Las protestas sociales de Ica, La Libertad y La Oroya terminaron, pero según la Defensoría del Pueblo, en el país hay actualmente 191 conflictos que en cualquier momento pueden estallar. Urge una nueva relación Estado-sociedad.
De acuerdo con esta institución, de esos 191 conflictos, de los cuales 144 están activos y 47 se encuentran como latentes, 125 corresponden a temas socioambientales. Siendo Loreto, Cusco y Áncash los departamentos donde se desarrollan la mayor parte de esos conflictos sociales.
Cuando hablamos de conflictos, muchas personas creen que estamos frente a problemas, crisis o violencia, sin embargo no siempre es así. Por ejemplo, un problema es un desafío que nos plantea la circunstancia y que nos exige darle una solución. Es el caso de la caída de un puente.
Cuando hablamos de crisis, nos estamos refiriendo al tiempo en que el conflicto ha alcanzado un alto grado de intensidad, y que se presenta con una potencialidad destructiva, pero también puede afrontarse como una oportunidad de transformación constructiva, si es abordada adecuadamente, en la medida que los problemas de fondo han salido a la luz y las partes son conscientes de su importancia y de la prioridad a su atención.
Y finalmente tenemos la violencia, que es la acción destructiva que hay entre los actores o partes de conflicto. Pero, ojo, no todo conflicto tiene que desencadenar necesariamente en violencia y la violencia no requiere necesariamente de conflictos.
Si la violencia es abordada como una oportunidad para resolver las tensiones existentes, podría convertirse en energía positiva para construir y mejorar la realidad, evitando así sus aspectos negativos.
Dicho de este modo, ¿es bueno o malo que el Perú tenga muchos conflictos sociales?
En su libro La protesta social en América Latina, el economista Antonio Aranibar afirma que los conflictos sociales son buenos porque quieren decir que la sociedad está reivindicando sus derechos y están concibiendo cada vez más la democracia como una democracia de ciudadanía.
Sin embargo, advierte, también nos revelan que los conflictos emergen porque los beneficios de la modernización del país no están alcanzado por igual a la sociedad. En otras palabras, los conflictos sociales no son buenos ni malos.
“El punto central pasa de cómo la sociedad y el Estado reaccionan frente a los malestares sociales”, afirma Aranibar.
Generalmente cuando se presentan protestas sociales, el Estado lo que hace es negar el conflicto y reprimirlo. Lo hemos visto en las recientes protestas de Ica y de Lambayeque, con el saldo lamentable de un joven fallecido y decenas de detenidos.
Ante este escenario, ¿qué hacer entonces? El economista Antonio Aranibar plantea la necesidad de más y un mejor Estado; es decir, una reforma donde el Estado pueda dar sostenibilidad y crecimiento económico a todos los sectores. Y para ello se requiere que la mediación fluya entre el Estado y la sociedad a través de la política, dice.
“Pensar que la política es mala, nos ha llevado a prescindir de ella y ha hecho más difícil gestionar los conflictos”, afirma.
En esa línea, el geógrafo y docente de Ambiente y Sociedad en Clark University (EE. UU.) Antony Bebbington señala que los conflictos no son para nada anti-estatales, sino lo que buscan es crear una estructura donde el Estado funcione de otra manera en la construcción de un desarrollo y en la relación Estado-sociedad. Entonces, agrega, la misma gestión de conflictos puede ser productiva, puede producir otras maneras de ver las cosas…”el reto entonces es que hay que ir construyendo otros discursos”.
Según la Defensoría del Pueblo, el 90 % de los conflictos sociales en el país se generan fuera de Lima. ¿Qué es lo que nos está diciendo esto? Que hay nuevos actores que desde las regiones están buscando construir alianzas, ser reconocidos y finalmente ser incorporados en el modelo de desarrollo y que necesitan una respuesta de Lima.
“Es importante pensar que el Estado necesita el crecimiento peruano para convertirse en un desarrollo sustentable y sostenible”, acota Aranibar.
SABÍAS QUE…
1.-De enero a octubre, la frecuencia mensual de conflictos sociales varió entre 188 y 192 casos.
2.-En octubre se produjo cinco casos nuevos de conflictos sociales.
3.-De los 191 conflictos sociales, 118 casos presentaron al menos un hecho de violencia desde que se iniciaron. Y 51 conflictos pasaron a etapa de diálogo después de un hecho de violencia.