La historia y nuestros mitos señalan que el Valle del Cusco tenía
agua todo el año y esta daba muy buena producción agrícola y una vida de
calidad a sus pobladores. Es por ello que nuestros antepasados pudieron
desarrollar una de las culturas más importantes del planeta. El Cusco con su
arqueología, arquitectura, ingeniería y su cultura, son la síntesis de más de
veinte mil años de un proceso civilizatorio que llegó a su más alta expresión
en nuestra época inca. Por ello, nos vale hoy decir que la etapa más gloriosa
de nuestra historia es nuestra época incaica. Esta vasta cultura dio vida a
nuestras maravillas: Machu Picchu y la ciudad del Cusco. Ciudad que tras los
años y los hechos históricos quedó configurada entre lo inca, colonial y la
temprana arquitectura republicana, haciéndola única, singular y siendo desde el
año 1983 considerado patrimonio cultural de la humanidad por la UNESCO.
A través de los años los cuzqueños no hemos sabido convivir
entre modernidad y tradición, hemos preferido hacer transformaciones a la
ciudad por una búsqueda de comodidades y mejoras económicas gracias al turismo.
No importa si esas modificaciones destruyeran progresivamente su singularidad.
Cuando un cuzqueño destruye una piedra inca, no destruye una simple piedra,
destruye sus piedras labradas que son testimonio de veinte mil años de
civilización. Es decir, destruye el patrimonio cultural material.
El centro histórico del Cusco es tocado siempre por bajos
intereses económicos que buscan grandes ganancias, empresas como el Hotel
Libertador y la gran modificación de sus muros incas para hacer sus puertas y
ventanas, Novo hotel y su techo de vidrio en la calle San Agustín, el Marriot y
su clandestina construcción de noche, y hoy el Hotel Sheraton de Saphy. En fin,
los cuzqueños hemos sido testigos y muchos hemos aceptado y permitido la
destrucción paulatina de nuestra milenaria ciudad, de nuestra maravillosa
llaqta. ¿Merece el Cusco perder el título de ciudad patrimonio cultural de la
humanidad como señala Icomos, sino demolemos el Sheraton de Saphy?
La ciudad del Cusco, tiene varios títulos, capital arqueológica
de América, capital histórica del Perú, Roma de América, patrimonio cultural de
la humanidad, en fin, ¿saben los cusqueños, que casi todo el centro histórico
de Roma está peatonalizado? Y eso lo hace con la finalidad de que los romanos
tengan más espacios de interacción y encuentro con su historia. Desde su Plaza
de Armas hasta el Coliseo Romano, hubo dificultades en Roma con el tema del transporte.
Es más, todo proceso de peatonalización
trae conflictos en la mayoría de casos. Estos conflictos se han resuelto con el
permanente diálogo, educando y generando conciencia ciudadana, hasta hacer entender
a la población por qué es importante el proceso de peatonalización en ciudades
que son patrimonio cultural de la humanidad.
En el Cusco de hoy, hay cuzqueños que se quejan del cierre de
la Plaza de Armas, señalan tener problemas de llegar a sus viviendas, seguro
que los hay, entre otros. Son casos mínimos y
particulares. Según estudios, el 75% de la población está por la
peatonalización. En San Blas los sanbleños históricos han vendido sus casas, la
mayoría son hostales, bares y viven muchas familias extranjeras que vienen de
ciudades históricas que han peatonalizado sus centros históricos. Muchas de las
personas o cuzqueños que se quejan, son cuzqueños que alquilan sus casas, que
tienen negocios en sus propiedades y muchos de ellos de noche han desaparecido
piedras incas para construir habitaciones de fierro y ladrillo.
Sistemáticamente el Cusco ha sido víctima de las transnacionales hoteleras y también de los propios cusqueños.
Hoy en día, qué es lo primero, proteger, cuidar una ciudad
como el Cusco que está en peligro de perder su autenticidad y su condición de patrimonio
histórico o algunos cuzqueños han perdido el sentido de la cuzqueñidad. El cuzqueñismo
está en crisis, lo confunden con emborracharse y ponerse poncho cada 23 de
junio. El cuzqueñismo trae consigo valores y acciones que protejan nuestra cultura
material e inmaterial, de la mano se busca el bien común de los cusqueños.
Sino, miremos a ciudades seguro con menos trascendencia histórica que Cusco, como Quito en Ecuador, que valoran lo que tienen, porque saben de la importancia de su patrimonio cultural que también pertenece a la humanidad. Ellos tienen políticas de protección para su ciudad histórica, y esas políticas respetan sus leyes. Quito está en proceso de proyectar para el futuro su ya avanzada peatonalización. Aprendamos de los ecuatorianos y cuidemos nuestra ciudad.
El alcalde del Cusco Víctor Boluarte, muestra no tener un horizonte
en sus casi 100 primeros días de gestión y genera políticas populistas que van
en contra de los intereses del Cusco milenario. Consumándose una traición al
Cusco y a su historia.