El tratamiento dado por las empresas exhibidoras comerciales a los estrenos de las películas peruanas “Prueba de fondo” de Óscar Bermeo y Christian Acuña y “Los Helechos” de Antolín Prieto, condenadas a un mínimo de funciones y en horarios suicidas, como bien dijo uno de sus realizadores, es algo más que una nueva evidencia de lo poco que a estos empresarios les interesa el cine nacional que no les sea rentable de inmediato. De verdad, es un acto de provocación para mostrar su poder, conscientes como están que en estos momentos se viene discutiendo en el Congreso una nueva Ley de Promoción a la Actividad Cinematográfica y Audiovisual, que aunque no los afecta en lo más mínimo en su negocio, quieren dejar bien en claro que ellos siguen teniendo la sartén por el mango en la difusión del cine nacional, y que pueden destruir el futuro de cualquier película que ellos no consideren mínimamente comercial para sus intereses.
Lo único que se contempla en el proyecto final es la supuesta exigencia de suscribir contratos entre el productor-distribuidor y el exhibidor. Pero los contratos son acuerdos entre privados, y nadie, incluyendo el Estado, puede obligar a una de las partes a someterse al mismo. Y sí lo hicieran, ¿quién va a poner las condiciones del mismo? Al final, y como ha sucedido en este caso, el dueño de la pelota, es decir las salas del cine, son las que decidirán en cuál momento y en qué condiciones aceptará una película (o incluso no la aceptará, como sucedió con “Sin vagina me marginan”).
El asunto es que aquí los exhibidores con esa programación en la semana de estreno ni siquiera dejan la posibilidad que los espectadores puedan escoger libremente ver o no ver la película, dada su escasez de funciones y los horarios infames, simplemente exhiben su posición de dominio. ¿Qué clase de libre mercado es aquel donde prácticamente se carece de casi ninguna posibilidad de escoger?
Según datos estadísticos tomados de fuente del Ministerio de Cultura y los propios exhibidores comerciales, existen en este momento en el país 99 complejos de salas de cine comercial de 8 cadenas, que mantienen operativos alrededor de 560 pantallas, que al día tienen un promedio de cinco funciones, lo que resulta un total de 2800 funciones de cine diarias en todo el país. De ese total, la película “Prueba de fondo” tiene 4 funciones, es decir el 0.14%; “los Helechos” consta de 6 funciones, que significa el 0.21% y si incluso sumamos “Retablo” en su curta semana que tiene 14 funciones, o sea el 0.5%; en conjunto no representan ni el uno por ciento del total de funciones diarias en los cines. ¿Se puede seguir diciendo que sería una imposición exigir un trato algo más balanceado para el cine peruano en su propio país? Si comparamos estas cifras con las que se brindaron para el estreno reciente de“Avengers Endgame”, incluso con horarios inusuales durante las 24 horas del día, en un total de 1760 funciones en todo el país, es decir casi el 63% solo para una película. ¡Y después la salas de cine se quejan porque ya no les permiten el monopolio de la canchita!