En la sala Ciro Alegría ayer se realizó la conferencia El Chef recomiendo Literatura caníbal: desde la Biblia a Edgar Allan Poe, a cargo del escritor y siquiatra Carlos Vera Scamarone, actualmente Médico Especialista en Psiquiatría, de orientación Transaccional y Psicodonámica, egresado de la Universidad nacional mayor de San Marcos. «Cartas para un éxodo» es su primer libro de cuentos. Aquí una pequeña entrevista luego de la conferencia.
¿Por qué tocar la temática de literatura caníbal en esta edición de la FIL?
Es un tema que ha sido menospreciado durante algún tiempo, considerado tal vez como una literatura de horror, sin embargo en muchas ocasiones, el autor es capaz de producir otros tipos de emociones, no necesariamente hacia el horror sino hasta la exquisitez que puede encerrar el mismo acto del canibalismo aunque parezca un poco paradójico o un poco inmoral.
Usted es escritor pero a la vez es siquiatra y ha desarrollado una carrera entorno de la psiquis humana, cómo puede explicar el empleo de la temática, ya que el tema es interesante y despierta morbo y curiosidad, pero cómo desarrollarlo hasta hacerlo creíble, como el personaje de Harris.
Harris en su personaje de Hannibal Lecter adopta varios elementos sicológicos propios del sicópata y que requiere haber estudiado a fondo los sicópatas como tal, tanto en su profundidad y la forma de manipulación hacia los demás para poder hacer creíble el personaje, o tal vez ha podido palpar en carne propia un acto de canibalismo. Para nosotros que estudiamos la siquiatría, un medio bastante morboso o creativo, en cuanto a los sicópatas y sus límites.
Usted mencionó en la conferencia un paralelo con los pistacos que tenían que ver con la imagen que tenemos de consumidores de grasas, más bien con un personaje en particular, creo que era arguediano y que llevaba en una alforja su fiambre.
Cuando se lee la literatura de José María Arguedas, si bien el desarrolla todo lo que es el tema andino hacia el valle de Andahuaylas o también la sierra sur y sierra centro, empieza a tocar mitos ocultos, generalmente en la época de la desvaloración de lo que era el indigenismo, posteriormente se empiezan a dar fenómenos culturales políticos en nuestra sociedad, se empieza a retomar la imagen del pistaco tanto como un ente que pueda generar miedo, morbo o curiosidad en la psiquis en esta cultura tan alimeñada que tenemos, el pistaco nos otorga ese miedo ese morbo primigenio del Perú o de la sierra central o sierra sur . Arguedas es uno de los mejores exponentes en cuanto a propiamente indigenista y creo yo que sería bueno revalorar tanto sus personajes o también sus leyendas de las cosas de donde se nutre de Arguedas propiamente.
Tenemos un caso histórico conocido como el carnicero de Rostov o el caso de los caníbales Americanos que tenían partes del cuerpo humano encerrados en el congelador, curiosamente el único caníbal sudamericano famoso es un colombiano que asesinó a 120 mujeres, entre ellas varias peruanas ¿por qué no tenemos nosotros caníbales sudamericanos?
Tal vez sí los tenemos, el asunto está en que no hemos indagado mucho, sí hay casos de canibalismo aquí en el Perú, tenemos por ejemplo en Piura, aquí mismo en Lima existe casos de canibalismo, algunos de ellos han sido desdeñados porque encerraban algún tipo de patología mental, o por ejemplo, el caso de una señora que se come a su niño y que tenía esquizofrenia paranoide, generalmente lo asociamos por un hecho cultural, digamos, disgregando y poniéndolo a un costado, como si esto implicase necesariamente una enfermedad mental. Pero acá hay otras cosas más, hay cosas rituales que se pueden ir dando la antropofagia, eso es un tema que no se toca que puede ser tabú, muy morboso o puede ser bastante grotesco de indagar ahí, por eso que fue motivo para sacarlo a la luz nuevamente y tal vez inspirar a algunos escritores para que puedan tomarlo como un punto para sus próximos relatos.