Otra película peruana se estrenó estos días, con la mirada de un cuarteto de directores nació cu4tro, resultado del trabajo de los cortometrajes realizados por Bruno Ascenso, Frank Pérez-Garland, Christian Buckley y Sergio Barrio. Historias que se insertan en la piel como esquirlas, debido a la muerte y la repercusión de la ausencia permanente de un ser querido en toda la película, pero más que eso es el resultado del miedo a la soledad que les rompe la brújula, pero que lamentablemente cojea por interpretaciones exageradas en dos de las cuatro historias.
Pantalla en negro inicia la película con la numero cuatro, una habitación y ‘Vanessa Saba’, es la historia grabado en interiores, que comienza con buen pie endulzándome lentamente pero al final termino empalagado, debido a lo estático de las tomas, al guión evidente que hasta un niño de cinco años adivina que sigue y la exageración del llanto que destroza toda la composición.
Luego aparece el número tres sumergido en el ecran, para mostrarnos una de las situaciones por la que pasan las personas al perder un familiar como padre o hermano, pisando el camino de la bendita ignorancia, intentando comprar un ataúd y organizar un entierro digno, pero con la lamentable mostrosidad llena de sarcasmo de una vendedora que al escuchar su voz se nos revuelve el estomago y nace esas ganas de vomitarle en la cara. Una crítica hacia las empresas funerarias, pero que no convence por la falta de compromiso en la historia de los tres personajes, es evidente la interpretación fría con los rostros estáticos como mascaras.
Debo confesar que Bruno Ascenso no me gusta como actor pero tiene un ojo especial para la dirección, primero con uno de sus trabajos anteriores ‘Angelita’ y ahora en está oportunidad nos presenta una visión con tiempo y espacio natural, desnudando personajes lentamente, iniciando la historia con fuerza al estilo ‘Amores perros’ nos grita con imágenes juega con nuestra tranquilidad para movernos del asiento y acomodarnos, perfuma la pantalla con intriga, nos hace pensar y sumerge a Gisela Ponce de León hasta al fondo de la tina para entender su infinita soledad y dolor tan femenino como esa coraza que se parte con el recuerdo de su madre. Una muy buena dirección en fotografía hace resaltar la presencia de Miguel Iza, que vive flaco de tristeza intentado ayudar y controlar ese llamado a la carne que le grita al oído ‘sexo’, entregándose como un prisionero de una batalla perdida. El lenguaje usado por Bruno Ascenso es ese hermoso simbolismo que narra la historia encendiendo las escenas.
Uno, otro corto interesante donde la homosexualidad esta como pretexto para contar el lado humano sin prejuicios, para entender la lealtad de pareja, de dos hombres que se aman intentando superar la textura de la vida que rasga la piel, con ‘Paul Vega’ que nos recuerda al personaje de ‘Mar Adentro’ protagonizado por Javier Bardem, pero que a comparación de ello Vega es tímido y su personaje arrastra las palabras sobre una silla de ruedas, que termina dando placer a ese animal llamado morbo que vive como un gusano en nuestro cuerpo, haciendo cumplir sus fantasías sexuales, escondiendo la mirada triste de una despedida bajo la careta del voyerismo.
Edwin Cavello Limas.
