Recientemente, causó polémica un evento que se realizó en la Casa de la Literatura con un rótulo sugerente: ¿Crisis poética peruana? Al margen de que para muchos (me incluyo) los invitados no eran los más dotados para resolver esta dispuesta, esta dubitación causó, como una piedra al arrojarse al agua, ondas: reacciones a moco tendido sobre la problemática poética nacional, memes, comentarios al pie de la letra y enfados a borbotones. Pero, claro, la pregunta es cae de madura: ¿realmente hay una crisis poética en nuestro país?
Luego de una charla sustanciosa con un poeta del medio, coincidimos en afirmar que la problemática no es tanto poética sino política y socio-cultural. No hace falta ser demasiado agudo para observar que hay una creciente poesía a lo largo de todo el país. Yo que tránsito en los vericuetos del sur y norte nacional, puedo afirmar que hay talentos en Arequipa, Cusco, Trujillo, Huancayo, Puno; y con menos intensidad, pero con potencial algarabía, en Áncash o Cajamarca o Tacna. Afirmar que hay una crisis, es omitir a todos los poetas que, desde diferentes generaciones, escriben y publican por estos años. Hablamos de autores como Miguel Ildefonso o Domingo de Ramos, Leoncio Bueno o Ladislao Plasencki, Bethoven Medina o Julia Wong, pero también autores menos sonados como V. Villavicencio, Ángel Yzquierdo Duclós o el recientemente fallecido Salomón Valderrama.
Hablemos en todo caso de la verdadera crisis, que no es creativa, sino social: ¿a qué se debe la ausencia de planes de apoyo e incentivo a la creatividad poética nacional? Si un joven decide hoy mismo dedicar su tiempo al estudio y escritura de la poesía en el Perú, ¿qué opciones tiene? A) Patear latas, tratar de sobrevivir mientras logra ubicarse en el medio, lo que puede tarde días, meses, años; o, B) Dedicarse a otros oficios y olvidarse de soñar con si quiera publicar uno de sus libros. ¿Entonces? Sin embargo, pese a esas viles adversidades, los jóvenes de todo el Perú siguen escribiendo y publicando sus obras. Sería adecuado que los medios oficiales se tomaran el tiempo de leer la nueva poesía local. Ya basta de seguir mitificado el pasado: el futuro de la poesía peruana, que es pieza vital del enorme coro de voces de todo nuestro continente, depende de nosotros. He dicho.
(Columna publicada en Diario UNO)