Opinión

«Chile y Lozano nos han derrotado», por Umberto Jara

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Por Umberto Jara

La debacle de la selección peruana se le está atribuyendo a Juan Reynoso pero el técnico es sólo una parte del problema, no es el problema de fondo. Es cierto que, desde el ámbito estrictamente futbolístico, Reynoso ha cometido errores que pueden resumirse de este modo: no ha sabido parar un equipo y cometió el yerro enorme de querer tener “originalidad” con sus ideas en lugar de continuar un rumbo ya trazado. Ante Chile pareció con un invento único en el mundo: jugó con cuatro laterales. Suponemos que en el papel Advíncula y Polo debían atacar pero defendieron junto a Corzo y Trauco. Nunca se ha registrado un partido con esa particularidad de tener cuatro laterales, peor aún, cuando por las bandas de Chile no subían Mbappé o Cristiano Ronaldo.

Algunos sostienen que no tenemos jugadores nuevos y que los actuales están veteranos. Es cierto, pero no es totalmente válido. Técnicos como Gareca, Markarian y Oblitas, cuando tuvieron que vérselas con alineaciones modestas, se las arreglaban para lograr un funcionamiento de equipo porque ese es uno de los roles esenciales de un buen entrenador: saber parar un equipo, tener una defensa ordenada y un desplazamiento coherente en cada línea de jugadores. Por supuesto que necesitamos nuevos jugadores, pero la razón de esta debacle no es exclusivamente por ausencia de nuevas figuras. Hay un dato incontestable: es el peor inicio en cinco eliminatorias. Significa que no se ha sabido parar un equipo en el campo. De ahí que Chile nos haya hecho dos goles similares con el balón pasando, precisamente, por donde debería estar parada la defensa como un muro.

Hay otro aspecto que no se puede dejar de lado. Se puede ser un equipo chico con una vieja gloria como capitán, pero no se puede dejar de lado la actitud valiente y digna. Si se pierde peleando, se entiende pero no se puede aceptar una derrota desde la mediocre actitud defensiva y temerosa. Significa que se está dejando de lado un logro de los últimos años: Perú daba pelea, de local o visitante, y el público soportaba la derrota porque se dejaba todo en la cancha. El equipo de Reynoso volvió a los tiempos de un Perú sumido en el temor y la mediocridad. Es un costo demasiado alto.

Pero el problema de fondo, el problema real no está en el campo de juego. El causante tiene un nombre destinado a las páginas policiales y judiciales: Agustín Lozano Saavedra, el que funge de presidente de la Federación Peruana de Futbol. Es la persona que, a punta de corrupción y junto a una banda que la fiscalía ha calificado como organización criminal, ha destruido el fútbol peruano.

Todo país que logra asistir a un Mundial, progresa en los años siguientes por el protagonismo logrado, por el dinero que recauda y por los auspicios que obtiene. Lozano y su banda se han robado todo el dinero que ingresó, y el que aún sigue ingresando, y han cometido la más grave atrocidad que se puede cometer en el fútbol: desmantelar el fútbol de menores.

La única manera de avanzar en el fútbol es ir formando jugadores que puedan tomar el lugar de los mayores en una carrera cuyo promedio de vigencia es de doce años. Por eso, es esencial el trabajo con los juveniles para ir generando nuevas figuras. Lozano cometió dos actos de barbarie: desmanteló el trabajo con juveniles para llevarse el dinero presupuestado y canceló a Ricardo Gareca, un técnico cuya esencial virtud es la de formar y jugar con futbolistas jóvenes. Lo que necesitaba el Perú, estaba aquí y Lozano lo suprimió.

Esa barbarie se resume en una frase que duele y duele muchísimo: entre 2019-2023 hemos perdido dos generaciones (Sub-15 y Sub-20) de futbolistas jóvenes y seguimos en esa ruta en un país que supo tener buenos jugadores porque existen y están en distintos lugares pero necesitan de una oportunidad y para eso se había diseñado un plan de trabajo con el futbol juvenil.

Reynoso se ha equivocado, y los errores son parte del fútbol. Pero el causante real de este retorno a tiempos tristes es Agustín Lozano y su banda. ¿Qué deberíamos hacer? Si realmente amamos el fútbol hay que actuar para que Lozano se marche. La fiscal de la Nación se hace la distraída con las graves investigaciones que están detenidas: reventa de entradas, enriquecimiento ilícito y organización criminal.

Si la fiscal de la Nación y sus asesores en la sombra protegen a Lozano, es hora de que todos hagamos algo para recuperar el futbol que es la alegría de los niños, los adultos, los abuelos y también es una fuente de trabajo para cientos de miles de peruanos.

¿Qué hace “la mejor hinchada del mundo”? Solamente banderazos en los hoteles. ¿Por que no marchar y armar banderazos ante el Ministerio Público para reclamar que de una vez se aplique la ley y concluya el ciclo delincuencial de Agustín Lozano Saavedra?

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