Christian Pacheco, corre porque tiene piernas y porque es huancaíno. Corre con sus zapatillas viejas de diez soles (como lo dijo en El Comercio) y un reloj para sus marcas que no vale nada. Corre en una cancha en mal estado que es usada hasta para torneos de box. Y casi no recibe apoyo de nadie porque nadie creyó en que podría ser un campeón ni siquiera su familia (solo su hermano) y menos la Federación de Deportes: “hablar de mi Federación es una pérdida de tiempo, mejor sigo demostrando con hechos y no palabras; ahora me seguiré preparando para los Juegos Olímpicos donde ya estoy clasificado”.
De niño lavaba carros para ayudar en casa donde vivía con ocho hermanos y su padre. Pero él tenía sueños y nada lo podría amilanar. Con sus apenas 1,62 centímetros de estatura, es casi siempre el más pequeño en todas las competencias, al que los otros deportistas VIP miran de reojo y subestiman. Pero Pacheco, huanca de pura cepa siempre lidera los torneos, es un correcaminos, sus piernas se mueven a velocidad cuántica. Y eso le ha llevado a ganar la maratón de Los Andes en Huancayo en el 2017 y 2018, donde consiguió el primer lugar, así como también ha roto en tres ocasiones el récord nacional en maratón y posee el récord panamericano que consiguió en Lima 2019 luego de llegar en el primer lugar con un tiempo de 2 horas 9 minutos y 31 segundos.
Y con todas esas, incluso un accidente por el que le pusieron seis puntos de sutura y contra las recomendaciones del médico, Christian Pacheco acaba de ganar el Panamericano de Santiago. Y aun así, ninguna autoridad del IPD, de la federación ni de la comisión de deportes del congreso fue a recibir al bicampeón panamericano en el aeropuerto “Jorge Chávez”. Él solo cargó sus maletas, tomó su taxi y se fue a un hotel pagando con plata de su propio bolsillo.
Pacheco, molesto ha dicho: “Qué puedo decir del apoyo al atletismo. Muchas veces he hablado del apoyo desde el Estado, la Federación o el IPD. Personalmente, creo que nunca va a cambiar. Creo que a ellos no les importa el deporte, ni los deportistas y mucho menos los atletas. Es una triste realidad que vivimos los peruanos. Esperar algo es una tristeza como deportista. Si yo participo en los Juegos Panamericanos o alguna otra competencia lo hago por mí, por mi familia y por Perú. Más allá, creo que es en vano esperar algo que nunca va a llegar, es la realidad del Perú”. “… al final yo como atleta tengo mis sueños y objetivos, es por eso que con ellos o sin ellos voy a seguir avanzando para mejorar mi marca y si Dios quiere buscar estar entre los primeros puestos en los Juegos Olímpicos de París”. (Infobae Perú).
No hay duda de que este campeón nació para ganar y como ha dicho en otra oportunidad, solo entrena al 50% porque tiene que correr en la calle, entre la gente y los carros, y cuando le preguntan qué música escucha para motivarse dice que la de Rocky y la sonrisa de su pequeña niña.