Entendemos que a pesar que en Perú no existe la figura del impeachment, desde el Congreso quisieron aplicar el antejuicio político e impulsaron dos vacancias fallidas contra el presidente Pedro Castillo. Esta prerrogativa legislativa está desgastada y en el ínterin aún continúa la “guerrita” entre “Policías y Ladrones”; es decir, entre El Ejecutivo y el Legislativo; mientras el Perú entero se viene haciendo pedazos con una vertiginosa desaceleración económica que ha gravado precios de alimentos de primera necesidad exorbitantes y una onerosa gasolina que llega hasta las nubes, sumado al descontrol de más de 250 conflictos sociales.
Entonces, es el momento que la participación ciudadana tome las riendas del pacto social, no solo en las calles; sino, en la confección de un proyecto de reforma constitucional, que además de corregir algunas reglas electorales, recorte los periodos presidenciales y congresales y plantee un obligado adelanto de elecciones generales, para obtener democráticamente un nuevo jefe de Estado y una nueva Representación Nacional.
¡Sí se puede! porque es una facultad que la Constitución le da al pueblo soberano, a través de los artículos 32ª y 206ª del documento fundamental, y mediante un número de ciudadanos equivalentes al 0,3% de la población electoral (alrededor de 75,900 ciudadanos), con firmas comprobadas por la autoridad electoral.
Asimismo, esta iniciativa está refrendada y corroborada por la Ley N° 26300, Ley de los Derechos de Participación y Control Ciudadanos, firmada el 2 de mayo de 1994, y que además de impulsar los derechos ciudadanos de interponer iniciativas constitucionales y el derecho al referéndum, establece también la revocatoria para destituir a las autoridades elegidas como alcaldes y regidores.
Si el Congreso no lo hace, tenemos que hacerlo todos los compatriotas, porque, como hace 142 años lo dijo nuestro héroe- coronel: — “es un deber sagrado que cumplir” — pero para concretarlo se requiere la aprobación a través del voto de la mitad más uno, del número total de congresistas; es decir, con una mayoría absoluta de 66 parlamentarios y el respectivo referéndum de ratificación; no sin antes haber pasado por la Comisión de Constitución para su respectivo debate.
El camino desde ya se muestra espinoso y no será fácil, si tomamos en cuenta que el Parlamento Nacional no desea abandonar la “mamadera del quinquenio”; sin embargo, no hay peor empresa que la que no se emprende.
¡Hagámoslo y demostremos que los peruanos unidos somos libres y soberanos!