En Cuba los artistas e intelectuales viven una situación convulsionada desde mediados de noviembre. Las demandas del Movimiento San Isidro de exigir la libertad del rapero Denis Solís, quien fue condenado a 8 meses en prisión por el presunto delito de “desacato” y de intentar entablar un diálogo de negociación con distintas autoridades se ha visto frustrado. La intervención de la policía para poner fin a la huelga de hambre ha puesto en estado de alerta a artistas e intelectuales en Cuba. A pesar de mediaciones de varias reconocidas personalidades del arte, como el cineasta Fernando Pérez, el diálogo no fluye y la ola de repentinos encarcelamientos para intimidar a personalidades de las artes continúa.
Desde que la policía intervino el edificio donde el Movimiento San Isidro se mantuvo en huelga de hambre por diez días, varias personalidades de vida artística e intelectual cubana han sido arrestadas, entre ellos también Tania Bruguera, Luis Manuel Otero Alcantara y recientemente el editor de la revista de cultura y política El estornudo, Carlos Manuel Álvarez.
Tras ser censurada en abril del 2018, cae en medio de esta coyuntura el estreno de largometraje QUIERO HACER UNA PELÍCULA en la cinemateca de Madrid, ópera prima del cineasta y artista gráfico Yimit Ramírez. Yimit, quien destaca por manejar distintos soportes y técnicas de las artes visuales, combina su eclecticismo con una insolencia juvenil y bruscos quiebres de género entre sus distintas obras, que abarcan el dibujo animado, la animación 3D, la docu-ficción y el trabajo con destacados actores cubanos.
La generación censurada se abre camino – Yimit Ramírez estrena online su película #QHUP
Su ópera prima QUIERO HACER UNA PELÍCULA (#QHUP) rompe una vez más esquemas, pues opta por la creación colectiva o coísmo -como lo llama su co-guionista Tony Alonso- al co-escribir junto a Tony y Neisy Alpizar, ambos compañeros de estudios de su generación.
QUIERO HACER UNA PELÍCULA o #QHUP se titula el deseo de hacer cine independiente en Cuba, generando una de las mayores campañas de recaudación de fondos llevadas a cabo para realizar una ópera prima.
El plot es reducido: Tony está fascinado con Neisy durante el concierto de los Rolling Stones en La Habana. Mientras la sigue, decide hacer un documental secreto sobre su vida. Se infiltra en su casa y comienza a grabar su privacidad debajo de la cama. Así, se convierte en testigo de los conflictos generacionales de Neisy con su madre, su bisexualidad y sus formas de ganarse la vida. Sin embargo, el revuelo causado a raíz de la Muestra Joven ICAIC en abril del 2018 ha sido considerable.
Una ópera prima censurada por un mojón
La censura de #QHUP se produjo cuando se intentó presentarla como proyecto en desarrollo en la Muestra Joven ICAIC, principal encuentro de jóvenes talentos del cine cubano. Entonces se le acusó de “irrespetar” a la figura oficial de José Martí a través de una frase del personaje de Tony, cuando se declara a Neisy con las siguientes líneas:
¡José Martí es un mojón, Neisy! … José Martí es un mojón de verdad! …
– (Risas)
José Martí no se reía, m’ija.
– ¿Cómo sabes éso?
José Martí era maricón.
– Está bien. ¿Y por qué no?
Pero, no lo conocimos. Él vivió en otra época, entiende …
Y no creo en Martí. No soy martiano.
– Mi papá sí.
No, no. Y mi mamá también. Y mi papá.
– ¡A mi me gusta Martí.
¡Pero tú no lo conoces!
– No, pero …
A mi me gustas tú.
Para mi ahora mismo tú eres mi Martí.
Este tierno diálogo entre jóvenes procedentes de estratos sociales distantes y con perspectivas del mundo diferentes fue el motivo de la censura. La lectura aislada de “¡José Martí es un mojón!” omite la reflexión sobre el legado cultural cubano que en términos sencillos engloba QUIERO HACER UNA PELÍCULA.
#QHUP es además una reflexión sobre el cine cubano y su relación con el mundo, tomando Cuba como escenario del espectáculo, sea para personajes de RÁPIDOS Y FURIOSOS o para Barack Obama -quienes ven el mundo desde vehículos blindados-, y de la porno-miseria que escarba en los escombros y exalta la carencia, así como la Cuba del culto del personaje revolucionario pétreo y del pasado, además de la isla como rezago, también en materia de rock. En esa Cuba no parecen tener voz los personajes de Tony, Neisy y Yimit. Por eso mismo necesitan hacer su película, con la ternura y los medios que poseen.
Quien está familiarizado con clásicos del cine cubano, como MEMORIAS DEL SUBDESARROLLO de Tomás Gutiérrez Alea (1968), hallará las referencias en esta ópera prima de Yimit Ramírez: el voyeur Tony que rodeado de arte y un estilo de vida sofisticado comparte rasgos del personaje de Sergio en clásico de 1968. Neisy, que es observada y analizada por el voyeur Sergio, asume el papel de Elena. La mirada por un agujero de llaves en la casa precaria de Neisy nos remite al telescopio de Sergio. El estilo neorrealista de QUIERO HACER UNA PELÍCULA comparte múltiples perspectivas y tomas de MEMORIAS DEL SUBDESARROLLO. Sin embargo, una diferencia entre los personajes es que Tony debe obedecer a un papá que ejerce poder sobre él y sus dispositivos para aprehender el mundo, las cámaras. Tony, similar a un científico o artista, necesita deconstruir símbolos nacionales, pues sólo insultándolos y sobreponiéndose a ellos logra acercarse a la Cuba de Neisy. Neisy, similar a Elena, a su vez quiere transformarse apoderándose de la cámara, cual videobloguera, y enfrentando de manera idealista un mundo nuevo junto a Tony. Es este deseo que conmueve profundamente luego de aguantar casi 100 minutos de encuadres fijos, cámaras movidas, sexo duro, lágrimas, peleas y algo de la Habana Vieja y el Vedado de noche y los lamentos y alegrías del cotidiano cubano.
#QHUP carece y peca, sobre todo del tiempo justo
La obra de Yimit Ramírez se caracteriza por un eclecticismo propio de quien quiere aprender nuevas técnicas y vertirlas en obras. Hay que ver QUIERO HACER UNA PELÍCULA. Por más que por ratos puedan parecer largas algunas escenas, tienen su lugar para abrir el abanico de temas difíciles de abarcar en una ópera prima que se apoya en un clásico pero que establece sus propios retos y limitaciones, como narrar la historia escondido bajo una cama y carecer de permisos y presupuesto para hacer cine a través del ICAIC.
La censura es a la ternura de quien es joven
Los espacios en QUIERO HACER UNA PELÍCULA son pocos y su significado no parece saltar a la vista, pues las ideas creadoras ocurren en lugares poco llamativos. Sin embargo, son éstos los espacios de una generación de artistas y creativos que transitan por lugares como la cocina de Marta María Ramírez, donde se manifiestan las dudas, surgen las nuevas ideas y van tomando forma a través del diálogo y un té.
Robar algo grande, un corazón
QUIERO HACER UNA PELÍCULA nos seduce, no sólo como obra cinematográfica independiente, con todo lo que le antecede: carteles, debates, caricaturas, una campaña para recaudar fondos en la que no debieron faltar los polos impresos, sino que destaca por cómo asume el legado cultural cubano con frescura e insolencia y por ser indomable el proceso creativo de vanguardia de la presente generación que hoy se solidariza a través del #27N.