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Clínica internacional y Deslenguados, qué tal raza

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Mucha gente teoriza acerca de la existencia de un criterio fundamentado para la escisión racial entre los pacientes de un determinado centro de salud, la Clínica Internacional, según lo visto en la red social *. Para ello, recurren a hipótesis médicas en las que se señalan las afecciones, tendencias y/o reacciones de ciertas etnias a diversas enfermedades, patologías o medicamentos.

Todo bien con ello excepto que esos casos son, generalmente, excepcionales y, en todo caso, el médico a cargo podría precisar el nombre técnico del fenómeno específico en la historia clínica o las evaluaciones pertinentes que acrediten o denieguen las afecciones, tendencias y/o reacciones señaladas.

Hay pocas cosas peores que un indignado sin fundamentos, pero, entre ellas, sobresale aquel que cuestiona legítimas indignaciones colectivas con ligereza. ¿cuál será la opción correcta esta vez?

¿Acaso sea un exceso del “correctismo político” que tantos despreciamos por ser tan solo un modo vedado de suplir un debido ejercicio critico al supeditar la opinión propia a la opinión de las mayorías? Yo no lo creo, absolutamente, aunque no podemos remediar la brutalidad colectiva, al menos, podemos saludar que les indignen temas como el racismo que ha causado tanto daño en todo el mundo y, desde luego, en nuestro país.

No se debe temer al lenguaje, porque este nunca es arbitrario y depende siempre de la intención que comunica, pero hablar de razas en un mundo como el nuestro, luego de tantos excesos históricos cuya sola enumeración debería ser escalofriante.

Hablar de razas en un país como el nuestro dónde las arbitrariedades debido a las diferencias de color -y de capacidad adquisitiva- entre las personas es un tema, sin duda, más que sensible a tal punto que una frase atroz como “la plata blanquea” es aceptada casi unánimemente.

Si atendemos al hecho de que es una clínica privada la que así lo manifiesta veremos que el impase requiere de otra perspectiva pese a las mil razones que pueden ser expuestas, seguramente, por sus representantes, ya que, todas ellas, no pueden justificar lo acontecido.

Así que por más políticamente correcto que se vea, las razas no existen salvo en las mascotas. Lo que existe entre los seres humanos es una diferenciación étnica, pero razas, ni hablar.

Pese a lo expuesto, el detalle que comentamos no es abiertamente discriminatorio y seguro los representantes y trabajadores de la Clínica Internacional, en tanto, es una empresa no creo que nieguen la debida atención a quién pueda pagar los costos que sus servicios exigen, ya que el fundamento de toda empresa es obtener un beneficio económico. Sin embargo, el detalle subsiste y es, de hecho, un equívoco.

¿En algún momento, sus representantes, expondrán algún tipo de justificación? No lo creo, ya que querrían afirmar su dependencia directa, sola y exclusivamente, respecto de sus pacientes y, por ello, preferirán mantenerse en silencio y punto.

Hay otro problema de fondo, que creo es, mucho más interesante. Me refiero, al hecho de que, muchos médicos justifiquen el sesgo tan cuestionado de la Clínica Internacional sin reparar en el contenido humanístico que podría problematizarse a raíz de este suceso, además, de evadir el embrollo histórico que ha conllevado el uso del término “raza”.

Como es obvio, tener un título universitario – un cartón – no garantiza ni inteligencia ni talento ni, mucho menos, acredita una debida formación humanística y un genuino sentir humano. Es un buen punto reparar en ello, dada la obcecación y la jactancia falsa de tantos, así como los frecuentes malos tratos que se dan en los hospitales públicos.

El problema de la Salud en el Perú es irresoluble, por el momento.
Valga la oportunidad para prestarle más atención a este desvencijado sector.

* Aunque la fuente de la foto es “Deslenguados”, un portal tan poco serio como un cenáculo de comediantes, cabe la posibilidad de que el material señalado sea cierto y, en ese sentido, se enfoca este discurso. Pese a lo expuesto, la obvia intención del portal de la referencia es desacreditar a la institución en cuestión y eso es condenable puesto que la diferenciación señalada no implica un trato discriminatorio manifiesto, dicho sea esto sin negar los considerandos del resto de este escrito.

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