Debido a que en los lugares donde hace mucho calor como los buses, las couster que no tienen aire acondicionado, la gente difícilmente tendrá puesto la mascarilla y la careta facial. Similar escenario, acontecerá en las playas, restaurantes y bares. Esto originará que el sistema de salud colapse nuevamente.
A un mes y medio del inicio del verano muchos ciudadanos se preguntan si el incremento de la temperatura facilitará el contagio de la covid-19. Si nos remitimos a lo que sucedió en España, donde el número de infectados por la pandemia del coronavirus se elevó a 78 % según el Ministerio de la Sanidad de ese país, entonces nos espera un nuevo colapso del sistema de salud. ¿Pero realmente el clima ayuda que el virus sea más activo y agresivo? ¿O son otros los factores que influyen?
Fernando Mejía Cordero, médico infectólogo del Instituto de Medicina Tropical de la Cayetano Heredia, dice que a diferencia de los demás virus como el de la influenza que dependen en gran medida de factores estacionales, en el caso de la covid-19 no existe evidencia científica que afirme que el virus sea más contagioso en los países donde hay mayor calor y humedad. Pero lo que sí está bien documentado, agrega, es que en el verano las personas tiendan a salir más de sus casas y a tener una mayor interacción, y eso hace que se eleve el riesgo de contraer el coronavirus.
En España, según cuenta el periodista José Abad, cuando el verano llegó en junio pasado y se flexibilizó las restricciones sociales, la gente salió de viaje, pero no a otros países, sino al interior de España aprovechando las ofertas que se ofrecían para incentivar el turismo. Otros, en cambio, se fueron a las playas, restaurantes, bares y discotecas. Y todo ello contribuyó, a su juicio, al aumento de contagios.
La doctora Tania Valbuena, epidemióloga colombiana radicada en Perú desde hace tres años, afirma que no existe una relación directa del verano con la propagación de la covid-19. Pero lo que sí existe es una relación indirecta que pone a las personas en un estado de vulnerabilidad al no permitir que puedan cumplir con las medidas de protección como es el uso de las mascarillas, las caretas faciales, etc.
«A medida que la temperatura se eleve la gente no va a poder soportar tener puesta la mascarilla mucho tiempo, ya que el sudor la va a mojar ocasionando molestias. Si la persona desea protegerse del coronavirus, tendrá que cambiar la mascarilla por lo menos tres veces el día si es que está expuesta al sol y al esmog durante horas. ¿La gente pobre que vemos en las calles vendiendo alguna cosa para ganarse el día podrá hacer esto? Yo pienso que no, porque eso supone un mayor gasto», señala Valbuena.
Según la epidemióloga, la segunda ola del coronavirus, que llegará al país a fines del próximo mes de enero, se presentará no solo por el virus, sino por la imposibilidad de que la gente cumpla con todas las medidas de bioseguridad que los proteja del contagio.
Leslie Soto Arquiñigo, infectólogo del Ministerio de Salud (Minsa), coincide con su colega de que el verano no guarda una relación directa con este tipo de virus que tiende ser más activo y más agresivo en invierno. Y esto porque las gotitas que una persona infectada expulsa por la nariz y la boca cuando tose o estornuda suelen durar más y se mantienen con mayor actividad cuando hay frío. En cambio, en el verano, estas gotitas se destruyen más rápidamente. Por esta razón, la transmisión resulta menos eficiente.
El médico del Minsa también piensa que debido a las altas temperaturas casi muy pocas personas usaran mascarillas y protectores faciales en los lugares donde hace mucho calor. Puso como ejemplo, los buses y couster donde la mayoría no tiene aire acondicionado y la temperatura a veces alcanza los 30 grados centígrados. En estos ambientes, la gente va usar la mascarilla debajo de la nariz o el mentón. Y solo va usar correctamente el protector facial.
«Cuando la mascarilla se moja ya no sirve, porque los huequitos del tejido se abren y no te protegen. Además, la mascarilla mojada promueve la aparición de bacterias, que originan la dermatitis y un mayor acné», afirma Soto Arquiñigo.
Para no estar comprando mascarillas que todos los días se tendrá que cambiar, la epidemióloga Tania Valbuena recomienda usar mascarillas de tela, por ser más frescos y porque se pueden lavar. Con ello, dice, se evitará que la gente vea afectado su economía. Bastará con tener solo cuatro mascarillas de tela; dos de las cuales usará durante el día y que luego lavará en la noche. Y los otros dos, lo usará al día siguiente.
Verano no muy caliente
De acuerdo con el Senamhi, la temperatura del clima en las próximas semanas se mantendrá normal hasta mediados de enero del 2021, debido al fenómeno de La Niña Costera. Sin embargo, a fines de enero, la temperatura se elevará ligeramente, oscilando entre 24 a 28 grados centígrados.
Abraham Levy, especialista en temas climatológicos, también coincide con el Senamhi que el próximo verano no será muy caliente en la zona costera del país, aunque no descarta que haya días donde la temperatura alcance los 30 grados en algunos distritos de Lima como Ate, La Molina, Surco.
¿Cómo evitamos contagiarnos?
Recientemente el Gobierno publicó un decreto supremo para reducir el aforo de la gente en las playas de la Costa Verde. Y dejó en libertad a los demás municipios costeros para que tomen de acuerdo a la realidad de cada una de ellas, las medidas pertinentes que eviten la propagación del coronavirus.
Según los doctores Soto y Mejía dicha medida no va a funcionar porque tiene muchos vacíos. Por ejemplo, prohíbe llevar comida a las playas para evitar el contagio, pero no dice nada de los restaurantes aledaños donde la gente se va a aglomerar. Tampoco, agregan, dice algo de cómo se controlará a los jóvenes que son más proclives a la vida social durante el verano, y que suelen ir mayormente a las playas del sur.
La última encuesta de Cedro del 2018 titulada Consumo de Alcohol y Drogas en Veraneantes de las Playas de Lima reveló que el 40, 6 % de los peruanos menores de 35 años acude a las playas unas 5 veces al mes. Y que el 74 % lo hace para nadar, el 61,1 % para tomar sol, el 28,4 % para comer, el 21,4 % para descansar, y el 18,3 % para jugar.
Por esta razón, el doctor Leslie Soto sugiere a las autoridades cerrar las playas y los lugares de recreación. «Las playas no se van a desaparecer. Es mejor no ir este año y optar por otros lugares donde la gente no se aglomere», afirma. El infectólogo Fernando Mejía piensa lo mismo, y recomienda al Gobierno tener mano dura para aquellos que no usen bien las mascarillas.
«A estas personas que suelen usar la mascarilla debajo de la nariz o debajo del mentón en vez de multarlos, que sabemos nunca lo pagan, hay que decirles que no cobrarán los bonos. De esta manera, los obligaremos a usar bien las mascarillas».
Tania Valbuena recomienda al Minsa mejorar las campañas de comunicación para que la gente sepa usar correctamente las mascarillas. Igualmente, pide al Gobierno hacer un mapa de los asentamientos humanos que precisan de suministros básicos como el agua potable, ya que este recurso es necesario para el lavado de manos.
También, sugiere contar con una mayor participación social intersectorial ante el problema del coronavirus. «En la medida que todos tengamos presente que el objetivo común es evitar la transmisión del virus, habrá más oportunidades de enfrentar con éxito la segunda ola de la covid-19», sostiene.