Escribe Diego Alonso García
Fotografía Luis Chávez
Clara Cernat y Thierry Huillet se lucieron en un extraordinario concierto para violín y piano en el Auditorio del Colegio Santa Úrsula, la energía que imprimió Clara en el arco y la sutileza en el piano que marcó el tiempo durante el concierto por parte de Thierry, fue la fusión perfecta con la cual el dúo franco rumano deleitó al público.
Thierry es un compositor extraordinariamente virtuoso, su magia permitió a los asistentes redescubrir cada pieza, en un vendaval de pasión y amor, así mismo, su introducción a cada una de las obras marcaba la originalidad que el dúo mantuvo a lo largo de todo el concierto, haciendo que el público pasara una agradable velada.
El programa consistió de cinco piezas, con una “mini Suite” extra al final de la noche, la primera parte fue la interpretación de la Sonata No. 8 Opus 30 No. 3 de Beethoven, desde esta primera obra se evidenció la mano de Thierry en todo momento, Thierry la presentó de la siguiente manera “Si la Sonata No. 5 Beethoven la llamó Sonata de Inverno, para nosotros la Sonata No. 8 es una Sonata de Verano, Beethoven era un visionario y siempre decía hay que tocar mi música de una manera desabotonada”, y claro, Thierry se lo tomó más que al pie de la letra, durante el primer movimiento el allegro assai (bastante rápido) el tiempo que le imprimió Thierry permitió un dialogo fluido entre el violín y el piano, permitiendo que Clara luzca en su manejo del arco, siendo él quien le acompañaba en todo momento contestando a la firmeza de su violín, con la belleza y la sutilidad de su piano; el segundo movimiento Tempo di minueto, permitió que Thierry se luciera en su ejecución del piano, fue aquí donde se invirtieron los papeles permitiendo que el público apreciara la destreza de Thierry en la ejecución.
El tercer movimiento Allegro vivace fue un encuentro y unión entre ambos, las notas que emanaban del piano protegían y adornaban a la fluidez del violín; los arreglos realizados por Thierry para convertir a la Sonata No 8 en una expresión de amor hizo que redescubriera a Beethoven en su obra homenaje al Zar Alejandro I de Rusia.
La segunda pieza fue una obra escrita por Thierry, una adaptación a la obra de Antoine de Saint Exupéry, El Principito, deleitándonos con la Suite “Los Planetas” en palabras de Thierry “es una obra que dura en total una hora y veinte minutos, pero tocaremos Los Planetas, ya que es la parte de la obra que podemos sacar del contexto general fácilmente”, el público quedó más que satisfecho, no paraban de comentar en el intermedio el tango que representaba al vanidoso, la representación del rey fue dinámica y ferviente, las notas bailaban en un frenesí de locura, la Suite es un viaje a través de la música popular americana del siglo XX, entre el tango, jazz, blues; Thierry en la ejecución impregnó nitidez y agilidad, cambiando de ritmos constantemente sin perder de vista el simbolismo oculto de cada planeta.
Sin lugar a dudas considero que se debe de tener en cuenta para los próximos años la presentación de esta obra completa en el país, los peruanos tenemos que tener la oportunidad de poder apreciar las obras de los compositores contemporáneos en su totalidad y la adaptación del El Principito, realizada por Thierry Huillet, será muy bien recibida por la afición peruana.
La Romanza y Danza Hungara Op. 6 de Sergei Rachmaninoff, un obra en dos tiempos, el primero lento y segundo vivaz, Thierry señalo “es una obra del corazón para el corazón”, en el primer movimiento, la Romanza un Andante ma non troppo, fue ejecutado de manera impecable; el segundo movimiento la Danza Hungara un Vivace, debió de ser ejecutado con mayor velocidad, en algunos momentos parecía un Allegro, si bien es cierto la pieza se ejecutó con pulcritud pero se requería mayor velocidad, se sintió mucho más romántica la obra pero Rachmaninoff en la Romanza Danza Hungara Op.6 le dio ese tiempo para que el primer movimiento fuera un susurro y el segundo un huracán de pasión.
La segunda parte del concierto consistió de dos obras, la Balada de Ciprian Porumbescu con el acompañamiento modificado por Thierry Huillet, el cual le imprimió una mayor sonoridad, un dramatismo nostálgico que evocaba y hacían traer a la memoria los parajes al atravesar los Cárpatos en otoño, el andar gitano; una experiencia sublime digna de escuchar una y otra vez hasta que la añoranza por la lejanía haga que los ojos se vean envueltos en lágrimas.
Clara y Thierry dejaron lo mejor para el final de la noche, Rhapsody in Blue de Gershwin, estaré eternamente agradecido a Clara por haber impuesto este reto a Thierry, la transcripción que realizó para convertirla en una sonata contemporánea, los asistentes tuvieron la oportunidad de estar frente a uno de los grandes compositores del siglo XX y XXI, mantuvo incorruptible la estructura de Gershwin, muchos grandes compositores del siglo XX quisieran haber tenido la capacidad de Thierry, el manejo de la musicalidad; he quedado extasiado y anonadado, el amor de Clara y Thierry colmó el Santa Úrsula.
Para culminar debido a la gran acogida que tuvo la interpretación de Rhapsody in Blue, el dúo regreso al escenario para deleitarnos con una “Mini Suite” de esta misma pieza, fue la cereza del pastel, ya que ambos tocaban con el corazón, con el amor que luego de 14 años de casados, siguen siendo esa pareja de chiquillos enamorados.
Pero antes de terminar quisiera acotar que la acústica del Santa Úrsula no ha sido de mi agrado, he estado en diferentes escenarios a nivel nacional e internacional, y considero que el concierto hubiera sido mejor apreciado si se preocuparan en mejorar este detalle para futuras presentaciones.
En líneas generales fue un concierto el cual quedará grabado en los corazones de todos los asistentes, esperando poder contar con la presencia de Clara y Thierry nuevamente por Perú, para que nos continúen ofreciendo espectáculos como el de ayer, y quien sabe tal vez para gozar de la obra completa del Principito, que estoy seguro que todos están tan ansiosos como yo que esa obra sea presentada en nuestra capital.