Cultura

Comida de Gusanos: el arte como enfermedad

Una mirada a la novela de Jonathan Diez.

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¿Se puede ser cuerdo y amar la locura? La respuesta es un rotundo Sí. El policial es todavía un género raro en las letras peruanas, pero un policial sobre un pintor y con un fondo de paisajes de locura es algo que se asemeja a despertar la curiosidad por vivir una pesadilla. Comida de Gusanos de Jonathan Diez, es precisamente eso: vivir una locura y querer quedarse en ella solo por amor a la locura.

Es difícil saber porqué hacemos lo que hacemos, tal vez por eso los escritores solo se dedican a escribir. El oficio de escritor es un oficio de valientes, un ejercicio solitario, se escribe desde uno mismo para uno mismo. Y en lo profundo de esa soledad se está cara a cara con uno mismo. Si no se acaba loco es porque se escribe. Cervantes pudo ser Don Quijote, pero optó por hacer algo más práctico: exorcizarse escribiéndolo.

Jonathan Diez es un escritor limeño perdido entre Francia, Alemania y Luxemburgo. Tiene un perro, le gusta el rock pesado, toca la batería y se pasea por campos sembrados de torres de alta tensión si es que no cerca de centrales nucleares. Da clases de español a despreocupados preadolescentes europeos. Y en todo ese tiempo piensa, piensa, piensa qué escribir, qué contar y por qué sentir lo que siente cuando siente de verdad.

Hincha de Alianza Lima, escribió hasta hace poco en El Peruano, pero su carácter de escritor lo empujó a retirarse pronto frente a las directrices del diario oficial de El Estado. No le gusta las medias tintas ni las cervezas sin alcohol. Defiende su libertad como lo haría un francés del siglo XIX. Su primera aparición como escritor fue con un cuento intimista dentro de la antología Hastío editado y dirigido por Kareen Spano en el año 2020. Su primera novela Comida de Gusanos se publicó este año, 2022, apenas hace unos meses. Esta novela es una rara y bien lograda exploración del alma del artista. Matias, sin tilde, es el protagonista de la historia, un hombre aquejado por una extraña enfermedad desde niño. A través de un misterioso médico, el Dr. Tristán, Matias encontrará en la pintura su tabla de salvación y una cura a su enfermedad. Años después, ya adulto, Matias buscará reencontrarse con su mentor y salvador con el único fin de hacerle un retrato. En el camino conocerá a Violeta, la femme fatal de esta historia, una mujer de identidad escurridiza, un homenaje a Dalí. Entretanto Matias caerá en El silencio, un extraño pueblo donde nada es lo que parece, y en dónde hasta los mendigos traen sorpresas.

Con una estructura narrativa que recuerda a una novela policial, pero con permanentes guiños a la historia del arte y el psicoanálisis, Comida de Gusanos se presta como un raro artefacto dónde la poesía aparece salpicando la historia en un ejercicio de intuición y música que hace justicia a lo que siente y sueña un pintor. Pero sobre todo para graficar los ojos de un demente rodeado de dementes. Y en cuyas páginas la locura puede ser un espejo que quizá podemos comprender más de lo que quisiéramos.

Lo único malo de la novela es que la terminas de leer rápido.

Su libro está disponible en librerías El Virrey, La Familia y ahora también en el stand 22 y 26 de la Feria Internacional del Libro de Lima, también lo encuentras en el stand de Estruendomudo. Imperdible si te gustan las historias de locura y misterio que se transforman en baladas de amor a la orilla de un río de un país sin nombre.

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