Conversando sobre “Saber matar, saber morir” de Augusto Higa Oshiro

Ayer se presentó en la 35° Feria del Libro Ricardo Palma, la obra ganadora del VI Premio Novela Breve de la Cámara Peruana del Libro. “Saber matar, saber morir” de Augusto Higa Oshiro. El libro editado por el Grupo Editorial Caja negra, fue seleccionado entre las 67 narraciones enviadas a los organizadores, y cuyo premio fue entregado en el mes de julio, en la 19 edición de la FIL.

Al respecto, el autor habló sobre las peripecias de Zamudio, y su encuentro en La Parada con Richi Lakra, otro singular personaje. Ellos tienen que lidiar con pandilleros, en los alrededores del mercado de La Mar en el barrio victoriano del Porvenir de los años ochenta. Higa admitió, que él tratamiento en la obra del tema de Sendero Luminoso, no fue como una revolución política, sino, como una nefasta agrupación que únicamente ejecutaba matanzas innecesarias. Además, no está seguro como autor, si a través de su novela, ha plasmado debidamente la violencia vivida en los años ochenta.

Luego de concluida la presentación de la novela, de parte de Claudia Jiménez editora de la misma, el poeta y académico Marco Martos,y el presidente de la CPL Germán Coronado, hubo un breve brindis entre los asistentes al auditorio Ricardo Palma, y seguidamente se inició, en el auditorio Antonio Cisneros, la Mesa redonda “Dos escritores conversan” organizado por la editorial Animal de invierno.

La moderación estuvo a cargo del representante de las librerías Ibero Julio César Zavala, quien preparó algunas preguntas que fueron absueltas por los dos autores: Augusto Higa, y Carlos Calderón Fajardo.

Augusto Higa y Carlos Calderón Fajardo.

Sobre el proceso creativo:

Augusto Higa refirió que el proceso creativo es demasiado complejo y que no tiene asidero alguno, tanto como una definición. En su novela que habla de la guerra interna pasada, se tomó largos periodos de escritura, llegando incluso, a publicar una de ellas en un lapso de veinte años, a diferencia del cuento, que en algunas ocasiones, los concluye en una sola tarde. Calderón Fajardo, desveló al público asistente, que mantiene una amistad de cuarenta años con Higa, y que ambos son más cuentistas que novelistas. A él le aterra la idea de escribir una novela de cuatrocientas páginas; y si bien, escribe todos los días, le gusta trabajar una novela corta, sin embargo, cuando ésta ya pasa las ciento cuarenta páginas, él se siente mal, y empieza a ponerse nervioso, e incómodo. De ahí que admitió, que viene escribiendo una novela que hasta ahora no la termina, porque es muy larga. La historia trascurre entre el Perú y Alemania; y probablemente muera sin publicarla.

Sobre los viajes ¿Cómo influyeron estos en sus obras?

Higa contó que el viaje que hizo a Japón fue muy tardío, entonces, la influencia que adquirió de este país nació cuando él ya era un hombre con ideas definidas. Y fue ahí que descubrió que es más peruano de lo que se había imaginado.

Para Calderón Fajardo, el viaje siempre ha sido fundamental. Él nació en Juliaca Puno, aunque no se considera puneño porque no sabe mucho de esa tierra, y tampoco no escribe sobre ella, ni vivió nunca ahí. Pues, para su padre que era un médico militar arequipeño, fue terrible que él haya nacido en Puno. De esa forma, lo envió desde muy joven a Alemania para que estudiara medicina, pero a él no le gustó la carrera, y tomó la decisión de irse a París, para empezar a formarse como escritor, de ahí que considera que los viajes siempre han sido fundamentales para él.

Sobre la violencia subversiva vivida en el país:

Higa manifestó que en los años ochenta la violencia fue total. Aunque, mencionó lo que alguna vez dijera Miguel Gutiérrez, que la violencia que sufrió el país en los últimas tres décadas ha sido semejante a la guerra con Chile, y a la independencia del Perú, opinión que a Higa no le parece cierta, porque los dos grupos subversivos ya extintos, simplemente se levantaron en armas para hacerle una inexplicable guerra a la sociedad.

Calderón Fajardo afirmó con contundencia: “A mí no me interesa la novela testimonial, a mí me interesa más bien, lo que sucedió en el interior de las personas que vivieron esa terrible época”. El autor de El fantasma nostálgico, es sociólogo de profesión, y enseñó la cátedra de sociología durante veinticinco años en la UNI. Y recordó que en esa época, se vivía en el campus de la universidad un contexto muy difícil, como la vez que, los militantes de Sendero Luminoso que habían tomado la universidad, marchaban lanzado vivas por los patios principales, y al encontrarlos a él, y a otro docente circulando libremente, les exigieron que se acoplen al grupo para continuar las vivas por el “partido”.

¿Cómo ven el futuro literario como escritores?

Augusto Higa: “Carlos y yo venimos de la generación del sesenta, y en ese tiempo no había tantos escritores. Hoy, el arte y la narrativa se han democratizado, por eso que hay muchos más narradores”. Agregó, que antes no había mucha literatura fantástica como la hay hoy en día. Aunque, dio una severa crítica a la mirada de los nuevos literatos: “En la actual narrativa ha nacido un nuevo sesgo, en que el “personaje” aparece constantemente como el centro de la novela, y aunque eso siempre ha existido, nunca se dio con las características de hoy, por eso, me parece un ejercicio poco edificante para la obra, y eso significa que el autor renuncia a su compromiso social”. Al mismo tiempo, Higa reconoció que ve con optimismo a los nuevos escritores que hoy tienen una manera de escribir, y que quizás, empiecen a brindar novelas más interesantes a los lectores.

Carlos Calderón Fajardo: “Hay dos cosas importantes. Me parece que ahora existe una visión más grande sobre la novela fantástica, y por eso hay una amplitud, a diferencia de la novela realista. Y la segunda cosa importante, son las voces femeninas que tienen mayor presencia en el ambiente literario. Pues, antes no había muchas narradoras, aunque sí poetas. Hoy en cambio, cada día están surgiendo más escritoras, y eso, es más que interesante. Calderón Fajardo concluyó resaltando a las minorías que hoy ya se atreven a escribir mucho más sobre el homosexualismo.