Congelados en los tiempos de pandemia. Los días de cuarentena ya pasaron hace mucho tiempo y la gran mayoría de la población acude a sus centros de trabajo sin ningún inconveniente más que soportar el infernal tráfico capitalino. Luego de eso casi todo ha vuelto a la normalidad, a excepción que en los centros educativos se emplea frecuentemente la modalidad virtual para asistir a clases.
Nuestros denominados ‘padres de la Patria’, en vez de dar el ejemplo a toda la ciudadanía de perseverancia e ímpetu por querer trabajar, lo que hacen cada vez más frecuente es preferir sesionar desde la comodidad de sus casas o en una paradisiaca playa del norte del país, tal como lo hacía un legislador ya fenecido hace unos cuantos meses.
Lo que antes era un Hemiciclo lleno e ‘hirviendo’ de acalorados debates ahora luce casi vacío, ah no ser por los que presiden las comisiones, quienes se encargan de pasar lista a los parlamentarios que se encuentran a varios kilómetros de distancia de la sede del Legislativo.
Congresistas viajeros.
Un informe del diario La República pudo corroborar que nuestros parlamentarios son los únicos en los que prevalece esta medida en comparación con los países del sur. De esta manera, se conoció que casi todos los parlamentos de Uruguay, Paraguay, Argentina, Chile, Colombia, Ecuador, Bolivia, Brasil y Venezuela ya regresaron a laborar de manera presencial. Solo realizan home office en panoramas concretos y con algunas restricciones al momento de una votación; es decir, hay una limitación. Una situación diferente tiene el Parlamento peruano, debido a que no existen casos específicos.
Además, se ha evidenciado que algunos parlamentarios se conectan cuando están de viaje o de vacaciones. También, cuando han solicitado una licencia sin goce y, aun así, para lanzar frases sexistas contra sus propias compañeras.
La ‘reina’ de los viajes
La congresista que se ha ganado a pulso el título de la ‘congresista viajera’ es nada menos que Digna Calle, quien permaneció más de seis meses fuera del país, exactamente en Estados Unidos, haciéndose presente en las sesiones que le correspondían para dar su voto o dar alguna que otra opinión intrascendente.
Tanto fue su descaro que hasta sus propios compañeros empezaron a criticarla, sosteniendo que el rol de un congresista era principalmente el representar a la ciudadanía de manera presencial, yendo a los lugares donde se le requería y asistiendo durante las semanas de representación a su región.
“Yo no voy a ir al Congreso de la República, porque yo no puedo sentarme con esa mayoría que está de espaldas al pueblo peruano. Yo no puedo hablar por ellos”, señalaba Calle al ser cuestionada el motivo que no asiste a su oficina, donde también se evidenció que sus colaboradores continúan laborando.