Enrica Pérez (1976) es una directora peruana que estudió Dirección de Cine en la Universidad de Columbia de Nueva York, y que realizó algunos cortometrajes, entre ellos, Taxista (2007), un drama urbano, que está basado en el célebre cuento Taxi Driver sin Robert de Niro de Fernando Ampuero.
Esta vez, ella se lanza al ruedo de los largometrajes con su ópera prima Climas que se encuentra en la sección oficial de competencia de la categoría ficción del 18 Festival de Cine de Lima, y que en su momento recibió los ya “conocidos” premios Conacine 2010, e Ibermedia 2011.
Climas es la historia de tres mujeres de diferentes generaciones (la adolescente, la joven, y la adulta mayor) que viven su experiencia personal, en distintas temporadas, contextos y/o territorios (la selva amazónica, la ciudad capital, y la sierra central, respectivamente).
Cabe mencionar que la intención de Pérez es contar la incongruencia social que existe en el Perú, manifestada en una serie de abstractas discriminaciones hacia la mujer, y el intento es meramente valido, sin embargo, el resultado nos muestra un recorrido irregular en los relatos que dan vida al filme.
Eva, la adolescente pucallpina que ya empieza a sentir extrañas reacciones hormonales, que la llevarán a experimentar su incipiente sexualidad. Si bien, la locación de sus escenas muestran el ambiente musical, y el calor de la selva de una forma efectiva, algunos detalles no nos terminan de convencer, como la madre Meche (personaje interpretado por Marsiela Puicón) que solamente mostró su rol al inicio, y nunca más se lavio; y que deja a su apetitosa hija a merced del tíoMario recién llegado.Además de la sosa actuación del mismo tío Mario (interpretado por Jorge Armas) que no capta, ni induce a nada, y en otros pasajes, el típico juego de las escondidas, ejercido por los impetuosos y ya grandecitos amigos de Eva que nos resulta tan inverosímiles, porque todo mundo sabe que tales juegos son para niños de diez para abajo. Rescatable la fresca actuación de Claudia Ruiz del Castillo (Eva) que logra sintonía con el espectador.
La segunda historia baja aún más la regularidad de la cinta, pues Victoria interpretado por la actriz de teatro Fiorella De Ferrari, no puede ser más predecible. Ella es la típica chica pituca que se desarrolla en la típica burbuja de los clubes náuticos, y los dúplex con cama King Size de la casa de playa, pero que en el fondo no encuentra la plenitud personal a causa de lo que siempre es “algo escondido”, y que para superar y escapar de esa crisis, siempre sale a correr frente al mar, en medio de un cielo gris de invierno. Creo, más bien, que esa sola historia hubiera funcionado más como un solo corto, que no hubiera tenido que involucrar al resto de ellas.
Luego, aquí quizás venga lo más interesante, el papel de Zoraida (María Unocc, ya había trabajado antes para HéctorGálvez en Paraíso) que muestra la naturalidad de una modesta madre de una lejana comunidad huaracina, y que no hace otra cosa que ser tierna con su indescifrable hijo José (Pedro Mosqueira). Algo curioso y verdaderamente tolerable, son los diálogos en lengua quechua entre Zoraida y José, que no hacen más que convencer la verosimilitud de su historia.
Por otro lado, el nivel técnico de la producción es respetable, en especial la dirección de Arte, y la excelente Fotografía, que más se luce en la tercera historia.