La larga marcha
“Antes existía el sello ‘prohibido viajar a los países comunistas’, porque entonces no se podía viajar a la China ni a ningún país detrás de la cortina de hierro”, me recuerda el embajador Guillermo Russo Checa. “Y esto fue así hasta que el gobierno de Velasco Alvarado en 1969 estableció relaciones con los países socialistas, pero sin alinearse en el Bloque Oriental. Uno de estos países con los que establecimos relaciones fue la China Popular”.
Podríamos decir que este primer paso durante la última dictadura militar peruana se estableció un rumbo de la política internacional de Perú en relación a su política de seguridad interna, ya que la diplomacia y el sector defensa estaban estrechamente relacionados. A propósito de esto el embajador Russo menciona que no obstante los acercamientos diplomáticos de Perú con el Bloque Oriental no fueron de pasar de una esfera de influencia a otras sino dentro del marco del No Alineamiento del que formaba parte Perú en un momento de alta tensión imperial entre las dos superpotencias de EE.UU. y la URSS. Era una política internacional de buena vecindad global, que tomaba lo mejor de ambos bloques en beneficio de lo intereses de la República. Un ejemplo a nivel de cooperación fue la asistencia técnica de la república socialista de Hungría en material industrial médico y para universidades. ¿Recuerdan los buses Ikarus? Eran húngaros.
Pero volvamos al recóndito Asia. Antes de 1987 teníamos poco o nada en el lejano Oriente, sin embargo, las potencialidades asiáticas comenzaban a estallar como flores de loto en toda la cuenca del Pacífico.
Otro que se dio pronto cuenta de las ventajas asiáticas fue un bisoño Alan García quien “en 1984 visitó la China popular. De alguna manera ya los chinos habían visto por debajo de la alfombra y preveían que Alan podía ser presidente”. Entonces García se había entrevistado con el líder chino Deng Xiaoping (邓小平), arquitecto de la China moderna, el mismo de la frase «no importa de qué color sea el gato, lo importante es que cace ratones». Como dice Russo “Hay que reconocer el aporte de Alan Gabriel Ludwig García Pérez; guste o no guste es parte de la historia del Perú la reapertura que hizo de la oficina en Hong Kong, era plantar pica en Flandes”.
Y allí fue a abrir nuestra oficina Guillermo Russo, un día de lluvias de monzones y con un aroma de arrozales en el aire. “Es importante lo de Hong Kong, porque se está firmando está semana el tratado de libre comercio con ellos. Ha sido un proceso largo, porque los chinos no tienen sentido del tiempo, pero para Perú es vital, así que bienvenidas las inversiones. Y es que si bien los hongkoneses son chinos étnicos tienen mucho de la cultura financiera inglesa al haber sido colonia hasta 1997, por lo que tienen los mejores aspectos de ambos mundos”.
La primera hazaña comercial Perú-China-Hong Kong.
Cabe recordar que el embajador Guillermo Russo entonces cónsul general en Hong Kong en 1987, promovió el primer Joint venture (un acuerdo comercial entre dos o más empresas para colaborar en un proyecto o actividad específica) entre la China popular, Hong Kong y Perú, esto con el fin de construir una flota pesquera de doce barcos, de 350 toneladas cada una en los astilleros de Fu Jian en la República Popular, con los fondos de Hong Kong para una empresa pesquera peruana, Sariman, localizada en Casma. El mismo Russo estuvo presente en la botadura de los pesqueros allá hacia finales de la década de 1980. Este podría ser considerado como el primer negocio exitoso que estrechó lazos entre estos países.
Russo nos recuerda que antes de la APEC “la relación con el Asia Pacífico era a través del PECC, que era la reunión que había de los estamentos privados y universitarios del Asia; y es en el año 1991 que un Fujimori demócrata (antes del golpe del 92) asiste a una reunión del PECC en Singapur en noviembre de ese año. Como resultado de esta visita es que se traslada a Hong Kong y allí se realiza la primera gran reunión de un presidente demócrata de origen asiático en el Asian Society, ante más de 600 empresarios de todo el Asia que se conectaron en Hong Kong para escucharlo, y también fue la oportunidad en que por primera vez un presidente del Perú en funciones pisa la China, precisamente en la zona económica especial llamada Zhen Zhen, que queda a una hora y media de Hong Kong, en la China continental”.
Otro que se la jugó por Asia con gran visión fue el histórico minero Alberto Benavides “él se la jugó por atraer inversiones al sector minero en un contexto adverso, habíamos tenido recientemente la estatización de la banca, y ese patriota fue Alberto Benavides de la Quintana con quien yo mantenía una relación cordial. Fue él nuestro gran minero del siglo XX”. Junto a Russo promovieron proyectos mineros como Antamina, Queyaveco, Iscayacruz, “que eran proyectos en manos del Estado y que el Estado quería inversión extranjera, y que sin embargo hasta ahora no se han terminado de dar muchos de estos. Benavides de la Quintana se la jugó, pero el ambiente no era favorable. Si nos metimos en promover nuestra minería en el Asia era porque a mí me nacía el tema minero y Benavides entendía la potencialidad de una China que emergía”.
Para ver el futuro hay que achinar los ojos
“Para trabajar con la China Popular tenías que trabajar con Hong Kong, con una empresa de allí, porque los chinos se entienden entre ellos, porque los chinos no son fáciles y cuando toman decisiones la toman como es la decisión de llevar adelante la ruta de la seda. Por otro lado, insisto en el no alineamiento activo como política exterior del Perú; ni con Washington, ni con Pekín, ni con Moscú, no debemos depender de nadie. El Perú tiene muchas fortalezas y algunas debilidades. Nuestras fortalezas es nuestra posición geográfica, nuestros recursos naturales, la contribución que hemos dado al mundo con nuestros alimentos como la papa y la paprika, y nuestra relación histórica con China, pero desde lo político nuestra dependencia no debe ser con nadie. Necesitamos una política exterior de un no alineamiento activo que tiene que ser constructivo. Bienvenida sean las inversiones y no importa de que país, lo importante es que contribuyan al desarrollo del Perú con transferencia de ciencia tecnología y ‘know how’. Tenemos que ser constructivos para sumar y multiplicar, hay que estar seguros de lo que queremos como país en políticas de Estado».