Dentro de lo poco que se habla de cine el país el día 22 y 23 de febrero se realizó el conversatorio de cine peruano, organizado por la revista de cine “La ventana indiscreta” la reunión fue en la sala del mismo nombre de la universidad de Lima. Se conversó un poco de todo, pero el día 23 que fue mi visita, la reunión dentro de lo realizado me causó tristeza y me hizo entender el porqué tenemos el nivel cinematográfico que tenemos, escuchar a gente dedicada al cine entre directores y críticos dar opiniones bastante personales sobre el cine peruano, me hizo imaginar que por momentos esto era una broma con cámara escondida, pero lamentablemente lo que escuche fue dicho con seriedad y no se trataba de una broma.
Si gente que supuestamente se dedica al cine de una u otra manera tiene opiniones bastantes alejadas del cine como arte, debo confesar que me causa temor el futuro cine peruano. Escuchar a un representante de CONACINE decir que la película “La muralla verde” del director Armando Robles Godoy no tiene nada de interesante, es realmente triste, triste no por su opinión sino porque es parte de CONACINE, escuchar a Sebastián Pimentel decir que ninguna película de ‘Chicho’ Durant le resulta interesante es ignorar su trabajo, o tal vez no llegó a ver “Alias la gringa” o simplemente la ignore, debido a su desagrado de observar lo popular y marginal en el cine, entonces imagino que tampoco le gusta las películas de Vittorio de Sica y las de Emir Kusturica que hacen apasionantes historias de la calle, de los personajes marginales, de la pobreza y de los sueños rotos. Opinión tontamente aburguesada, que declara el poco contacto con la calle, con el barrio, con ese lenguaje de callejón que es parte de una realidad nacional, que enriquece las historias y el cine hace largos años; realidad peruana que no se puede esconder como bromea Mafalda.
Escuchar a Enrique Vivar decir que “Días de Santiago” le resulta desagradable y que “Dioses” es mucho mejor, me hizo preguntarme si era esto una competencia de quien dice más tonterías, enumerar y recordar declaraciones de este tipo, eso si es totalmente desagradable. Es por eso que después de ese conversatorio salí arrastrando mi tristeza.
Pero debo confesar que hubo un momento cómico, el cual fue la discusión de dos trabajadores de “El comercio” que escriben crítica de cine. Teníamos en una esquina desde el suplemento “Luces” a Ricardo Bedoya y en la otra esquina desde la revista “Somos” a Sebastián Pimentel, intercambiando su visión y pensamientos sobre el trabajo de Francisco Lombardi, discusión acalorada con un par de golpes bajos, que al final hizo abandonar el “ring” a Sebastián Pimentel. Al final el que les paga por escribir es el mismo.
Pero felizmente que dentro de todos los invitados que estuvieron para “ilustrarnos” sobre el cine peruano encontré alguien con una interesante opinión sobre nuestra realidad cinematográfica, Emilio Bustamente fue la persona con una visión amplia y lucida de la realidad del cine peruano.
Edwin Cavello Limas
