Christian, en su ‘Cueva’ más oscura

No es por hacer leña del árbol caído, pero sí da lástima ver que un futbolista talentoso, tal vez uno de los más relevantes de la última década, termine siguiendo los pasos de otros ex futbolistas como lo fueran Reimond Manco o ‘Kukin’ Flores, quienes tuvieron ese don que muchos ya quisiéramos tener en el balompié, de trabajar en algo que no les tomaba mucho esfuerzo, porque ellos ya nacieron con ese talento y el dinero ingresaba a sus cuentas bancarias como agua que simplemente tiene que discurrir por un arroyo.

El perfil de ‘Cuevita’ es harto conocido y no se requiere hacer un repaso de sus malas conductas extra futbolísticas. Todos sabemos perfectamente de qué pie cojea y es pública su inclinación hacia las fiestas y bebidas alcohólicas. Eso pasó, pasa, y pasará con él, así como pasó con muchos otros futbolistas que se toparon de un momento a otro con cifras exorbitantes de dinero y con un círculo maligno de amistades que le van celebrando cada decisión por más pésima y errónea que sea. Entonces, uno llega a una primera conclusión que mientras ese tipo de deportistas permanezca en un ambiente tóxico, ver un cambio verdadero en el trujillano de 31 años es tan lejano como pedir que las personas dejen de votar por el congresista más corrupto.

La magia de ‘Aladino’ solo duró hasta el año 2018 y esa lámpara ha quedado vacía desde entonces, esperando que el ‘genio’ retorne a su hábitat, sin embargo, todo parece indicar que las noches y los supuestos ‘amigos’ lo terminarán decantando por la vida bohemia y el derroche. Así, ¿qué otro club de futbol pondría la mirada en un jugador que es reincidente? Christian, de manera quizás inconsciente, sigue cavando su propia cueva, enceguecido por la aún opulencia que le permite un sueldo, pero no se requiere ser un adivino en cómo va a concluir su vida profesional.

Oportunidades en la vida siempre habrá, pero es de necios cometer el mismo error. En la selección peruana su gran mecenas fue el ‘Tigre’ Gareca, quien lo cobijó en su pecho fungiendo de padre adoptivo, brindándole una y otra vez un espacio para que demuestre todo su potencial, y así lo hizo, eso es irreprochable. Sin embargo, la gran mayoría veía que el único cable a tierra que tenía Cueva era precisamente el ‘Profe Gareca’, y tras la salida de éste el mediocampista se encontró nuevamente a su suerte.

Muchos jóvenes deportistas, más humildes y con muchísimo menos talento que Cueva, durante toda su carrera han luchado por al menos una sola oportunidad, una sola, que les permitan brillar con luz propia a base de disciplina y esfuerzo. Están ahí, en todos los rincones del Perú, esperando el llamado de un sponsor y un medio deportivo, o mejor aún, que sea el propio IPD que les brinde soporte, pero el tiempo pasa y muchos de ellos abandonan sus aspiraciones atléticas para ejercer otra profesión, esa que al final les va a llevar un plato de comida.

A modo de cierre, y como segunda conclusión, es constatar que no basta el talento para asegurarnos una vejez sin sobresaltos, sino que también resulta relevante cómo nos encontramos mentalmente, esa voz que nos diga día y noche que con tesón y empeño hasta la montaña más alta del mundo resulta alcanzable. Y si sumamos a ello un buen círculo social, algunas tentaciones pueden pasar de largo. Pero al final, todo depende de Cueva querer cambiar el curso de las cosas, solamente él puede decir hasta qué minuto se juega su partido.