Volvieron a decir “No”. Los chilenos volvieron a rechazar la conformación de una nueva constitución por segunda vez consecutiva. Cerca del 55% de la población votante rechazó la propuesta.
Como se recuerda, en septiembre del año pasado, la población también rechazó una nueva constitución con el 62% de votos en contra. Después de aprobar una nueva Constitución en el 2020, y elegir a los miembros de la Convención para escribirla un año después,el país decidió finalmente, mediante un plebiscito obligatorio, rechazar la Carta Magna propuesta. En esa ocasión, la propuesta vino dirigida por los políticos de izquierda del país sureño.
De esta manera, tras no llegar a un acuerdo sobre un nuevo texto, el país continuará con la Constitución redactada por el ex dictador chileno Augusto Pinochet en 1980.
“Quiero ser claro: durante nuestro mandato se cierra el proceso constitucional”, dijo el mandatario de izquierda Gabriel Boric, quien desistió de participar en el proceso, en un mensaje el domingo en la noche. “El país se polarizó, se dividió y al margen de este contundente resultado, el proceso constitucional no logró canalizar las esperanzas de tener una nueva constitución redactada para todos”.
“Esto podría haber sido una posibilidad para que la gente volviera a creer en la política, en los políticos. Y eso no ha ocurrido”, dijo Michelle Bachelet, expresidenta de izquierda de Chile, en una entrevista previa a la votación. “Nadie intentará hacer una tercera versión de este proceso”.
Gladys Flores, una vendedora ambulante de 40 años, dijo el domingo que iba a votar en contra de la propuesta conservadora porque “nos van a quitar todos los derechos” y “van a bajar las pensiones”. Aunque la propuesta constitucional habría consolidado el actual sistema de pensiones chileno, criticado por sus pagos escasos, era poco probable que realmente redujera los pagos de pensiones o eliminara derechos de forma significativa.
En similar postura opinó ayer Rolando Moreno, administrador de 65 años de edad, quien votara a favor del rechazo, sosteniendo que el nuevo texto era un documento “partidista”. “Son políticos los que lo hicieron”, dijo. “Con esta gente no va a haber ningún cambio”.
En tanto, Felipe Agüero, politólogo que ha estudiado la transición de Chile a la democracia desde la dictadura militar que gobernó el país entre 1973 y 1990, dijo que el proceso constitucional era tenso porque la sustitución de la carta magna de la dictadura se había pospuesto durante mucho tiempo. Esto ha hecho que tanto la izquierda como la derecha estén ansiosas por aprovechar esta oportunidad única de influir significativamente en el futuro del país.
“Decidieron que teníamos que aprovechar esta oportunidad para cambiar las cosas a lo grande. Que era una oportunidad única en la vida”, dijo. Como resultado, “no hubo interés en alcanzar un consenso más amplio”, mencionó el politólogo.