A sabiendas de la conformación de las 24 comisiones en el pleno, vuelve a dejar un mal sabor de boca la actitud de la bancada fujimorista, que por más que traten de endulzar con gotas esperanzadoras de consenso con el gobierno, siempre queda el mal sabor de su falso talante democrático.
Dejaron solo tres comisiones para el oficialismo, quizá hubiesen podido desprenderse de algunas comisiones como un gran gesto político pero no lo hicieron. Los principales voceros de dicho partido han salido en diversos medios mencionando que, gracias a ellos la votación por las comisiones fue sometida a dos rondas para que todas las demás bancadas tengan la oportunidad de elegir, con una magnanimidad que se tendría que condecorar con una medalla olímpica, pero lo que no dicen es que no respetaron la opción consuetudinaria que desde hace varios años se venía dando en cuanto a que la Comisión de Presupuesto es para los que son gobierno e insistieron con presidirla, dejando en evidencia una vez más su autoritarismo y deseo de cualquier tipo de acaparamiento que les es inherente por naturaleza.
Los fujimoristas no han cambiado en nada ni lo van a hacer nunca. El impostado y disforzado discurso de renovación partidaria es espurio, siempre serán los mismos. Que no subestimen a la opinión pública que es aguda y vigilante, ahí está el 54.8% de desaprobación en la última encuesta a la señora Keiko Fujimori por estas y otras actitudes que seguirán incrementado el rechazo de la población, increíblemente hasta ahora les cuesta asumir la derrota. Hay que tener mucho ojo con la presidencia de la Comisión de Presupuesto que en buen cristiano es que todo lo referente a la evaluación, control y fiscalización del gasto público estará a disposición del fujimorismo que, como se recuerda, en los años 90, dejaron serias dudas en cuanto a la misma responsabilidad de velar por salvaguardar el erario nacional.