Por Edwin A. Vegas Gallo
Recientemente en la Conferencia Anual de Ejecutivos CADE 2024, bajo el lema de la “degradación a la construcción de un futuro”; se ha tratado este, solo en la perspectiva del crecimiento económico empresarial, con economía lineal, esperanzados en que el avance tecnológico de las empresas impulsen en gran medida el futuro desarrollo del país.
Con esa economía lineal, no podemos esperar un futuro sostenible para las siguientes generaciones ya que ese modelo de desarrollo aplicado en el liberalismo y populismo, conlleva a que el ambiente o naturaleza sea menoscabado, en clara desprotección para las generaciones futuras.
Una muestra la tenemos en el crecimiento económico de la República Popular de China, que le ha permitido con sus empresas sacar a 740 millones de chinos de la línea de la pobreza, pero a costa del pobre desempeño ambiental del país, que pone a los bienes y servicios de los sistemas naturales chinos en situación de vulnerabilidad.
Estos se confirma con el pobrísimo Indicador de Desempeño Ambiental de la República Popular China, que en un ranking de 180 países, ocupa el puesto 170, antecediendo diez posiciones a Vietnam que es el país con peor desempeño ambiental, pero con gran crecimiento industrial.
La CADE 2024, no ha considerado que para la construcción del futuro, la empresa juega un papel clave en el puente, que hay que construir entre gestión empresarial con economía circular de mercado y la conservación ambiental, en el marco de las leyes de la naturaleza y de la conservación de la materia y la energía, si queremos como país y empresas, transitar hacia un modelo de desarrollo sostenible.
Conseguir la construcción de un futuro sostenible, pasa por tener empresas solidarias y con sostenibilidad socio empresarial, acceder a tecnologías limpias que proporcionen una mejor gestión de los recursos.
De otro lado, es preocupante que la tecnología que se genera en países desarrollados, como China, India; se transfiera a países como el Perú, vía empresas multinacionales, que en la mayoría de los casos junto con los consumidores devuelven a la naturaleza los residuos y el calor de la energía mal usada (entropía) que deteriora la capacidad de la naturaleza para seguir cumpliendo sus funciones de productores de bienes y servicios.
En el comparativo, la naturaleza es una mega empresa que hay que gestionarlo, tendiendo un puente entre la economía de la empresa ya sea mega o micro y el mundo de la biosfera (parte de la tierra donde se desarrolla la vida).
Asimismo es pertinente se marque una fuerte relación ética-empresa, de acuerdo a los instrumentos y herramientas conocidas para favorecer la conservación de la materia y energía.
Ello requiere propiciar un cambio en el comportamiento empresarial, que lleve a la empresa a mejorar sustantivamente su desempeño ambiental, para la satisfacción de las generaciones presente y futura por el desarrollo sostenible.
*Artículo completo en: https://www.igi-global.com/chapter/company-environment-and-the-sustainable-development/356210
