Espionaje de alto vuelo. Lo que en un principio era el robo de unas cremas al final se descubrió que no solo se sustraían accesorios cosméticos, sino que también se venía extrayendo sistemáticamente información confidencial de las Fuerzas Armadas de Perú y Bolivia. La unidad de investigación de BiobioChile ha confirmado que existe un proyecto secreto del Comando Conjunto chileno destinado a husmear en las comunicaciones de ambos países vecinos.
Los hechos se remontan a inicios de 2014, cuando el teniente Maximiliano Arancibia, de la Primera Brigada Acorazada “Coraceros” del Ejército chileno, fue descubierto con más de 72 mil archivos clasificados en su poder. Los documentos estaban contenidos en 7 mil carpetas, al interior de un disco duro de un terabyte ingresado sin autorización. El dispositivo incluso estaba contaminado con virus informáticos.
Fue la noche del 14 de mayo de 2014 cuando uno de los capitanes de la repartición reclamó que le habían robado unas cremas cosméticas de alto valor. Las habían sacado de su habitación de soltero emplazada en el Casino de Oficiales.
Rápidamente dieron aviso a la Fiscalía Militar, lo que derivó en el encargo de diligencias a la PDI. La Brigada de Robos llegó al recinto militar al día siguiente. Las pesquisas dieron fruto.
En la habitación de Arancibia, los detectives no sólo dieron con las cremas que estaban contenidas en una caja, sino también con dispositivos no autorizados que levantaron inmediatamente sospechas de su contenido. Entre ellos, figuran un pendrive y un disco duro de un terabyte. Todos ellos fueron incautados por personal de la Oficina de Seguridad Militar.
Entre los ficheros aparecen planos, antecedentes de inteligencia e incluso una carpeta rotulada “HIKO” que contenía compendios de comunicaciones respecto del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas del Perú. El grueso de lo hallado, sin embargo, está relacionado a Caliche, un proyecto top secret del Ejército en el que trabajaba Arancibia.
En buenas cuentas, se trata de una maquinaria implementada por el Pelotón de Guerra Electrónica, cuyo sistema informático fue adquirido a DRS, empresa estadounidense, por un monto total que hasta hoy se mantiene en reserva.
¿El objetivo? Husmear en las comunicaciones de países limítrofes, principalmente de Perú y Bolivia, mediante la interceptación de radio-frecuencias.
Una vez conocido el contenido del disco duro, las alertas se encendieron. Inmediatamente se dispuso una investigación sumaria en la que quedó al descubierto que las medidas de seguridad fueron vulneradas en más de una oportunidad por Arancibia.
Sobre él, colegas dijeron sospechar que estaba “almacenando demasiada información, dinero y otras especies”. Incluso pusieron en conocimiento de su superior que éste mantenía conectado de manera irregular un disco duro en los servidores dedicados especialmente para Caliche.
Proyecto Caliche seguiría operando
Requeridos por la Unidad de Investigación de BioBioChile, desde el Ejército de ese país detallaron que “Maximiliano Arancibia no es parte de la Institución desde el año 2018”.
“Referido a los demás antecedentes solicitados, y debido a que el proceso judicial aún se encuentra en curso, no le corresponde a la Institución referirse a los detalles que puedan ser objeto de investigación y/o futuras diligencias”, añadieron.
Y sentenciaron: “Finalmente, cabe precisar que el proyecto en comento fue desarrollado por el Estado Mayor Conjunto, dependiente del Ministerio de Defensa Nacional, y las capacidades correspondientes para el Ejército se encuentran en uso”. Esto último indicaría que el programa “Caliche” sigue vigente generando información de las FF.AA. de Perú y Bolivia.