Escribe: Rodolfo Ybarra
Carmela Hontou es una empresaria y diseñadora de modas que se infectó de Coronavirus en Milán y como se sentía constipada se vino a Uruguay a hacer su vida normal. Se fue de paseo, se fue de compras, se fue a la peluquería; luego acudió a una fiesta de la ‘high life’ con más de quinientas personas y contagió a medio mundo, incluído su personal de servicio, guardaespaldas, amigos, familiares, etc. Y, sin importarle nada, mandó en bus público a su empleada doméstica para que se haga la prueba de hisopado (obviamente, también estaba enferma).
Y para remate, almorzó con su señora madre de más de ochenta años. Cuando le preguntan si le preocupa haber contagiado a tanta gente, se victimiza y dice que la gente no la entiende y que, por favor, no la tratan de «terrorista». Y que lo más importante ahora es salvar su marca, o sea, su nombre: «En Argentina me conoce mucha gente, me están quemando mi marca, mi nombre (¡Carmela Hontou!, ¡¡Carmela Hontou!!). ¡Mi nombre es mi marca, tengo tantos clientes ahí…!!!»
Los vecinos de su lujoso edificio la han denunciado por miserable y se ha convertido en la persona más odiada y repudiada de todo Uruguay.
Oh, madame Carmela Hontou, usted es una reverenda bestia.
