Opinión

Cultura combi en rojo

Lee la columna de Edwin Cavello

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El fin de semana, un video que fue grabado por una cámara de seguridad del Centro de Lima, mostró un brutal atropello de cinco personas que se encontraban en medio de la Av. Abancay, una de las avenidas más transitadas y caóticas del país. El auto que embistió a las cinco personas era conducido por Alarino Gabriel Palma Valladares, un anciano de 70 años. Tras el grave hecho la policía demoró en someterlo al dosaje etílico, detalle que genera suspicacia. Hora después, el imprudente conductor manifestó a la PNP que se había distraído del volante porque volteó a ver a su perrita Luna, que se encontraba en el asiento posterior.

Su grosera distracción, envió al hospital a los transeúntes Antonio Murua Franco (67), Juan Diego Conejo Meléndez (31), José Condori (39), Rogelio Huamanía Palomino (41) y Viviana Sánchez Lulicha (22). El más grave de todos fue Murua Franco, ya que terminó con el cráneo destrozado e inducido a coma con respirador artificial.

Héctor Lavoe ya advertía en su canción “Juanito Alimaña” la delincuencia y la brutalidad del comportamiento del ser humano en las ciudades: “La calle es una selva de cemento/ Y de fieras salvajes como no/ Ya no hay quien salga loco de contento/ Donde quiera te espera lo peor”. A esto, hay que sumarle la cultura combi que se ha instalado en varias generaciones y que enfrentan la vida con el clásico “ya qué chucha”, actitud alpinchista de aquellos que prefieren la informalidad y romper las reglas.  Aquellos choferes que dejan a los pasajeros donde se les antoja, transeúntes imprudentes que cruzan en rojo como si estuviera en verde, borrachos al volante, policías coimeros y otros personajes que conviven en las arterias más transitadas de una ciudad con más de 10 millones de personas.

En cualquier otro país civilizado un conductor que te ve parado en medio de una avenida te da el paso. En Lima, un conductor que te ve parado en medio de la avenida te pasa el auto por encima y luego nos dice que se distrajo con una perrita. Esa excusa es una perrada.  Sigo convencido de que la raíz del problema de todo esto es la falta de educación, la falta de cultura ciudadana.

Mientras tanto, nos gobierna una presidenta responsable de la muerte de 60 personas y un ministro que considera las violaciones “prácticas culturales”. El país se sigue degradando y Dina se va a China.

(Columna publicada en Diario UNO)

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