Fotos Nadia Cruz

Llegar a Barranca ha resultado toda una odisea, como toda aventura tiene su  magia, y más cuando hay poesía y música. El festival Cielo Abierto está marcando un importante antecedente en el norte del país, la convocatoria de poetas, músicos y artistas plásticos nos permite vivir por unos días en un espacio paralelo, llamado José María Arguedas.

El  violín de Máximo Damian, despertó el espíritu de nuestro Amauta, un espíritu que recorre las calles, el mar, el cielo y nos amamanta como bebés de pecho de nuestra lengua quechua.  Escuchar los yaravíes, la música de la Sarita, sentir el arpa de Chimango, y los poemas que alimentan el viento, nos permite seguir creyendo en el poder transformador de la cultura.

Cielo abierto, el festival de todas las sangres, demuestra un año más que los sueños están para cumplirse. Un festival que es dirigido por John López,  que con mucho trabajo se ha posicionado como unos de los festivales más importantes que se realiza fuera de Lima.

Lejos del centralismo también hay historias de éxito, personajes que apuestan por la cultura, que han logrando trabajar en la gestión cultural de la mano de las municipalidades y la comunidad.

Cuatro días de eventos, entre Barranca, Supe, Pativilca, Puente Piedra y Miraflores, con recitales de poesía, presentaciones de libros y revistas, conciertos de música, y un compartir fraternal, entre desayunos y almuerzos.

Gracias José María Arguedas por tenernos tantas veces juntos.

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