Por: Jorge Paredes Terry
La reciente visita del presidente de China Xi Xing Ping y una gran y diversa delegación china al Perú ha generado un debate crucial sobre el rumbo que tomará nuestro país en el escenario internacional. Mientras China trae inversiones, tecnología de punta, comercio, ciencia y seguridad, Estados Unidos se presenta con promesas de chatarra: helicópteros Apache usados y vagones y trenes de hace 40 años, todo lo último solicitado por el alcalde de Lima, que con ese material en desuso quiere convertir a nuestra ciudad en potencia mundial.
Las inversiones chinas en el Perú no se limitan a proyectos de infraestructura, sino que abarcan sectores estratégicos como la minería, la energía, la tecnología y la agricultura. La tecnología china, en constante evolución, ofrece soluciones innovadoras para impulsar el desarrollo del país.
Por otro lado y lejos de cambiar su postura de mirarnos con el rabillo del ojo, como apestados, los Estados Unidos nos quieren amarrar a un pasado oxidado, lejos del rumbo que está tomando el planeta.
La oferta de helicópteros usados Apache y material ferroviario de décadas atrás no solo representa un riesgo para la seguridad nacional, sino que también genera un alto costo de mantenimiento y un impacto ambiental negativo. La obsolescencia de este material implica un retroceso en la capacidad de respuesta ante emergencias y una mayor dependencia de repuestos y tecnología extranjera, ningún gobierno local o nacional digno se cargaría tremenda mochila de obsolescencias.
Nuestra clase política desfasada, corrupta hasta el tuetano, cual zombis no dicen absolutamente nada al respecto.
Es hora de que la clase política peruana abandone la nostalgia del pasado y se enfrente con audacia a los desafíos del futuro. Debemos mirar hacia adelante y construir un Perú moderno, competitivo y con un futuro prometedor. La era del «patio trasero» ha terminado, y no debemos convertirnos en el botadero de la obsolescencia tecnológica.
Tenemos potencial y podemos ser un actor global, solo nos falta licenciar a estos parásitos.
Con una ubicación estratégica, recursos naturales y una población joven y dinámica, el Perú tiene el potencial de convertirse en un actor global. Para lograrlo, es necesario que la clase política tome decisiones estratégicas que impulsen el desarrollo sostenible y la integración con el mundo.
La elección es clara: un futuro brillante con China o un pasado oxidado con Estados Unidos.
Es hora de que el Perú tome una decisión estratégica que garantice su progreso y su futuro.