Resulta increíble que tal vez dentro de unos años o décadas se hable de un nuevo calendario y sistema de medición basándose en todo el sistema solar. Nuevas herramientas creadas por la humanidad, como las sondas espaciales, han hecho repensar los horarios en que nos regimos acá en la Tierra; así como las fechas, las cuales muchas de ellas han sido impuestas por las religiones.
Esta propuesta ha sido planteada por un grupo de científicos espaciales chinos quienes ven más adecuado, en estos tiempos, regirse por un sistema de mediciones que no complejicen a los astronautas cuando quieran dar una medición exacta de su ubicación y tiempo.
Los científicos, en su artículo publicado en el Journal of Electronic Measurement and Instrumentation, destacan la imposibilidad de determinar la hora exacta en el planeta rojo sincronizándola con la Tierra.
Las señales de radio enviadas entre los dos planetas tardan entre 3 y 22 minutos en viajar debido al cambio constante en la posición relativa y la velocidad de ambos.
Para desarrollar un mecanismo de medición que funcione más allá de la Tierra, los autores propusieron utilizar el centro de masa común del sistema solar como origen de las coordenadas para determinar ubicaciones en el espacio.
“El comienzo de los tiempos podría definirse como el momento en que una señal elegida de un púlsar de milisegundos, una estrella de neutrones altamente magnética que pulsa cientos de veces por segundo, alcanzó el baricentro”, afirmaron.
Un desafío importante para establecer el estándar sería elegir el púlsar y la señal específicos para una hora de inicio en el calendario, dijeron los investigadores.
Esto difiere del método actual, con nuestro planeta como centro de un sistema de coordenadas y un calendario internacionalmente aceptado determinado por acontecimientos religiosos.
“Se necesita un nuevo tipo de regulación del tiempo más allá de la Tierra”, dijeron los investigadores de diferentes organismos relacionados con el área astronómica y aeroespacial de China.
En los últimos años, China ha invertido fuertemente en su programa espacial y ha conseguido alunizar la sonda Chang’e 4 en la cara oculta de la Luna -primera vez que se logra- y llegar por primera vez a Marte, convirtiéndose en el tercer país -tras Estados Unidos y la extinta Unión Soviética- en “amartizar”.