Filme cubano dirigido por León Ichaso, trabajo mucho más interesante que su última película ‘El cantante’ en este filme presenta una mirada hacia la sociedad de los 90 del país caribeño, con personajes apasionados de la vida, del amor, de la música, envueltos en el sueño revolucionario, donde el pan de cada día es el comunismo o la muerte. Frente al espejo el capitán Valdez desata un monologo, donde expresa su pasión por Fidel Castro, orgulloso de donde vive y de lo que es golpea con la voz su imagen comunista. Una familia conformada por un padre y dos hermanos varones, son los personajes que cantan y encantan a una sociedad soñadora, que respira el recuerdo hasta convertirlo en nostalgia, con un padre enamorado que pasa parte del día proyectando las imágenes de video de la que fue su esposa.
La compañía de la música cubana en la historia es esencial ya que permite percibir la atmósfera social, ese ritmo que todo cubano lleva en la piel.
Ichaso muestra con realismo y critica de forma ácida y con humor las necesidades de una sociedad que se han convertido en costumbre, los colectivos conocidos como ‘el burro’ en Cuba, es un transporte bastante peculiar y necesario donde la gente hace hasta lo imposible por abordarlo. La relación amorosa que presenta la historia sirve para mostrar diferentes curiosidades de la vida diaria de un cubano y de su consumo, en Cuba los condones son rusos, en Cuba no sólo se hace cola para el pan sino también para conseguir una habitación en un hotel y permitirte un privado momento de placer. Filme realizado en blanco y negro curiosamente a propósito tal vez, para mostrar una cuba vestida de luto, de amantes comunistas, donde hasta una torta de cumpleaños es el resultado de una revolución, un país que soñó como sueñan los enamorados, pero que no contaba, con la estrategia norteamericana, llamada ‘bloqueo económico‘ que los jodió y que en la actualidad lleva más de 50 años, un país donde Yolanda no es sólo el nombre de una canción, sino también el nombre de madres luchadores que soñaron con un futuro para sus hijos y que en su lucha encontraron la muerte. Un país que a pesar de sus distintas necesidades a sabido hacer avances importantes, en su educación, en la medicina, en el deporte, una cultura que se va enriqueciendo sin grandes capitales.
Luego de un paseo habanero, el romance se quiebra en la historia, y el corazón agita la sangre preguntándose que pasó “Íbamos a cambiar el mundo y no había nadie quien nos detuviera” la rabia hecha carne despierta como una fiebre asolapada. El filme también utiliza como eje narrativo un tema presente en todo cubano ‘el abandono’ ese acto que es simbolizado por una balsa, que tal vez llena de esperanzas se mece en las cálidas aguas del Caribe, siempre lista para toda debilidad, para todo aquel que decidió dejar de soñar, dejar de luchar para ser absorbido por el capitalismo.
Ichaso no se guarda nada, lanza los dardos al rostro de Fidel, y hasta escupe su imagen, preguntándose ¿La revolución esta en venta? Una clara visión personal de la piel de un despechado.