Así se realizó la mesa redonda de escritores latinoamericanos
Escribe Luis Felipe Alpaca
En el auditorio César Vallejo se desarrolló la Mesa redonda de escritores latinoamericanos ¿Leer bien para escribir bien? Recomendaciones de escrituras y lecturas.
En la mesa participaron los escritores Mayra Santos Febres autora y presidenta de la comisión organizadora del país invitado Puerto Rico, su compatriota y reciente ganador del premio Rómulo Gallegos Eduardo Lalo, el periodista y escritor chileno Álvaro Bisama, el escritor nicaragüense Sergio Ramírez; y el peruano-norteamericano Daniel Alarcón.
Los autores se despojaron de posturas, e iniciaron una amena conversa, que fue encabezada por Mayra Santos, que introdujo su opinión acerca de que los escritores también deben, o deberían ser buenos lectores. Pensamiento que inmediatamente fue abordado pero desde una postura contraria de parte del autor chileno que en su criterio afirma que más bien los escritores pueden ser malos lectores, porque no se someten muchas veces a las rigurosidades de escoger los géneros a leer; y que más bien ellos solo tienen el menester de ejercer la misma por mero placer.
Por su parte, Ramírez fue contundente en su discurso de cuáles serían los temas abordados por los autores. Y refirió que a través del tiempo solo han sido tres o cuatro; entre ellos la muerte, el poder, y el amor; pero que definitivamente existen variables como alternativas que prolongan los grandes temas.
A su vez, Eduardo Lalo reconoció que en su literatura se encuentra una constante ; a raíz de una inexplicable marginación de la literatura caribeña que para el resto del mundo es considerada como una periferia, o más bien una especie de apéndice del mismo. Es por ello que él trata siempre de luchar contra la impostura que tienen los otros.
Seguidamente la poeta boricua, reconoció que para ella la experiencia de escribir es un absoluto ritual, y que alguna vez la colombiana Laura Restrepo incluso le dio un tips que consistía en que antes tendría que registrar las imágenes de lo que iba a escribir para así plasmar su historia.
A diferencia de Bisama que no tenía una hora fija para hacerlo, y que más bien podría incluso escribir con la televisión encendida y con un programa de farándula. Un estilo que no dejó de contradecirse en palabras del nicaragüense Ramírez, que para poder concentrarse en su ritual creativo, tendría que ser en silencio y en complicidad con su única amiga: la soledad. Argumento que fue ratificado por Alarcón que también se veía obligado a aprovechar las mañanas de cinco a siete, para poder escribir con absoluto relajo, aunque admitió también que para terminar una novela se debe ser terco y disciplinado.
Finalmente, Eduardo Lalo, fiel a su pensamiento tradicional admitió que aún escribía en manuscrito y con tinta liquida, además de reconocer que no creía en los escritores llamados profesionales.
Sin duda, en esta Mesa redonda se demostró que los escritores también son de carne y hueso, y que si bien muchas veces adoptan personalidades inverosímiles, quedó sentado que en estos casos la literatura también superó a la ficción.