Literatura

CONFESIONES DE VITTO: NUNCA BESES A UNA PUTA

Published

on

 

NUNCA BESES A UNA PUTA

Escribe Vitto Reyes


Desperté desnudo, no me di cuenta de la hora, las cortinas de mi habitación escondían el tiempo, la luz se filtraba apenas por una abertura muy delgada, el papel higiénico por todo el piso de mi cuarto evidenciaba mi noche de onanismo, creo que fueron tres los pajazos que desesperadamente me vencieron enviándome al más profundo sueño.

Tú sabes que me golpeas las vísceras por las mañanas y una parte de la noche, las primeras dos horas cuando los amigos se esfuman y donde el ritual que repetíamos noche a noche sumiéndonos en la fantasía que llamábamos amor se arrancó de raíz. Tú sabes, de memoria, todo lo que dije y ensayé decirte para no romper la homeostasis, para que no llegue el sol a mi ventana y me despierte de ese sueño. Lo que no sabes es que me siento feliz que haya pasado, me siento alegre que el pecho me duela y que la desesperación me consuma antes de dormir, asqueado por la realidad y cansado de pensar en mi soñado futuro.  El hacer de tu ausencia una herramienta de motivación es algo que agradeceré toda mi vida. Uno, porque me das la oportunidad de mutilarme el cordón umbilical que me alimentaba día a día sin señalarme el día de parto. Dos, porque el futuro que yo quiero está exento de ti, poniéndote al otro lado de la pista, para ver quien llega más lejos. Sí, quiero ser grande, tan grande que todos se arrepientan, de que alguna vez me quitaron la palabra, la mirada, el beso, el amor. La felicidad nunca fue mi destino, porque me adormece, me convierte en un parásito de mis emociones, me ciega ante el futuro. Gracias por dejar de amarme, gracias por parirme sin doctor, cuando aún tengo la posibilidad de vivir.

Estos días comparto más horas con los amigos, confesiones, risas, proyectos y también aventuras. Pienso que por mucho tiempo fui un tonto que creía en la fidelidad, pero ahora que estoy solo, sin preocuparme de nada, he jurado tirarme a toda mujer que me guste, y esta noche he comenzado mi nueva rutina. Mis amigos insistieron llevarme al burdel, chongo o matadero. Cerca de donde vivo, una casa de tres pisos se camufla con el letrero de hotel, pero en su interior solo encontraras prostitutas, paradas en el marco de las puertas, coqueteándote para echarte un polvo. No lo dudé ni un segundo, pero luego de esta experiencia puedo decir que esta noche aprendí algo.

Nunca beses a una puta, porque en el fondo sabes que quieres solo un abrazo de madre, porque en el fondo ese beso sucio no es paliativo para tu falta de afecto. Nunca beses sus pechos, porque miles de hombres buscaron en los mismos a su propia madre, acariciando ese monumento fértil, chupando de ella las lágrimas del arrecho anterior. Nunca mires a sus ojos, respeta el lugar donde guarda su dolor, y el cariño que congela para sus hijos, o su novio.

Puta no te sientas menos, el olor de tu vagina me agrada más que el perfume de mi ex mujer.

Comentarios
Click to comment

Trending

Exit mobile version