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Cusco al Bicentenario: Túpac Amaru. La revolución precursora de la emancipación continental

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Túpac Amaru. Autor Germán Suárez Vertiz 1970.

Túpac Amaru: La revolución precursora de la emancipación continental”, es el título de la “segunda edición, aumentada” del libro del Dr. Jorge Cornejo Bouroncle, editada por la “Universidad Nacional del Cusco”, en 1963. Es el estudio documentado, de acontecimientos históricos que aún despiertan pasiones, reflexiones y úlceras en un país donde el criollismo no edificó la independencia peruana sino la perpetuidad de prácticas coloniales. Se vive de espaldas al capital humano y espiritual de un país diverso y pluriétnico de costa a selva. Se pretende celebrar el bicentenario de una independencia inconclusa, invisibilizando no sólo “la gran rebelión”, sino también las brechas que no nos permiten considerarnos una Nación soberana, un Estado libre de dominación. El grito de rebeldía, como también las primeras acciones antivirreinales, empezaron mucho antes del 4 de noviembre de 1780, pero es reivindicativa la fecha, porque cuarenta y un años más tarde, se declararía lo que conocemos hoy, como la “Independencia del Perú”.

Tupac Amaru – La revolución precursora de la emancipación continental. Autor Jorge Cornejo Bouroncle.

¿El festín de la barbarie o la pedagogía del miedo?

Para el Cusco, subsiste una herida. Como capital política, administrativa y religiosa del Tahuantinsuyo, el yugo español se hizo sentir de manera violenta entre 1534 y 1572, pero fue brutal lo acaecido el viernes 18 de mayo de 1781. Lo que se le hizo a José Gabriel Túpac Amaru, en la actual plaza mayor del Cusco, el Aukaypata[1], solo es comparable en brutalidad a la crucifixión de Cristo y más. Fue obligado a presenciar la tortura y ejecución de su esposa Micaela Bastidas como de su hijo Hipólito, su tío Francisco, su cuñado Antonio Bastidas, su primo Patricio Noguera su prima Cecilia y su cuñado Pedro Mendigure. Fue ejecutado de una manera nunca antes vista, luego de un juicio sumario que arrojó sentencias para él y 30 personas más sindicadas por rebelión[2], entre ellas: “José Berdejo, Andrés Castelú, Antonio Oblitas (verdugo del corregidor Arriaga) y Tomasa Condemaita, cacica de Acos”[3]

“Vuela por la Sierra —escribe Arciniegas— la noticia del vencimiento. Ya pasa por encima de las fronteras. Los españoles se gozan en ella, y se complacen. Los indios doblan la cabeza. En las noticias de Lima se lee: «Queda preparándose el patíbulo y cadalso para el rebelde José Gabriel Túpac Amaru, Micaela Bastidas, su mujer, y sus dos hijos Hipólito y Fernando, cuyo suplicio se ejecutará el 18 a las diez de la mañana. Consiste en un gran tablado pintado de verde, puesto en el centro de la plaza mayor, con gradas a los cuatro frentes y en cada frente una horca… Para el rebelde están preparadas en él coronas de hierro, con puntas muy agudas, que se le han de poner en la cabeza en representación de los once dictados o títulos de que se nominó emperador. Igualmente, un collar de hierro, con dos plantines muy pesados y rodeado de puntas muy agudas, que manifiestan la orden del gran Paititi, de quien se tituló maestre. Por la parte del cerebro se le introducirán tres puntas de hierro ardiendo, que le saldrán por la boca en demostración de los tres bandos que mandó publicar, declarando al rey católico por un usurpador de sus dominios. En esta situación, muerto o vivo, como lo dejasen estos tormentos, se ha de mantener ese monstruoso espectáculo todo un día ha vista del público, después se descuartizará el resto del cuerpo, y sus cenizas se arrojarán al lugar más inmundo de la ciudad con las de su mujer e hijos…»”[4].

Detalle del Mural Histórico del Cusco ubicado en la Av. El Sol.

Fernando, poco mayor que un niño, fue obligado a atormentar a su madre y se le “perdonó la vida” para luego sumarse a los “sobrevivientes”, que no guardarían mucho tiempo esta condición, al ser conducidos en la “caravana de la muerte”. Luego de un denigrante encierro en el Real Felipe del Callao, se salvaría de morir en el naufragio del “San Pedro de Alcántara” donde pereciera Andrés Mendigure. Fernando Túpac Amaru, padeció prisión desde los 13 años y falleció prematuramente a los 31 años en agosto de 1799.

“Para protestar del suplicio de José Gabriel Túpac Amaru, se están amontonando los siglos, bajo la luz de la verdad, están erguidos los Andes para ser el pedestal de su gloria inmortal y están abriéndose los corazones para cobijar su nombre en lo más noble del alma”[5].

Cornejo Bouroncle, titula a este cruento capítulo de la historia peruana “El festín de la barbarie”; las historiadoras Ana María Lorandi y Cora Virginia Bunster lo nombran “La Pedagogía del Miedo”[6]. Bajo ambos criterios, son el absolutismo, la violencia y la tiranía, junto al grito de rebeldía, los que gestaron la indignación no solo del Cusco, sino también la continuidad de acciones militares encabezadas por Diego Cristóbal Túpac Amaru desde Azángaro, y los hermanos Tomás Katary desde Chayanta, actual Bolivia. Así nace el movimiento independentista al sur del continente sudamericano.

Una rebelión, siglos de insurgencia

Desde “La gestación de un programa político para la Nación Indiana (1645-1697)”, del Dr. Luis Miguel Glave: “Tan pronto se formó un estado colonial, los indios aprendieron a usar las leyes y las instituciones jurídico administrativas para luchar por sus derechos y pedir mercedes. Esa lucha en el terreno legal era parte de una batalla por la supervivencia cultural e incluso, por la de no ser exterminados físicamente por los abusos que se cometían contra ellos. Desarrollaron prácticas de lucha legal y cultural, encabezados por sus representantes, llamados curacas o caciques, indios principales, procuradores, capitanes, alcaldes y demás. Esto tuvo diversas etapas, que se desarrollaron durante toda la historia colonial. En el crisol de la batalla por la supervivencia, los naturales fueron creando una memoria, asentada en unas prácticas y, sobre todo, escrita en unos documentos: sus memoriales de agravios y sus instancias de reclamos, sus informaciones de méritos y servicios, cartas y papeles que se escribieron entre ellos y a las autoridades virreinales y metropolitanas. Tratamos varios momentos de esa historia cultural y política entre 1645 y 1697 con la obtención de la llamada “cédula de los honores”, cuyo cumplimiento fue luego bandera de lucha de la nación en las décadas siguientes” [7].

Para las autoras de “La Pedagogía del Miedo”, como para Luis Miguel Glave[8], Scarlett O’Phelan[9] y Charles Walker[10], son factores en común las Reformas Borbónicas, la creación del Virreinato de La Plata como también sucesivos levantamientos que vieron su mayor expansión y estallido con la gran rebelión de José Gabriel Tupac Amaru. Estas fuentes documentadas, echan por la borda la conjetura de que el noble cacique actuara por intereses egoístas. Debemos entender el levantamiento del 4 de noviembre de 1780, como la cúspide por la búsqueda de justicia en siglos enarbolada y asumida, no sólo desde la nobleza inca, sino también por los mestizos y españoles americanos, en diferentes momentos y contra los abusos de los españoles peninsulares que controlaban el Virreinato del Perú y que vieron su momento más álgido con los Borbones a la cabeza de la corona española donde antes reinaran los Habsburgo con una política colonial distinta.

En una reciente conferencia titulada “Cusco en la Independencia Peruana”, el amauta cusqueño Julio A. Gutiérrez Samanez, refiere otras gestas revolucionarias antes y después de 1780. Las rebeliones de los cusqueños Juan Santos Atahuallpa en la Selva Central y Bernardo Tambohuacso en Pisaq en el siglo XVIII, son un primer ejemplo. La conspiración de Gabriel Aguilar y Manuel Ubalde, son una referencia igual de heroica y posterior en el Cusco de 1805. La gesta del 3 de agosto de 1814, organizada por los hermanos Angulo y el otrora general realista Mateo Pumacahua, se afianzó en el sur peruano para abrirse camino por Puno hacia La Paz, ciudad que fue sitiada y tomada sangrientamente el 24 de septiembre[11].

La Gran Rebelión de 1780, no fue una acción aislada y estuvo vinculada a otras capitales sudamericanas como Bogotá, Quito, La Paz y Buenos Aires. Hubo grandes aliados, traidores y traiciones: “Los criollos e indios nobles urbanos del Cusco se opusieron decididamente al movimiento de Condorcanqui, cuyo apoyo principal radicaba en los indios del campo hartos de los abusos descritos ya antes por Guamán Poma y Ulloa. Luego que Condorcanqui fuera apresado y ejecutado, la rebelión radical se propagó al Alto Perú, para terminar en un baño de sangre, represión y la extinción final de los privilegios de los indios y caciques nobles”[12].

Charles Walker.

De la sentencia infame a la trascendencia histórica

En año 2017, indagando en los textos y archivos de la Biblioteca Municipal del Cusco, Gustavo Pérez Ocampo, encontramos valiosos testimonios, entre ellos, una copia de la sentencia al curaca de Tungasuca. El documento original se encuentra en el Archivo General de las Indias en Sevilla pero con el ánimo de contrastar la historia, desde la Sala de la Literatura Cusqueña, organizamos una “imputación simbólica” al contar hoy en día con mayores luces para entender la rebelión de José Gabriel Túpac Amaru, frente a las Reformas Borbónicas del siglo XVIII y los funcionarios que blandieran esta sentencia para amedrentar posteriores levantamientos.

El documento, escrito en castellano de época, está integrado a un libro mayor que espera su estudio y transcripción. Son 14 folios que contienen las principales causales del proceso jurídico que es al mismo tiempo un juicio religioso abstraído al “derecho divino” de la conquista española. A José Gabriel Túpac Amaru, no se le juzgó como súbdito del rey (que lo era) sino como un enemigo y traidor de la corona por lo cual pedían la pena capital. Se le negó su ascendencia y nobleza Inca en desmedro de un juicio que le brinde alguna consideración y finalmente, hasta que le arrancaron la lengua, nunca se le extrajo confesión alguna de culpabilidad. “El Visitador fue a ver al Inca y entonces se produjo la respuesta ya conocida y que Mendiburu dice que fue así: «Nosotros somos los únicos conspiradores, vos por haber agobiado al país con exacciones insoportables, y yo, por haber querido libertar al pueblo de semejante tiranía»”[13].

El Dr. Cornejo Bouroncle afirma que: “Los juristas de entonces, trataron de justificar el terrible documento y salvaje proceder, diciendo que las leyes señalaban las peores penas imaginables a los que se rebelaban contra el rey y procuraban desconocer su nombre y derecho en las vastas tierras del imperio español; es decir, reconocieron que Túpac Amaru, fue un libertador, un rebelde y, ahora, cabe pensar y preguntarse: ¿de dónde nace en algunos cerebros pequeños, la ocurrencia de que el gran Inca rebelde, solo fue un fidelista, que únicamente buscaba pedir nuevas formas de administración colonial?, ¿y para eso se proclamaba «Don José I°, rey del Perú, etc.»?; ¿para eso mandaba ejecutar corregidores del rey y presentaba batalla a las fuerzas realistas?; ¿para eso hubo de conspirar desde diez años antes de los sucesos memorizados y entregarse a una lucha y un martirio inigualable en los siglos de los siglos?[14]

Cusco al Bicentenario

El Cusco al Bicentenario de la Independencia Peruana, ha leído y releído su historia sin prejuicios coloniales ni caudillismos republicanos. El Bicentenario Tupacmarista se vivió silenciosamente en 1980, mientras el país salía de la dictadura militar y Sendero Luminoso iniciaba operaciones con el Estado y la economía en crisis[15]. Hemos descubierto, que la vida del Cusco como del Perú, están profundamente ligadas a la vida y muerte de los Túpac Amaru desde 1572 hasta a 1827, como lo retrata magistralmente en su última novela histórica, el polifacético escritor Omar Aramayo[16]. La unidad sigue siendo la búsqueda de este país donde el Cusco es la capital sentimental que muchas veces atrae diferentes caminos buscando esa historia común que a todos los peruanos nos atañe.

No es posible celebrar o conmemorar el “bicentenario” cuando las desigualdades son más grandes y el aparato gubernamental sigue víctima de la corrupción y el saqueo de los recursos nacionales. No es posible pensar en independencia cuando la Constitución Política del 93, sigue siendo el guante de la cleptocracia y el lumpen empresariado. Son otras las cadenas, pero es el mismo hambre, humillación y postergación que se observa en los Andes y Amazonía, cuando se reclama contra la minería irresponsable o cuando se derrama crudo en los grandes ríos.

La independencia declarada en Lima el 28 de julio, no se tradujo en justicia ni tampoco en mejores condiciones de vida para las grandes mayorías. Desde Tinta, el 4 de noviembre de 1780, se siguen recordando las propuestas humanistas de José Gabriel Túpac Amaru que aboliera la esclavitud, la mita y los obrajes. Aunque sin mayor influencia que la momentánea en las provincias insurgentes, este acto como otros, ubicaron al Cusco en el contexto mundial donde ya se había vivido la Independencia Estadounidense en 1776 y se vivirá la Revolución Francesa en 1789. Cambió irreversiblemente la política colonial hasta erigir la emancipación continental, y también el Perú como lo conocemos.

Omar Aramayo.

A manera de conclusión, me permito citar a Charles Walker para dilucidar la relación entre noviembre de 1780 y julio de 1821: “Túpac Amaru y la Independencia guardan relación, pero ¿cómo y de qué forma? Primero, descartemos algunas interpretaciones. Las dos más extremas sostienen que Túpac Amaru no tuvo relación alguna con la Independencia o que fue simplemente un importante primer paso en una cadena de luchas “nacionales” contra los españoles. Ambas son erróneas. Más bien, la rebelión de Túpac Amaru influyó de forma contundente en los acontecimientos ocurridos tres décadas más tarde. No fue necesariamente un primer paso en una ruta predeterminada, pero sí podemos afirmar que fue un factor influyente”[17].

Las investigaciones ahondarán en estas y otras afirmaciones, mientras tanto, sus restos, esperan ser rescatados del osario del actual Templo San Francisco en el Cusco, para ser ubicados en un lugar apropiado para la memoria nacional y para recordarnos permanentemente que la Independencia del Perú, todavía es un anhelo.


[1] Recientes investigaciones como “Don Melchor Carlos Inca, el inca mestizo: Los Carlos Inca en el siglo XVII de la sociedad cusqueña” (Allpanchis 2019, N°83-84, pp. 39-67), del Dr. Donato Amado Gonzales, esclarece toponimias y ha desterrado completamente la equívoca acepción de “plaza de los lamentos o el llanto”. Era el Aukaypata que se extendía hasta la actual plaza San Francisco, y se le consideraba “lugar del encuentro y la algarabía”. La prueba etnohistórica la encontramos en los cuatro caminos del sistema vial inca que todavía llegan a la actual Plaza Mayor del Cusco, como también en la pequeña plaza Regocijo, aquella que persiste como testimonio de su verdadero nombre.

[2] Cornejo Bouroncle, Jorge. TUPAC AMARU: La revolución precursora de la emancipación continental. Pp. 328. UNC, 1963.

[3] Ob. Cit. Pp. 347.

[4] Ob. Cit. Pp. 334.

[5] Ob. Cit. Pp. 346.

[6] Lorandi, Ana María / Bunster, Cora. La Pedagogía de Miedo: Los Borbones y el Criollismo en el Cuzco 1780-1790. IFEA / CBC, Cusco 2013.

[7] Revista Andina N°56. Año 2018. Estudios y debates. Págs. 9 -100. Comentarios de Karen Graubart, Rachel Sara O’Toole, Masaki Sato y Teresa Vergara.

[8] Glave Testino, Luis Miguel. La Rebelión de Tupac Amaru. CBC, 1982.

[9] O’Phelan, Scarlett. Un siglo de Rebeliones Anticoloniales. Perú y Bolivia 1700-1783. Cusco, 1988, Centro de Estudios Regionales Andinos “Bartolomé de Las Casas”.

[10] Walker, Charles. ¿Civilizar o controlar?: el impacto duradero de las reformas urbanas de los Borbones. En Aljovín de Losada, C. y N. Jacobsen (eds.); Cultura Política en los Andes (1750-1950):105-120. Lima, 2007. Fondo Editorial de la UNMSM y la IFEA.

[11] Véase: Cusco en la Independencia Peruana de Julio. A. Gutiérrez Samanez: https://www.youtube.com/watch?v=7Uj3P6sRdcs

[12] Quiroz, Alfonso. Historia de la corrupción en el Perú. Pp. 76. IEP. 2013.

[13] Ob. Cit. Pp. 333.

[14] Ob.Cit. Pp.362.

[15] Anexo Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación: https://www.cverdad.org.pe/ifinal/pdf/Tomo%20-%20ANEXOS/ANEXO%201Cronologia%201978-2000%20ultima%20revision.pdf

[16] Los Túpac Amaru 1572-1827. Sinco Editores, Lima, 2018.

[17] Tupac Amaru y el bicentenario”. En Revista Argumentos, Edición N°3, Año 9, Julio 2015. Disponible en https://argumentos-historico.iep.org.pe/articulos/tupac-amaru-y-el-bicentenario-2/

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