ex Yugoslavia, que era como varias historias. En general trato de no repetir ahora, porque hay tanto por ver, es por eso que ahora cuando veo algo malo me pongo de mal humor porque siento que he perdido mi tiempo.
¿Visitas Polvos Azules?
Antes iba seguido a Polvos Azules pero ahora me he vuelto un pirata. Bajo a través de Torrent muchísimas películas. Es lo mismo al final. Hace poco en Netflix encontré una película húngara que quería ver, se llama On Body and Soul, se trata de un tipo que trabaja en un matadero y de una señora que vela por la calidad de la carne, es una historia de amor entre dos personas. Obviamente es un cine que nunca lo van a pasar aquí, pero fue una de las nominadas a mejor película extranjera en el Oscar.
(Entrevista publicada en la revista impresa Lima Gris número 15)