Representa un salto cualitativo y definitorio para la escultura peruana de segunda mitad del siglo XX, contribuyó decisivamente a que se superara la larga fase intermedia de la figuración escultórica realista, cultivada por Ismael Pozo con intuición pero sin proyecto autoral, y se procedería aun replanteamiento del vacío generado por las propuestas escultóricas modernas no concluyentes de Joaquin Roca Rey y Jorge Piqueras, quienes inauguraron lo nuevo entre nosotros pero se autoexiliaron a principios de la década de 1950 y se sustrajeron casi por completo de nuestro contexto. L apartida de Alberto Guzmán a París, aunque de signo distinto, conllevaría una proyección internacional, de poca influencia en nuestro medio.
La obra de Cristina Gálvez, trabajada en el Perú, sobre principios adquiridos durante estadías en el extranjero, está construida como un dialogo con el arte escultórico tal como se desarrollaba en los contextos europeo y estadounidense. No es que ella por si sola haya inventado una modernidad escultórica real, aunque ciertamente su obra manifiesta modernidad y dialogo con la Giacometti, Richier y Zadkine, grandes escultores residentes de París, entre otros, sino que es una figura fundacional que hace posible que en concepto de arte moderno súbitamente aparezca re-centrado, habiendo adquirido a plenitud su carácter de indagación en la forma y esquivado limpiamente el riesgo de todo formalismo.
Pese a un contacto muy temprano con la escultura de su adolescencia en Bélgica, su formación académica inicial fue en la pintura en la Escuela Nacional de Bellas Artes de Lima (1936-1938). Su inclinación por la escultura reaparecería hacia 1950 – participo en las bienales de Sao Paulo de 1953 y 1957 con pequeñas esculturas de cuero y se definiera a principios de la década de 1960, en París. En su obra escultórica. Cristina Gálvez no se desprende nunca de la forma figurativa, a la que da tratamiento expresionista que se intensifica en su madurez. Su escultura trasunta inusual encuentro de la modernidad y de cierto ánimo simbolista (de acento gothic).
A todas luces, el eje de toda su práctica del dibujo como creación autónoma revela plena comprensión de la línea y su poder estructurante y aquella aspiración universal que hizo suya, Para Cristina Gálvez el dibujo fue un camino de vida.
Jorge Villacorta.