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Ciclo Agosto 2016: “Homenaje a Abbas Kiarostami (primera parte)”

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El Cineclub de la Universidad Cayetano Heredia presenta en el mes de agosto un ciclo en homenaje al cineasta Abbas Kiarostami, con una selección de sus películas en esta primera parte. El cineasta iraní falleció este mes de julio a los 76 años en París. Kiarostami recibió la Palma de Oro en Cannes en 1997 por ‘El sabor de las cerezas‘.

Desde el lunes 1 de agosto se inicia un ciclo especial  en Av. Armendáriz 445, Miraflores. Entrada Libre.

Lunes 1 de agosto, 7:30 pm

¿Dónde está la casa de mi amigo?, de Abbas Kiarostami (Irán, 1987, 83’). Un cuaderno, en otras manos, por equivocación. Hay que devolverlo a tiempo, o le pasará algo malo a alguien… Considerada una de las mejores películas sobre la niñez y la amistad que ha dado el cine.

Lunes 8 de agosto, 7:30 pm

Close-up, de Abbas Kiarostami (Irán, 1990, 98’). Un hombre hace creer a sus vecinos que es un importante director de cine. Así, les ofrece papeles para su nueva película. Luego la verdad se descubre. Ahí la historia comienza… Obra cumbre de Kiarostami.

Lunes 15 de agosto, 7:30 pm

La vida y nada más, de Abbas Kiarostami (Irán, 1992, 95’). 5 años tras ¿Dónde está la casa de mi amigo? un terremoto; mueren 50,000 personas. Kiarostami: “Fuimos en busca del chico, y lo encontramos. Pero también descubrimos algo mucho más importante: vimos la pasión por la vida de quienes lo habían perdido todo”.

Lunes 22 de agosto, 7:30 pm

A través de los olivos, de Abbas Kiarostami (Irán, 1994, 103’). “El laberíntico juego de espejos que se propone no ha de enturbiar la esencial constatación de que la película es antes que nada -y por primera vez en la filmografía de Kiarostami- una historia de amor” (Alberto Elena).

Lunes 29 de agosto, 7:30 pm

El sabor de la cereza, de Abbas Kiarostami (Irán, 1997, 95’). “–He decidido librarme de esta vida. ¿Por qué? No le ayudaría saberlo y no quiero hablar de ello. Si se lo contara no lo entendería. Bueno, no es que no pueda entenderlo, pero no puede sentir lo que yo siento. Puede simpatizar, entender, mostrar compasión. ¿Pero sentir mi dolor? No. Comprende mi dolor, pero no puede sentirlo. Por eso le pedí que fuera un verdadero musulmán y me ayudara. ¿Podrá?”

 

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