Siempre he pensado que los presidentes y la gran mayoría de políticos en el Perú están alejados de la realidad. Ellos no pasan hambre ni preocupaciones de fin de mes para pagar las cuentas, tampoco se atienden en los hospitales públicos ¿Se puede gobernar alejado de la realidad?
La pandemia del COVID-19 sigue destapando las miserias de un país que está próximo a celebrar su bicentenario. Un país con los servicios de salud colapsados, un país donde la corrupción no se detiene, y donde los grandes grupos de comunicación se convierten en aliados del poder de turno a cambio de jugosos contratos de publicidad.
La angustia en los hogares peruanos de bajos recursos sigue creciendo día a día. Los infectados continúan en aumento y muchas familias siguen llorando a sus muertos. No es lo mismo pasar la cuarentena con un refrigerador lleno de alimentos y con internet en casa viendo Netflix, que pasarlo en un hogar de un asentamiento humano, donde no hay agua potable, desagüe ni servicio de luz eléctrica. Habrán podido resistir quince días, pero no resistirán más de dos meses.
El gobierno no quiere reconocer que se equivocó y mucho menos reconoce que se sigue equivocando. Sabemos que hay buenas intenciones, pero con buenas intenciones no se solucionan los problemas urgentes que en este momento necesitan solucionarse.
Paralelamente a esto, lo más grosero es ver encuestas publicadas en portadas de los medios aliados al gobierno (aliados por dinero, obviamente) donde intentan decirnos que los peruanos aprobamos la negativa gestión del presidente Vizcarra. ¿Por qué insistir en una falsa publicidad? ¿Por qué gastar dinero en encuestas? ¿Es más importante el ego del presidente que la salud y vida de los peruanos?
No recibimos soluciones, pero sí dosis diarias de conferencias de prensa desde Palacio de Gobierno, que al final se han convertido en monólogos de un presidente mal asesorado. Hay temas que Vizcarra no quiere tocar, temas como la aprobación del retiro del 25 % de las AFP que sigue en espera y que no piensa firmar.
La cuarentena que realiza el presidente Vizcarra en Palacio, no solo es por el virus, ahora también es una cuarentena que evita a los medios de prensa y sus preguntas infecciosas en vivo que generaría la incomodidad en el gobierno. Así que mantener la distancia es más saludable para ellos.
En medio de todo esto, por segunda vez varias familias de San Juan de Lurigancho sufrieron un nuevo aniego en pleno estado de emergencia, y las carreteras del Perú son testigo del éxodo de miles de peruanos que intentan regresar a su tierra, porque en Lima lo perdieron todo.
Pero entre otras noticias el ministro de Salud, Víctor Zamora, se reúne con el presidente del Jockey Club para reanudar las carreras de caballos. Esto parece salido del guion de “Un día en las carreras” de los hermanos Marx. A veces la realidad supera la ficción.
Sin duda, la agenda del gobierno se encuentra muy alejada de la crisis real que vivimos millones de peruanos.