Fundada a inicios de los dos mil en los pasadizos de las Galerías Brasil, Jesús María, Cirko Terror era esencialmente un power trío. Katalina Rosaforte en los vocales, Primo Mujica en la batería y este servidor en el guitar hero. La idea inicial era que este escriba sería el director de orquesta y compositor, una especie de Theodor Adorno con The Beatles (leer “La Conspiración de Acuario”), salvando las abismales distancias. Pero las cosas no son siempre como uno las piensa.
Y de tocar en bares y eventos literarios pasamos a tocar en radios y en locales más amplios. Y durante todos estos años han desfilado un sinnúmero de músicos, muchos de ellos de la sinfónica o muy diestros: Jorge Vásquez, Mario García, Alan Naylamp, Jeff, Cayorate de Dios Hastío, Percy DC, etc. Y en un determinado momento no quedó nadie más que este servidor.
Así que, como ave fénix, que resurge de sus cenizas hace un par de años, reapareció Primo Mujica y propuso a Natalie Celio como nueva formación, escuadra y frontwomen. Lo curioso de CT es que todos escriben poesía y una vez nos tocó compartir un espacio radial con Rodolfo Hinostroza, un programa que era dirigido por Dalmacia Ruíz Rosas y Hugo Kalashnikov.
Hay que debelar que uno de los fans que incluso nos ha acompañado en los ensayos es nada menos que el poeta Enrique Sánchez Hernani. Y en una transmisión que tuvimos en vivo con el escritor de culto Arturo Delgado Galimberti se ofreció a ser nuestro presentador oficial. Y la poeta Silenza Lies ha sido y será per-secula-seculorum nuestra fotógrafa oficial.
Lo importante es que esta banda que hace un rock obrero con temas dedicados al trabajo, a los profesores, a la gente de barrio o a las luchas populares, siempre ha permanecido (por lo menos estos últimos veinte años) y eso sin contar con una placa oficial solo con temas grabados artesanalmente con una estética de los ochenta y el dilema punk hazlo-tú-mismo.
Y dentro de sus búsquedas está hacer un híbrido de la visión subterránea en cuanto a letras; y el estro metalero en lo que se refiere a destreza musical. Entonces los temas suenan, exagerando un poco o demasiado, entre lo básico del rock punk inglés e Yngwie Malmsteen. En peruano, como juntar a Narcosis y a Orgus, la célebre banda de Coquito Arístides y hacerse un milk shake. Nada más y nada menos. ¡El rock también es poesía!
(Columna publicada en Diario UNO)