Cultura

Conversando con el pintor Manuel Gibaja

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Conciliar una época de contradicciones como la nuestra ejerciendo una constante de trabajo artístico, es una de las formas de superarla y trascenderla. Si a ello se une una ferviente pasión por lo telúrico y nativo, tendremos como resultado la permanencia de una escuela o expresión que perdura a más del siglo de creada.

Nos referimos al Indigenismo, término creado por José Carlos Mariátegui para definir una tendencia de la vanguardia latinoamericana que se manifiesta en particular como un género literario, una ideología política y un movimiento artístico.

E indigenistas fueron los artistas plásticos José Sabogal, Julia Codesido, Andrés Zevallos, Mario Urteaga, los del grupo puneño de Laikakota, Felipe Cosío del Pomar, Segundo Vinatea Reinoso, el escultor cusqueño Benjamín Mendizábal Vizcarra, único en su género y tantos más.

Pero la corriente envolvente, se proyectó también en México, Bolivia, Ecuador, Colombia y recaló por Europa sin casi proponérselo, especialmente en Francia.

Su permanencia se constata en los trabajos de artistas actuales, aun cuando su dinámica no sea la misma, pero conservando la misma esencia: el amor por el paisaje y el hombre andino. Uno de estos exponentes es cusqueño y se llama Manuel Gibaja Gonzáles.

Nacido en la provincia de Calca,  donde los apus Sahuasiray y Pitusiray casi se bañan en las aguas del río Urubamba, descubrió el intenso amor por lo telúrico creciendo entre pisonays, arrayanes y avistando los arco iris más quechuas surgidos entre leyendas y mitos.

Después de iniciar estudios universitarios en la universidad de San Antonio Abad, accede a la especialización de arte en la EBAC y egresa como profesor. Su obra es múltiple: creador del suplemento forma que se edita en el Diario del Cusco, ya lleva 70 números, una galería de Arte y en la cuesta de San Blas, instala su taller ubicado en la calle de Tandapata.

Participó en numerosas exposiciones y eventos como también fundó el movimiento IMAPUS que concentra pintura, teatro, poesía, música, audiovisuales.

En fin, dejemos hablar a este artista plástico, editor, investigador, profesor y escritor que ha viajado mucho y fue reconocido por diversas entidades nacionales y extranjeras, por la calidad de sus trabajos.

1.-Estuviste de viaje por Europa antes de la pandemia. ¿Cómo respondió la crítica y el público a tu obra pictórica? ¿Existe interés por los motivos andinos?

Manuel: Europa es otra realidad cultural, hay mayores exigencias para exponer, no les interesa si está adaptada al modernismo de ultranza, exigen una obra resuelta técnicamente y bien presentada, y esto ha tenido comentarios favorables, en mi caso.

Hace años pensé que lo particular del arte andino tradicional podía impresionar, ellos conocen que este tipo de arte ha sido manipulado desde hace tiempo. Yo no tengo una línea de estilo de obras en serie como reproducidas lo mismo por años.

El lenguaje de mis obras es variado, sin dejar de lado mi opción por el mundo andino, que es de donde provengo y al que estoy ligado de por vida y experiencia. A los europeos les interesa una expresión artística más sensitiva, emocional y provocadora, siendo así, el pintor no debe ser parte de esa máquina creadora de productores en serie, que domina a individuos vacíos y enfocados en el arte comercial. No desmerezco las expresiones del arte actual, ni su evolución, ni los gustos personales individuales, cada quien es libre de pintar realismo o abstracto-conceptual o hacer instalaciones, pero se espera una obra resuelta, que emocione, que provoque la belleza que el arte suele expresar.

Mi obra está envuelta en este mundo andino, al que pertenezco, nada me desliga de sus motivaciones, ya soy parte de ellas, de la gnosis de sus colores y de sus impulsos diarios, que recreo en la visión personal de mis obras. Mi creación está ligada a la realidad del Cusco. Pinto hechos generales. Los temas precisos han ido desapareciendo de mi óptica, a fin de lograr una obra honrada, verdadera, atenta e inventiva, evitando literaturizar o ponerme a la moda. Es verdad que he tenido bastantes rodeos, por mi autodidactismo, pero tengo un camino muy claro, teniendo al hombre y todo lo que le concierne, creando medios abstraídos y figurativos al servicio de una visión personal de mi realidad andina.

2.- El arte que cultivas, tiene antecedentes telúricos, y se podría decir que responde a una nueva tendencia indigenista, aunque para algunos esta escuela ya no existe. ¿Qué nos respondes?

M: En la literatura realista suele aparecer la idea de novela telúrica, aunque para comprender su significado es necesario brindar un poco de contexto. Las historias escritas en esa época, exponen diversos problemas de carácter político y social, que han afectado negativamente a la gente, y narran la lucha de los pueblos en escenarios realistas y sin ornamentos que busquen suavizar las asperezas. Estamos acostumbrados que nos tilden de indigenistas o neo-indigenistas, porque ser de la sierra o cusqueños, es una pose racista.

Uno tiene que pintar desde el lugar donde esté, donde todos los días recorre su mirada y sus sentimientos, en mi caso, es el paisaje andino, abrupto y recio, que me captura con apasionado sentimiento; esta es la idea y motivación que me acompaña hace años, entonces, mis obras están respaldadas en aprehender las esencias de la gente y el paisaje andino.

Es la experiencia de toda una vida ordenada y sazonada con remembranzas y trabajo, con la dosis y bases de viajes de investigación, sustentadas en conceptos teórico conceptuales, que respaldan mis propuestas de arte visual.

Uno tiene que pintar sin acomodarse a las modas y a las imitaciones, que es lo que más hay en nuestro país, muchos tildarán estéticamente una obra diletante, pero no es así, porque para nosotros, el arte es un violento brasero, siempre ardiente, que produce su luz, inflamando desde la realidad, consumiendo enormes cantidades del contexto en bruto, que se reduce a una llamita brillante y pura, éste es el talento que uno guarda todos los días, y que no ha sido absorbido por las corrientes, ni las teorías estéticas alienantes, que sí han sido muy fuertes para otros artistas que han migrado desde sus lugares a fuera de sus realidades.

 Ningún lugar como el Cusco, que es hace central para abordar sus raíces como tema, para comenzar a desenredar la madeja de los elementos identitarios, así mirando esta tierra, podemos lograr los lenguajes que se requieren para hacer un arte nuestro, en cualquier tiempo.

3.-Esta tendencia es muy popular en Cusco, o al menos lo era hasta antes de la pandemia. Se ha dicho que lo hacían por negocio, pues a los turistas les gusta ese estilo peculiar. ¿Qué de cierto hay en esta aseveración?

M: Es cierto, hay arte y artesanía para todo gusto, esto sucede en todas partes donde hay o habido influencia turística, en México, España o en cualquier otra ciudad, hay artes dirigidas para venderse como piezas de recuerdo, y entre estos artesanos hay  unos muy buenos, que pueden destacar, pero ellos repiten el tema cien veces, entonces dejan de hacer arte y se convierten  en distorsionadores de la vorágine turistera que, vía el mercado artesanal de la “cosa fácil”, se segmenta y denigra la integridad artística del Cusco.

Pero, en ese escenario, como una antípoda, hay también  galerías y artistas que desarrollan lenguajes contemporáneos de arte, donde exponen obras de calidad, con visiones nuevas y valores estéticos, y venden; el turista culto sabe lo que va a adquirir, no podemos negar que se ha estado creando un mercado interesante en esta ciudad.

El arte es un oficio de inventores y no de artesanos que repiten en serie la misma obra, porque el acto de la creación está ligado a la invención y a la creatividad y cuando el artista se repite, se convierte en artesano de sí mismo y deja de ser artista.

4.-Hay otras tendencias en Cusco, quienes la cultivan?

M: Claro que sí, hay generaciones de jóvenes artistas que, por esfuerzo propio, talento o intuición, han creado nuevos lenguajes; también hay otros que imitan o copian obras de maestros extranjeros y les integran algunos elementos y símbolos de la «cultura inka», para chasquear a quienes no conocen esas expresiones, pero están resueltas, sin embargo, debemos decir, que hay pocos de estos, pero la formación técnica sigue siendo muy pobre.

5.- ¿Crees que se puede hablar de un arte pictórico peruano cuando existe tanta diversidad de tendencias? ¿Por qué no hay una escuela que nos defina como digamos la Cusqueña, en otra época? Lo que existe es arte regional y siempre pegado al costumbrismo. ¿Cuál es tu opinión?

M: Este cusqueñismo es buena bandera para sacudirnos del centralismo limeño, y para contribuir con la reivindicación de nuestros valores culturales andinos, marginados por ese centralismo y por las políticas de dominación cultural de siglos.

Ser cusqueño es haber nacido en el Cusco; así de simple. Algunos nacen en el Cusco y luego se convierten en sujetos sociales ajenos al imperativo histórico e insensibles a los requerimientos de la tierra en que nacieron; han nacido aquí, y nada más. Ya no hay escuelas o tendencias, esto ha quedado solo en denominaciones, nunca ha existido una escuela cusqueña de pintura.

Y el arte de hoy es una expresión regional, así como hay una expresión japonesa o mexicana, que se reconoce por su lenguaje, sus símbolos, el mejor ejemplo de esto: es la música o la literatura, y en el arte visual, también se demuestra cuando se hace una buena pintura, que surge desde las venas de su creatividad.

Ahora, el tema generacional también se está desvaneciendo en el plano de las expresiones culturales, sobre todo hoy, que nos hallamos en nuevos y difíciles momentos de la vida social, política y cultural, enmarañados en los avances tecnológicos que la modernidad impone cada vez; el neoliberalismo y la desideologización se incriminan y se repelen, y al mismo tiempo la corrupción se ha enraizado en todos los sectores sociales, especialmente entre los gobernantes politiqueros de turno. Este es el panorama en el que se desenvuelven las generaciones de este siglo, por estas razones se distinguen algunas particularidades como el individualismo exacerbado, la falta de ética, la falta de ideologías, la aplicación del bienestar de algunos, y otros siguiendo un conservadurismo tradicionalista.

Cuando digo compromiso ideológico, me refiero a ciertos principios estéticos, en y sobre los que se sostienen los contenidos de sus obras, es un principio idealista basado en la productividad y el compromiso con la realidad social, entonces la obra será considerada como algo fecundo en la espiritualidad de los observadores, desde un punto de vista de la evolución histórica.

6.- Con la pandemia, los artistas apuntan a exposiciones virtuales, pero se pierde contacto con el público, los críticos y el periodismo. Además, no sabemos si se pueden realizar ventas, existiendo el peligro de que se hagan reproducciones ¿Qué opinas?

M: Hoy en día, la visión y la práctica de la belleza ha sido trastocada y entremezclada con el arte moderno, donde la belleza ha descendido en su apreciación, y, sobre todo, en su propuesta; ya no cuesta trabajo pensar en el proceso creativo, éste ha quedado desbaratado, hay apuro en mostrar, sin terminar, ni lograr un buen concluso, es decir, alcanzar los niveles artístico-estéticos de la obra. Los nuevos modernistas sembraron las semillas del relativismo estético, la belleza está en el ojo del espectador decían, ¡hay que sorprenderlos con nuevas “estéticas” contemporáneas, hay que provocar reacciones inmediatas, bajo principios casi caricaturescos, esto es modernidad! Éstas son las bases de las últimas generaciones de artistas, especialmente de aquellos que se denominan “conceptuales e instalacionistas” y los medios en línea.

Esto significa crear escándalo, sensacionalismo, y por consecuencia una disminución de la calidad estética en las obras, es decir, fomentar la basura artística y lo peor de todo, bajo una formación de profesionales con una educación artística de mal gusto.

La sociedad actual, está atrapada por el sistema de las redes sociales y del Internet; por ello, se ha dejado de mirar lo nuestro, de mirarse a uno mismo, de aproximarse más a las manifestaciones de nuestra cultura, se vitorea con enajenación por todo lo que aparece y se impone con sutileza publicitaria en los medios.

Toda cultura se renueva, se adapta a las tecnologías de transformación, y hay necesidad de asumir una conducta más clara al respecto, porque las ideas no son de propiedad privada; como lo ejercen los conductores de la cultura; y algunos curadores, que repiten reglas alienantes.

Debemos responder a ciertas metodologías, a incendiar las praderas con valores por los signos identitarios, con métodos, alianzas e intereses, que correspondan a las auténticas democracias culturales. Creo que es necesario tomar en cuenta esto, para construir un discurso descolonizador para formar una cultura de la diferencia.

7.- ¿Qué pedirías al Ministerio de Cultura como soporte por esta imposibilidad de  exponer?

M: ¡Que se le puede pedir al Ministerio de Cultura, si es una entidad burocrática ineficiente!  Ya se revela la crisis en esta entidad, por las acciones de corrupción provocadas por un falso artista de la farándula limeña, pero también por la mala administración de este ministerio, al que han llegado más de una docena de ministros impropios, que demuestran no conocer las esencias de la cultura nacional y tener un vergonzoso desconocimiento de la multiculturalidad de nuestro país, ¿por esto es que dejan al abandono la defensa del patrimonio nacional?

Me pregunto – ¿Qué hará el Ministerio de Cultura para afrontar esta devastación de crisis sanitaria en su sector? La coyuntura está complicada, cerradas las galerías, los teatros sin público, consideran que los espectáculos solo tendrán la tercera y cuarta parte de su capacidad, y los espectadores deberán sentarse a dos metros de distancia, etc…

 Pero ante toda esta crisis, debemos observar que el ministerio ha hecho una lista privilegiada para apoyar a los artistas, que han resultado ser amistades de los que trabajan cerca de estos administradores. Por lo que derivamos que no han hecho nada los trabajadores de Industrias Culturales de Lima.

Habrá que plantear nuevas alternativas para la sobrevivencia de las acciones y del trabajo, en todos los sectores artísticos de los distintos géneros, para eso hace falta una organización firme de todos los artistas del Perú. 

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