Opinión

Cruenta convivencia en Medio Oriente

Lee la columna de Edwin A. Vegas Gallo

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Por Edwin A. Vegas Gallo

La verdad histórica, de esta actual cruenta convivencia entre Palestina e Israel, data de hace cuatro mil años atrás, desde la época del Patriarca Abraham y sus sucesores bíblicos.

Es condenable, abominable e injustificable, de lesa humanidad, que el grupo terrorista Hamás, con el control político desde hace 16 años de las ciudades de la Franja de Gaza: 360 km2 de superficie, con 2.3 millones de habitantes (9 mil por km2), con indicadores de desarrollo humano de pobreza; una vez más, con su levantamiento, haya atacado población civil judía, protegida por el derecho humano internacional.

Ello ha llevado a un contra ataque del Estado Hebreo de Israel, a no dejar piedra sobre piedra, sobre la población Palestina de la Franja, en acciones también reñidas contra el derecho internacional humanitario, que hasta el mismo Antonio Guterres, Secretario General de Naciones Unidas, condena porque el ejército israelí ha cercado la zona y no se permite el paso de alimentos, medicina, electricidad y agua.

A propósito de agua en 2012, estuve en un Congreso Mundial de la Ciencia y por primera vez científicos palestinos e israelíes presentaban una investigación sobre captación y uso de agua, en demostración palmaria que más allá de los gobiernos de extrema derecha o terroristas teocráticos, las poblaciones queremos vivir en cultura de paz alejados de la amenaza latente de una tercera guerra mundial en ciernes.

Asimismo, es incomprensible el silencio de la Canciller de la República en no abordar oficialmente este tema, habida cuenta que el gobierno peruano ha reconocido ante Naciones Unidas el Estado Palestino. De seguro no lo hace porque anda de turismo con la presidenta Boluarte por Europa. Asimismo, es obvio que el representante peruano en Naciones Unidas en Nueva York, Víctor García Toma, poco o nada puede decir dada su incomprensión del idioma inglés.

No esperemos otros cuatro mil años, para que judíos y palestinos, filogenéticamente primos hermanos, resuelvan sus desavenencias a punta de metralletas y cohetes, poniendo en vilo la paz mundial.

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